La Niñera De Niños Del Ceo

Está resultando difícil esquivarme de los besos o del golpe en mi trasero que Lincoln quiere darme cuando me ve, no sirve de nada advertirle para que tenga cuidado de que los niños no lo vean, parece un niño, lo que se le dice entra por un oído y le sale por el otro.

Después de la cena fuimos a la sala a jugar mientras veíamos dibujos en la nueva televisión, ya que el pillo de Lincoln rompió la otra.

Liana - Mamá, ¿qué tiene pelo y cuatro patitas? - estamos jugando a las adivinanzas y cada vez que se responde incorrectamente, el que responde mal tiene que dar un beso a todos, por supuesto esta parte la inventó mi "jefe" y no es difícil imaginar que él siempre responde incorrectamente a propósito.

Lincoln - Y ¿cuántos besos vale esta pregunta hija? - pregunta sonriendo a su hija sabiendo que voy a fallar porque sus preguntas siempre tienen varias respuestas, pero vale la que ella considera correcta y mis respuestas siempre están equivocadas.

Liana - Un montón, papá - dice abriendo los brazos haciendo el gesto del montón.

Liam - Genial, mamá va a fallar - dice emocionado a mi lado.

Júlia - Esta vez no te ganarán besos, voy a acertar, es muy fácil - digo y ella me mira con las manos en la cintura como diciendo ¿estás segura?

Liam - Dilo de una vez, mamá.

Júlia - Es un gatito - digo y mi astuta hija comienza a reír.

Liana - No, bobita, es un perrito lindo - dice y todos celebran, no aguanto y comienzo a reír. Los niños se lanzan sobre mí, los beso y cuando levanto la cabeza, Lincoln me roba un beso.

Liam - Papá besó a mamá - grita mi príncipe y Liana nos mira fijamente.

Liana - Vi que fue en la boca.

Júlia - No en la boca, fue en la mejilla Liana - digo fulminando a Lincoln que solo ríe - ahora vamos a cepillarnos los dientes y a dormir.

Lincoln - Deja que yo los llevo y tú guarda los juguetes de la sala besucadora - me provoca alzando a los niños.

Liam - ¿Mamá es besucadora, papá?

Liana - Sí, Liam, pero solo puede besarnos a nosotros, ¿verdad, papá? - ella no dijo eso, ¿verdad? No sé por qué me sorprendo aún con Liana.

Júlia - Vayan antes de que el bichito de la caries visite sus dientitos - salen jugando mientras yo comienzo a recoger algunos juguetes y guardarlos en el cesto que está aquí en la sala. No pasan dos minutos y suena el timbre, extraño a esta hora. Miro el reloj y ya son las nueve, no interfonaron, debe ser alguien conocido, después de todo, aquí es un condominio de lujo rodeado de seguridad.

Voy hasta la puerta y abro, trago saliva cuando me encuentro con Soraya, hermosa y alta, en la puerta. Ella pasa por mí sin pedir permiso ni saludarme, ¿por qué debería hacerlo? Va hasta la sala y solo entonces se voltea hacia mí.

Soraya - ¿Qué mierda de desorden es este? - dice mirando los pocos juguetes que quedan, no me dio tiempo de recogerlos todos.

Júlia - No sé si recuerdas, pero esta es una casa que tiene dos habitantes de tres años de edad, así que es normal tener juguetes esparcidos y la casa desordenada - trato de explicar, ella finge no oír.

Soraya - Antes de ti esto no sucedía, debe ser culpa tuya por no poner reglas a esos mocosos - dice y dan ganas de saltarle al cuello.

Júlia - No te atrevas a hablar de los niños - digo entre dientes para no llegar a insultos.

Soraya - No me importan esos mocosos, ¿dónde está Lincoln?

Júlia - No sé si te diste cuenta, pero seguramente no está aquí con nosotras - digo encogiéndome de hombros, no voy a llamarlo. Quería decir que es solo porque no soy su empleada, pero debe ser por temor de que se encierren en la oficina, no sé, maldita sea, dije que confiaría, pero no puedo.

