Élite. Amor, Pasión Y Determinación.

Gia caminó hacia los gritos y fue rescatada de aquel lugar precario, observo al capitán Johnson y a la capitana Rivers, también.

—Me sorprendes Montgomery, de verdad me sorprendes. —Duce Rivers y Gia levanta la cara con orgullo, porque esto no es para nadie más que para ella misma, lo pudo hacer, una niña de cuna sobrevivió en el Amazonas.

—Vamos, Montgomery, el cuartel te espera. —Gia asintió y siguió caminando hasta el helicóptero.

Horas después estaban en Estados Unidos y todos la veían con otros ojos, muchos fueron y pocos regresaron, pero ella lo logró y aquí está dejando el apellido en alto.

—Hey, tu Pequeña soldado, tu habitación te espera. —Le dijo una de sus compañeras de habitación, la misma que le había hecho mala cara por creer que era una caprichosa y nada más.

Desde ese día ellas tres eran más unidas, se podía decir que eran amigas por lo juntas que estaban, pero para Gia sería difícil volver a confiar, sus supuestas amigas la traicionaron.

Cinco meses cumplió Gia, en el cuartel, y las pruebas serían pronto, para poder determinar si era parte de la Élite o era otra fracasada más.

Gia ahora era más fría y más desconfiada, quería ser una mujer fuerte, una mujer y no la niña que se dejó engañar.

¿Seguía queriendo a Tomás? Pues sí, se mentiría si dice que lo olvidó tan rápido, pero así como cultivo ese amor, podía arrancarlo de ella y lo haría.

Gia estaba feliz porque vería aunque sea un rato a su hermano, él prometió que vendría a ver su prueba final y lo haría.

La joven entró a un lugar lujoso, había música y varias personas bailando, otras tomando, ella observó hacia donde estaban tres sujetos, ella debía descubrir quién de ellos tenía un llavero con una USB, seducirlos y quitárselo.

Gia no veía a nadie cerca, como iban a saber si hacía el trabajo bien, quizás a través de cámaras, pensar eso la puso triste, ya que si era así su hermano la vería a ella, pero ella no lo vería a él.

La joven iba vestida muy sexy, tenía un conjunto de dos piezas de terciopelo negro, era un top manga larga y una falda tubo corta, estaba preciosa, la joven entró al lugar lo más casual posible, aparentemente ellos no sabían quién era ella y mucho menos que esto era una prueba, la joven suspiró y se sentó cerca de ellos, observó cada movimiento y se acercó a ellos haciendo preguntas sin sentido mientras le regalaba su mejor sonrisa.

La chica de ojos grises pudo averiguar cuál de esos tres hombres, uno más guapo que el otro, por cierto, podría la USB.

La joven se acercó a un hombre de cabello negro y ojos miel, le sonrió y se sentó a su lado, poco a poco acercaba su mano mientras hablaba con él rozando sin querer su pierna.

—Hola… Te diré guapo, porque no sé cómo te llamas… —Sonrío.

—Samuel… Me llamo Samuel Thompson.

—Dios, Thompson, ese es un apellido imponente, creo haber oído de él antes, pero no, creo que es mi imaginación. —dijo haciéndose, la despistada.

La jovencita le sonreía y lo tocaba con su pierna de vez en cuando, jugaba con su cabello y lo miraba directo a los ojos.

El hombre estaba embobado con Gia esos ojos grises lo tenían derretido y ella simplemente le daba esa sonrisa encantadora que tenía la joven.

—Y tu princesa, cuál es tu nombre.

—Soy Anastasia Luxor, pero puedes llamarme Ana, si quieres. —Dice coqueta utilizando otro nombre.

—Me gusta ese nombre, Anastasia, quizás fuiste de la realeza. —El hombre se ríe

—No lo creo, soy tan normal como cualquiera. —ella sonríe y lo sigue mirando, pero esta vez su mano cae en la pierna del sujeto como si ella lo hubiese hecho inconscientemente, el sujeto estaba idiotizado con La rubia, era hermosa y muy sexy y quería tenerla hoy para él.

—Me concederías el placer de bailar conmigo. —Pregunta coqueto.

—Pensé que jamás me lo pedirías. —Gala se levantó y ambos caminaron a la pista de baile, la rubia se movía al compás de la música y el hombre también lo hacía, tomó a La joven de la cintura tocando su piel expuesta y ella acercaba su cara a la de él de manera provocativa.

