EL AMOR DEL CEO

Siéntate hijo, tomate una copa conmigo. – Dice el señor Alejandro con expresión triste.

- Papá, por favor no hables así, pareciera que eres un viejo solo y abandonado, mamá regresa la próxima semana. -Menciona Dante con fastidio su padre es demasiado dramático para su gusto.

- Que cruel eres, por cierto, parece gustarte mucho tu anillo. – Responde alegre es señor Alejandro, si molestar es lo que quiere él también puede.

- Me gusta más la razón por la que lo uso. – Responde Dante tranquilo, parece que a él nada lo perturba.

- Bueno eso es cierto. – Menciona bajito el señor Alejandro, su hijo es muy difícil de vencer, pero si está seguro de que lo que ha dicho es cierto, casi se podría decir que ese anillo representa toda la felicidad de Dante.

- Bien, ¿para qué me llamaste?, sabes que estoy muy ocupado. -Pregunta Dante irritado.

- No puede simplemente querer tomar una copa contigo. – La pregunta es respondida por una mirada llena de irritación por parte de Dante. – ya, ya está bien te llame por dos cosas.

- Dime

- Oscar Ferrer estuvo aquí y menciono a su hija para acompañarte como parte del equipo asesor.

- Ni pensarlo. -Responde Dante inmediatamente sin una pizca de duda en su voz.

- Ya lo sé, es solo que seguramente causaran problemas en la junta. Por eso quería prevenirte porque seguramente al rechazar esa idea, también querrán proponerla para la dirección en tu ausencia.

- Seguramente pero no te preocupes ya sabre como manejarlos y ¿qué es lo otro?

- Bueno, ¿estás seguro de lo que vas a hacer?

- Pensé que estabas de acuerdo.

- Lo estoy es solo que es muy peligroso y además tu no estabas muy contento que digamos.

- Sigo sin estarlo, pero ya me comprometí, sabes que nunca me retracto.

- Lo sé, pero no estaba de más preguntar, por cierto, también supe lo del director Suarez.

- No te preocupes por él, sé que es un hombre de principios y muy leal a la familia así que hablare con él.

- Muy bien eso era todo, ya puedes irte. – Dice Alejandro con una fingida expresión de tristeza.

- Ay ya viejo, no pongas esa cara vamos a tomarnos esa copa, le escribiré a mi madre que apresure sus asuntos y vuelva o terminaras tirándote por el balcón, no te da vergüenza.

- Por favor, pero mira nada más, mejor no me hagas hablar, ambos sabemos que no te conviene.

Dante observa a su padre con una expresión distorsionada, no puede creer que ese hombre pueda decir eso en voz alta, pero mejor no lo reta, su padre puede ganar esta vez.

- Ya deja de hablar y vamos por la copa, ¿Cuándo regresa mamá?

- Jajajajajaj eso me parece mejor, cambia el tema.

Dante ya no dice más y se van a tomar la copa mientras hablan de la madre de Dante que está fuera de la ciudad por negocios y a la que su esposo, ya extraña demasiado no la pudo acompañar por todo lo que está pasando, pero pensándolo mejor debió irse con ella, está claro que Dante no lo necesita.