Lincoln - María Julia, ¿por qué tardas? - se acerca a mí, pero se detiene cuando ve a Soraya cerca del sofá, él la mira a ella y luego a mí y suspira, estoy observando para ver qué va a decir cuando un huracán pasa junto a mí casi haciéndome caer y va hacia los brazos de Lincoln, que en un rápido movimiento evita el beso.

Lincoln - ¿Qué demonios es esto, Soraya?

Soraya - ¿Qué ocurre? No entiendo, ¿y puedes no tratarme así delante de la criada? - dice entre dientes, yo me quedo quieta observando su interacción.

Lincoln: María Julia, Soraya no es tu criada, respétala, no voy a permitir eso dentro de mi casa. - No sé si era lo que me gustaría escuchar.

Soraya: Está bien, cariño, no vine a hablar de ella. Mi secretaria me avisó que fuiste a verme y no me encontraste, estuve en el estudio todo el día, así que pensé en venir a verte y aprovechar para dormir juntos - dice acercándose más a Lincoln. Yo trago saliva, no puedo apartar la mirada mientras él me mira, sin saber qué hacer, así que decido por él.

María Julia: Voy a ver a los niños - digo pasando junto a ellos, pero soy detenida por las manos de Lincoln que sujetan las mías.

Lincoln: Espera, amor - dice, haciendo que los dos abramos los ojos como platos - primero, no fui a buscarte, Soraya, fui a dar la bienvenida a los nuevos, segundo, no vas a dormir aquí, no hemos tenido nada por un tiempo y no lo tendremos, y no vengas a mi casa, a Júlia y a mí no nos gustan las visitas no deseadas, ahora retírate, necesitamos acostar a nuestros hijos.

No puedo ni parpadear, la ira de Soraya es tan grande que si pudiera levantar las manos podría tocarla, ella no dice nada, simplemente se va.

Lincoln: No me gusta que no sientas celos de mí - dice inclinándose para besar mi cuello.

María Julia: ¿Y qué esperabas, señor Lincoln? - decido provocarlo también, no puedo creer que esperara un ataque de celos por mi parte, aunque lo único que haría sería salir de la habitación - ¿Que te agarrara del pelo y echara a tu ex pareja?

Lincoln: Sí, amor, y que salieras gritando "este hombre es mío", porque soy completamente tuyo - dice besándome y agarrándome firmemente por la nuca, y solo en este momento mi cuerpo se relaja.

María Julia: No soy tuya, cariño - digo saliendo de sus brazos, él me mira estático mientras retrocedo, y antes de pensar en darme la vuelta e irme hacia las escaleras, él se lanza sobre mí, cargándome en sus hombros como un hombre de las cavernas, grito cuando empieza a darme nalgadas - ¿Qué crees que estás haciendo, Lincoln?

Lincoln: Dándote unas palmaditas - dice dándome otra nalgada, en lugar de odiarlo, gimo - Cálmate, María Julia.

Liam: Mamá, ¿te lastimaste el pie? - pregunta cuando entramos a la habitación.

Liana: Papá, pon a mamá Júlia en la cama para que cuidemos su pie - él hace lo que la dueña de la casa le pide, respiro aliviada.

Lincoln: María Júlia solo estaba siendo perezosa, hijos, vamos a cuidarla para que pueda dormir, mañana hay clases.

Liana: Mamá, ¿cómo puedes ser perezosa si dices que es feo ser perezoso?

Liam: ¿Puedo ser perezoso para ir a la escuela?

María Julia: No, señor, ahora vamos a dormir - digo mientras acaricio a los niños. Lincoln les cuenta una historia y no tardan en dormirse.

Él lleva a Liam a su cuarto, yo termino de cubrir a Liana y apago la luz de la habitación, dejando solo encendida la lámpara de noche.

Lincoln: Ven, mi pequeña Blancanieves, te daré un baño - dice llevándome a su habitación, pero lo detengo para que no me haga entrar.

