En esta nueva vida, dejaré una huella.
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Entrega
Sali de la sala y comencé a buscar, aunque lo gracioso era que no sabía a quien buscaba, en el capítulo no había mucha descripción física, solo decía que tenia unos profundos ojos rojos. Asi que pienso que mas de algún joven noble me confundió con alguna acosadora al estar tan pendiente de los ojos de los caballeros.
Hasta que escuche una voz de una señora mayor.
- Duque lo esta esperando su madre en el carruaje.
- Muchas gracias madam.

Lo seguí por un pasillo y por otro, pero lo perdí, aunque por lo menos ya había memorizado su rostro. Y si tenía unos profundos ojos rojos y era muy guapo, aunque todos en este lugar son muy guapos y muy varoniles.
Paso cerca de unos veinte minutos y volví a la plaza para esperar el carruaje.
En un mes sabría los resultados asi que me daría el tiempo suficiente para contactar al duque de forma anónima.
Comencé a salir todos los días al pueblo con mi carta siempre en el bolso, me ofrecí para todos los mandados y mi madre hasta pensó que tenia novio o al menos un pretendiente.
- Recuerda que si te casas no podrás estudiar en la academia.
- Madre es mas probable que me haga monja a que me case.
- Bueno si te haces monja creo que no tendría problemas.
Una tarde en la pastelería vi al hombre que he estado buscando como una loca durante casi tres semanas, se encontraba sentado frente a una mujer mayor, que pertenecía a la fundación que apoyaba a las mujeres en la academia, por su parecido, supuse que era su madre.
Había repasado mil escenarios en mi mente de como entregarle la carta, pero ahora estaba casi en blanco. Asi que me di un golpe en las mejillas y entre en la pastelería, observe el lugar y me desespere cuando vi que a la señora le quedaba poco de su te, porque significaba que se iban a ir, asi que me pare rápido de mi asiento, me llene de valor, adrenalina y miedo al mismo tiempo, creo que nunca había tenido tantas emociones al mismo tiempo, ni si quiera si juntaba todas las escasas emociones que tuve en mi otra vida.
Me acerque y “accidentalmente” deje caer un vaso de agua cerca de los pies del duque, aunque para mi mala suerte el agua saltó hacia mi vestido y no era agua sino chocolate caliente por lo que quede sucia y manchada. Pero por lo menos, me había acercado a ellos y en un movimiento que fue digno de un superhéroe deje la carta en su carpeta.
- Señorita, señorita, ¿me escucha? está bien.
- Si madam, muchas gracias, solo un poco apenada por el chocolate, en este lugar todo es muy sabroso y no muy dulce lo que es bueno.
- Viste hijo, yo también lo creo señorita es muy agradable la pastelería, pero no deja la sensación de azúcar en la boca.
- Madam me retiro a cambiarme que tenga una buena mañana.
- Igualmente, señorita.
Sali rápido del lugar, no fui capaz de mirar al duque a la cara. Ahora solo me queda esperar.
- Que amable la jovencita
- ¿Quién?
- La señorita que salió.
El duque casi no había notado la presencia de la joven, la verdad es que su cabeza estaba llena de asuntos relacionados a la administración de la mansión, el cuidado de sus pequeños hijos, sus viñedos, los asuntos del reino y decenas de asuntos que requerían su atención, que ni si quiera sabia de lo que su madre le hablaba.
ahre caliente pero si ,me enferma esa frase