—Eh… Puedo ir al baño guapo, aunque ya sé tu nombre, me gusta más así. —El hombre asintió sonriendo y se lo señaló.

—Queda por aquí, vamos y te acompaño.

—No te preocupes, mejor consígueme una bebida, estoy agotada, quieres, a tu gusto. —El hombre asintió y fue por la bebida de Anastasia Lúxor, aunque ese fue el último momento que la vio.

Gia se fue hacia el baño, le dio una última mirada de lejos y los saludo sonriendo, luego de eso se desvió y salió del lugar, la joven había conseguido la USB.

Gia salió tan rápido como pudo y un auto ya la esperaba, el capitán Johnson no le quitaba los ojos de encima al verla tan sexy.

Al llegar a la sede rápidamente entrego su objetivo y se fue a su habitación a cambiar, minutos después tuvo que regresar para presentarse delante de la capitana Rivers y esta le dijo que había hecho un excelente trabajo y en tiempo récord.

—ha hecho un magnífico trabajo Montgomery, ahora deberás entrar allí y demostrar tus habilidades de tiro. —Dijo la capitana.

—Esta vez no son objetivos fijos solamente, en el segundo asalto deberás acabar con tantos hombres como puedas, es un, todos, contra todos.

Gia entró al lugar y comenzó con su demostración, no había nadie en aquel lugar, pero debía dar lo mejor de ella.

La rubia comenzó a dar en el blanco, ella era maravillosa tiradora, le encantaba la adrenalina que le daba disparar.

La soldado había cumplido el primer asalto, ahora iría por el próximo, eran balas tranquilizantes un disparo y estabas fuera de juego, Gia antes de entrar a la otra fase, suspiro.

*Dios, por favor ayúdame aquí, estoy nerviosa, pero no quiero fallar ahora.* Pidió la joven.

La jovencita tomó su arma y comenzó preparar un plan en su cabeza, ella iba a dejarlos matarse entre ellos y solo le dispararía a los que encontrara en el camino, tampoco se iba a quedar escondida mientras todo pasaba.

Ella a medida que daba pasos recibía disparo, pero era rápida y se escondía, la puntería de la joven era impresionante, solo debía encontrar el lugar perfecto para poder atacar.

Uno, dos, tres… Ya había derribado a más de seis y seguía caminando, miro hacia una estructura alta, tenía una buena parte para esconderse, era perfecto.

Gia siguió disparando y guardó su rifle en su espalda y disparaba solo con las pistolas.

La joven, como pudo comenzó a subir, estaba un poco alto, pero una vez llegó había valido la pena, el lugar era perfecto.

La chica comenzó a disparar y los hacía caer como moscas, caían una de tras del otro, la sonrisa en su rostro era única, a su cabeza solo venía la cara de su hermano y el pensamiento de que este estaría orgulloso de ella.

No era una hueca y mucho menos una mujer sin aspiraciones, era Gia Giordani y lo iba a demostrar poco a poco.

La rubia acabó con varios, pero no sé había acabado, esto estaba mal, faltaban más o ya hubiesen parado la prueba.

Ella se relajó y espero, luego miró hacia abajo al escuchar voces, eran dos hombres con sus armas en la mano.

—Ya se terminó pasamos la prueba, esperemos se esté lado. —De inmediato uno cayó al suelo con un disparo que no fue de parte de Gia y ella le disparó al otro, en ese momento sí sonó una alarma, ahora sí, todo había acabado.

A pesar de eso la rubia no salió, se quedó allí hasta que los llamaron, ella y nueve sujetos más fueron quienes quedaron en pie.

—Felicidades, superaron la prueba de tiro.

Ustedes son diez, pero solo tenemos cinco vacantes, nada más. —Todos se miraron entre sí, menos Gia ella permaneció con su vista en la capitana Rivers.

—Síganme viene una última prueba, esta será un combate de lucha, ustedes se van a enfrentar para poder ver quién vence.

Fueron escoltados hasta un cuadrilátero y allí las parejas fueron escogidas, los que habían ganado eran bestias, ninguna mujer aparte de ella estaba allí, había podido con un capitán, ella debía ganar de nuevo, pero no quería perder ante los ojos de su hermano.