María Julia: No voy a entrar ahí, Lincoln - digo, él suspira profundamente y me lleva de vuelta a mi habitación, vamos a mi baño, desafortunadamente recuerdo algo desagradable - ¿Ya te has acostado con alguna aquí?

Lincoln: No, amor - dice tragando saliva - María Julia...

María Julia: ¿En qué número soy, Lincoln? - pregunto mirándolo a los ojos - ¿Con cuántas niñeras te has acostado?

Lincoln: Han sido seis niñeras en dos años desde que me separé - dice después de un rato - contigo es diferente.

María Julia: ¿Cómo puedes estar tan seguro de que será diferente conmigo? - pregunto con voz temblorosa y miedo a la respuesta.

Lincoln - Porque es más que sexo Maria Júlia, porque lo que siento por ti va más allá del cuerpo, solo confía en mí amor - me dice besándome. Lo abrazo y le correspondo el beso. Él levanta mis brazos y comienza a quitarme la ropa. Intento no avergonzarme de mi cuerpo porque sé que todos somos perfectos a nuestra manera. Con cada prenda que se iba, él besaba mi cuerpo como si me estuviera marcando, tomando posesión de lo que es suyo. Él hace lo mismo con su ropa, quitándose prenda por prenda. Trato de no abrir los ojos demasiado cuando veo su miembro, grande, grueso y completamente duro, pero creo que no disimulé bien, porque él sonríe. Él será mi segundo hombre y por su tamaño estoy segura de que dolerá.

Júlia - No sé si estoy lista para soportar todo esto - le digo. Él se acerca hacia mí y sujeta mi rostro mirándome a los ojos.

Lincoln - No va a suceder ahora. Vamos a tu ritmo. Cuando tenga que suceder, estarás lista y será perfecto amor - dice y me besa. Siento su miembro duro contra mi estómago. Tengo miedo pero al mismo tiempo lo quiero dentro de mí. - Ven amor, como dije, vamos a tomar una ducha.

Él dice y se gira para abrir la ducha. Luego nos moja y después pasa la esponja suave con jabón por mi cuerpo. Me apoyo en su cuerpo y apoyo mi cabeza en su pecho. Conforme él baja la esponja por mi abdomen, mis piernas se abren automáticamente para él. Cuando frota la esponja cerca de mi punto, sin saber qué me espera, anhelo eso. Cuando pasa la esponja suavemente por mi intimidad, gimo, pero él no se detiene allí. Sube la esponja nuevamente y la pasa por el pezón erecto de mis senos. Siento su erección goteando en mi espalda.

Júlia - Lincoln - gimo suavemente. No sé dónde dejó la esponja, pero baja la mano que sostenía la esponja de baño hacia mi punto y comienza un masaje circular lento. Luego, distribuye besos por mi hombro, llegando a mi cuello, que ya está enjuagado porque todavía tenemos la ducha encendida. Que el planeta me perdone. Siento que mi intimidad se moja completamente. Lincoln también parece darse cuenta y para asegurarse, lleva dos dedos a mi entrada.

Lincoln - ¿Quieres acabar amor? - me pregunta al oído. No puedo controlarme y gimo cuando introduce los dos dedos en mí lentamente. - Tus gemidos son como música para mis oídos.

Júlia - Por favor Lincoln - no sé por qué estoy rogando, pero siento la necesidad de hacerlo. Él comienza un movimiento rápido de entrada y salida en mí, mientras su otra mano aprieta mis senos y su boca chupa, muerde y besa mis hombros y mi cuello.

Lincoln - Acaba para mí amor - dice, y no puedo resistirme y me deshago en sus dedos nuevamente llamando su nombre. - Te ves tan hermosa acabando amor, especialmente cuando gemas mi nombre.

Él dice y solo ahora me doy cuenta de que pasé todo este tiempo con los ojos cerrados y Lincoln mirándome todo este tiempo a través del vidrio reflectante de la ducha. Ya tenía la cara roja y ahora está aún más roja. No sé si es bueno o malo, pero quiero más, deseo y anhelo más. Y eso es muy peligroso. Espero tener a alguien para apoyarme si caigo, porque la caída puede no ser bonita.