En un mundo donde el desprecio y la hostilidad reinan, Evans y Nicole se encuentran atrapados en un juego de odio y desafío constante. Evans, un hombre frío y mujeriego, nunca ha creído en el amor, hasta que Nicole, una sexy y decidida doctora, entra en su vida desbaratando todas sus certezas. A pesar de sus diferencias y de su mutuo desagrado, ambos se ven irresistiblemente atraídos el uno hacia el otro.
Nicole, centrada en su carrera y determinada a no dejarse pisotear por ningún hombre, se ve obligada a enfrentar sus propios prejuicios cuando la presencia de Evans la desafía de formas inesperadas. Por otro lado, Evans se ve forzado a confrontar sus propias barreras emocionales y su reputación de hombre frío cuando se da cuenta de que Nicole es mucho más que una simple colega.
A medida que la tensión entre ellos aumenta y las chispas vuelan, ambos se ven obligados a cuestionar sus creencias y a enfrentar sus propios miedos. A pesar de sus reticencias iniciales, comienzan a descubrir que tal vez, detrás de su enemistad, se oculta una pasión y un deseo que ninguno de los dos puede negar.
Entre enfrentamientos ardientes y momentos de ternura inesperados, Evans y Nicole se embarcan en un viaje emocional tumultuoso, donde el amor y el odio se entrelazan de formas complejas y sorprendentes. ¿Podrán superar sus diferencias y encontrar la redención en los brazos del otro, o su amor está condenado a arder en el fuego de su propio desdén? "Entre el Odio y el Amor" es una historia apasionante que desafía las expectativas y nos sumerge en un torbellino de emociones y deseos contradictorios.
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Capítulo 16 Efectos secundarios
Nicole
—Que diablos pasó anoche, para que me hago la tonta; sé muy bien lo que pasó. Me acosté con Evans, bueno, sigo acostada con él, ya que me desperté con él abrazándome. Son las 6 de la mañana, trato de safarme de su agarre, joder, hasta durmiendo es fuerte. No quiero que se despierte, me moriría de vergüenza. Antes de pararme de la cama, lo miro una vez más y no puedo evitar ver las marcas de mis uñas por toda su espalda y parte de sus brazos, sin contar los chupetones que le dejé. Me visto rápido sin hacer ruido y salgo de su departamento sin que nadie me vea. Pero ya dije, la suerte no está de mi lado.
Me encontré con la vecina.
X
—¡Qué indecente estás! No son horas de llegar, y menos vestida de esa manera. No puede ser, eres una cualquiera, una mujer decente jamás se dejaría hacer esos chupetones. Usted y el vecino son tan para cual.
—Mire señora, hoy estoy de muy buen humor y usted no me lo va a arruinar. Usted dice eso porque hace años nadie le da una cogida que la deje sin caminar. Y lo que haga con mi vida y mi cuerpo no es asunto suyo. Tenga sexo y vera que se le quita lo amargada, porque ni el vecino ni yo tenemos la culpa de que a usted nadie la coja. Búsquese un marido y deje de estar molestando a los que sí tenemos sexo, con permiso.
X
—¡Qué grosera! ¿Cómo se atreve a hablarme así? Los jóvenes en mis tiempos eran más educados y conservadores. Pero esta juventud de ahora está perdida. Pero no negaré una cosa que dijo, es que si estoy falta de sexo y ya con los juguetes, ahora estoy segura que fueron ellos que los mandaron, no me llenan. Son 15 años sin sexo.
Nicole
—Que mujer, se le nota la falta de sexo. Pero bueno, yo no tengo la culpa. Tengo que bañarme, pero antes voy a ver si mis amigas están en casa. Como lo supuse, la fiesta para ellas sí fue buena. Bueno, hasta para mí. Pensé que llegaría a casa y dormiría, pero no, dormir con el "come limones" no ayuda mucho. Si no estuviera tan borracha, usaría las escaleras, pero sé que a mitad me caería. Además, vivo en el último piso. No es sexy subir tantos escalones y menos borracha. Ya me bañé, me puse una crema para el chupetón. Voy a la cocina por algo de desayunar y la resaca, cuando veo que llega Carla.
—Vaya, la fiesta como que se alargó.
—Cállate y dame algo para la resaca. ¿Dónde está Bella?
—Bueno, como ves, no está aquí. Aún no ha llegado.
Bellas
—Buenos días, chicas.
—Vaya, vaya. La fiesta para ustedes se alargó. Cuéntenme todo.
—Sí, pero primero nos vamos a cambiar.
Carla
—Bueno, como ya se deben imaginar, me fui con Cristhian. Saben que desde que lo vi, me flechó. Ya tenemos tiempo coqueteando y anoche, el alcohol hizo cosas, y nos fuimos a su casa. Lo que pasó, ya se lo imaginan.
Bella
—Tú anoche estuviste de cupido, y Steven se animó. Y bueno, el alcohol, como dijo Carla, hizo cosas. Y tú, ¿qué hiciste después de la discoteca?
Nicole
—¿Qué más voy a hacer? Volví a casa y dormí sola en mi fría cama.
Carla
—Mientes. Pasé por tu habitación, y tu cama está como mismo la dejaste anoche. Así que habla, ¿dónde pasaste la noche?
Bella
—Carla tiene razón. Tú nunca haces tu cama tan temprano. Y, ¿qué tienes en el pecho?
—Se equivocan. Hoy me dio por hacer la cama. Lo que tengo aquí es una crema, porque dio una alergia. Bella, no te acerques, no me la quites.
Bella
—Sí, gran alergia, Nicole. No somos tontas. ¿Dónde pasaste la noche, o mejor dicho, con quién fue?
Nicole
—Bien, les diré solo si me prometen que no gritarán ni le dirán a nadie.
—Ok, no diremos nada, pero no creo que a nadie le importe que tuviste sexo.
—No es que tuve sexo, sino con quién fue. Con mi enemigo.
—Tú no tienes enemigo, ¿de qué hablas?
—Tonta, fue con Evans.
—¡¿Quéééééééééééééééééééééééééééééééééééé?! Cuenta todo.
—Ya les habia contado todo y esas estupidas les dije que no gritaran y fue lo primero que hicieron ash las odio