No Eres Mi Verdad

En absoluto silencio Eduar tomaba su café, en su pequeña oficina, cuando el sonido del teléfono lo interrumpió.

- Hola- contestó de inmediato.

- Buenos días, señor Eduar, le llamamos de la Comisaría 15 para informarle que una patrulla va a trasladar a la culpable del asesinato de su padre a nuestras instalaciones en los próximos minutos- dice un oficial de la policía.

- Muchas gracias por la información- cuelga rápido el teléfono.

La desilusión gobernaba en el corazón de Eduar, antes de verme tras las rejas quería verme fijamente a la cara, y descargar su rabia, subió a su auto y fue a mi casa, una lluvia de emociones giraba a su alrededor, el tránsito en la ciudad era caótica y esto hacía que sus ansias de verme lo enfurecieran más. Tomó otra carretera para cortar camino, quería decirme muchas cosas, pero no sabía por donde empezar, él quería que fuera más que su amante, quería que fuera una parte de su vida, pero sus ilusiones fueron más allá de lo imaginable.

Cuando estaba por llegar a mi casa, paró una cuadra antes, para observar con atención lo que pasaba y pensar un poco, cuando vio que un policía me sacaba esposada, bajó del auto, a pasos ligeros se acercó, nadie lo vio venir y se vino contra mí, me dio una gran bofetada, la piel de mi rostro sonó tan fuerte a causa del golpe, si no estaría esposada no lo pensaría dos veces, le quitaría la vida por haberme puesto la mano encima, entiendo que le quite a un ser querido, pero no se da cuenta de que le hice un favor a la sociedad podrida por tipos como el difunto de su padre.

- ¡No tenías derecho de matar a mi padre!..., ¿por qué lo hiciste Ariana?, dime... - me grito con toda su furia.

No le respondí nada solo veía como se ponía como loco, intentando buscar alguna respuesta de mi parte.

- Me duele ver como me has engañado todo este tiempo, no sos más que una zorra astuta que todo lo que toca lástima- una vez más gritó muy fuerte.

El policía al ver que Eduar no se controlaba con sus ataques, lo apartaron de mi.

- Si piensas que te voy a pedir perdón, pierdes tu tiempo, desde un principio te dije que te alejes de mí, no quisiste escuchar, ahora no me eches la culpa si te sientes decepcionado- dije.

- Ariana te amaba, desde un principio debí darme cuenta de que eras una maldita enferma, ahora pagarás por el doble daño que me has causado.

- Ja, ja, ja... te ves tan ridículo haciendo el papel de decepcionado, ¿por qué no haces algo mejor con tu vida y desapareces de una buena vez?.- dije clavando mi mirada en la profundidad de sus ojos.

- Te amé con locura, pero nada de eso te importó.

- Te recuerdo que te prohibí enamorarte de mí, no me escuchaste, si estás sufriendo ahora no es por mi culpa, sino por no saber controlar tus sentimientos, pero ahora puedes estar tranquilo, pasaré un buen rato fuera de tu vida.

- El amor puede doler, pero es lo único que nos mantiene vivos.

- Que linda analogía, entonces estás acabado, porque aunque intentes odiarme, ya estoy metida en tu corazón, vendrás a buscarme porque al final logré impregnarme en tu piel y ese será tu castigo.

- Eres una maldita loca, ojalá te pudras en la cárcel, debí dejarte caer de aquel balcón aquella madrugada, así dejarías de maltratar a aquellos que te quieren.

Ninguna de sus palabras eran hirientes, el policía no dejó que dijera más, abrió la puerta de la patrulla y me subió, por la ventanilla veía como Elián lloraba, se tomaba de la cabeza y caminaba de un lado al otro, queriendo que todo fuese una pesadilla. Los monstruos en mi interior gozaban de este momento, ver a Eduar destruido era como disfrutar de un dulce caramelo. Mientras yo me iba tranquila a la comisaría, Eduar recordaba todos los encuentros buenos que habíamos tenido, su cuerpo extrañaría el mío, sus labios extrañarían mis besos lujuriosos todo había terminado para él, en cambio, para mi siempre habría alguien más.

Elián cuando llego a su trabajo le informaron que unos agentes fueron en busca de la homicida del señor Ferreira, él era el encargado de esa misión, pero sus colegas se adelantaron, porque el venía retrasando su trabajo, fue a su oficina muy molesto y empezó a tirar sus cosas, no quería verme bajo las rejas, en poco tiempo había aprendido a amarme, estaba dispuesto a dejar todo por estar a mi lado.

Él creía que detrás de toda esa sensualidad que tenía, había algo más cálido que podía ofrecer y el quería descubrirlo, salió enloquecido del departamento de policía para ir a ver lo que me estaba sucediendo, giro su mirada y vio como uno de sus colegas me bajaba del auto, fue corriendo donde nosotros, nos miramos por unos segundos, lo odiaba en ese momento, quería golpearlo, sacarle esos ojos hermosos que tenía, pero no podía.

- Ariana, ¿estás bien?- me preguntó angustiado.

- No vuelvas a dirigirme en tu puta vida ni una palabra Elián- le dije muy enojada. Por su culpa estaba en esta situación, realmente hizo muy bien su trabajo. No me enojaba que me ponga bajo rejas, porque ese es su trabajo, lo que me molestaba era su cobardía, si sabía que era culpable ¿por qué no acudió él mismo a sacarme de mi casa desde un principio?; sin embargo, vino a meterse en mi cama y a ofrecerme su ayuda, por primera vez había creído en alguien, creía que podía sacar todos mis miedos que me hacían estar de pie, a pesar del odio que sentía por él.

Le dio la orden a su colega para que me dejara con él unos segundos antes de meterme a las oficinas para declarar mi culpabilidad.

- ¡Ariana déjame explicarte por favor...!- dijo intentando justificarse.

-Si sabías que estaría aquí, ¿por qué salvaste mi vida?, ¿por qué viniste a robarme la tranquilidad con la que subsistía?

- Por qué mereces conocer la felicidad antes de partir de este mundo.

-Ja, ja, ja..., no me hagas chistes tan temprano Elián- reí sin control en su cara- Tú conocías mi verdad, sabías que era provocadora, venenosa y asesina, eso no cambiará, este mundo es una mierda al igual que vos y yo, si piensas que le hace falta felicidad a mi vida, pues la conoceré el día que no vuelva a ver más tu cara.

- Ariana, admito mi error, hace varios días descubrí de lo que eres capaz, pero todo tiene una justificación, déjame ayudarte por favor.

- Si no quieres terminar arruinado como Eduar, lo mejor será que te olvides de mi existencia.

Esas palabras fueron muy duras para Elián, sus ojos se cristalizaron, contenían unas pequeñas lágrimas, sentía como si le estaría terminando una relación, relación que nunca comenzó.

- Al principio fue solo sexo, solo quería coger desenfrenadamente, porque para eso sos muy buena, pero después empecé a verte con otros ojos, quería hacer muchas cosas contigo y aún las quiero hacer, porque sigo pensando que eres mi destino.

En silencio recordé el día que hable con él del destino, cuando no movía nada en mí, cuando el suelo en el que pisaba solo me sostenía a mi y solo a mi.

- Eres uno de los peores amantes que tuve, que bueno que ya terminó todo, ya no quiero escucharte más, hazme el favor y llévame a mi celda, no quiero tener una recaída en tu frente- dije dando unos pasos golpeando mi hombro contra el suyo para repugnarlo.