¿Qué harías si por venganza terminas enamorada del hombre menos indicado? Esa es mi historia.
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Un nuevo hogar.
___ No es para que te pongas así. En una semana será nuestra boda, y tú, te convertirás en mi esposa.
Vanessa pasó sus manos por sus mejillas. No le quedaba de otra que tragarse todo su odio, su rabia y su poca dignidad que le quedaba. De todas maneras, ella se convertiría en la esposa de Leandro.
____ ¡Déjame sola, no quiero verte! ___ Vanessa señaló la puerta.
Leandro salió de la habitación, furioso. Estaba a punto de echar a perder su plan. Al bajar las escaleras se encontró con la empleada que golpeo a Vanessa por defender a Verónica.
La mujer llevaba una maleta con todas sus cosas, era claro que después de lo que pasó con Vanessa no podía quedarse ahí.
____ Señor, gracias por todo el tiempo que me dio trabajo. Mi renuncia está por escrito.
___ Ve a la mansión de Marcos, él te dará trabajo hasta que puedas volver aquí. ___ Órdenes con frialdad Leandro.
___ ¿En verdad; señor? ____ La mujer estaba feliz.
____ Ve. ___ Leandro continuó caminando hasta entrar al despacho... Toma una botella de Whisky y la lleva a su escritorio.
Al sentarse, Leandro cierra los ojos y recuerda los hermosos momentos que paso a lado de Verónica. Tener sexo con ella fue algo hermoso, recorrer su piel suave con sus labios, fue una de las mejores experiencias de toda su vida.
Leandro no sabía por qué una chica como Verónica había logrado despertar sentimientos tan profundos dentro de su corazón. Dejando atrás todo el dique amor que sentía por Vanessa.
Lo qué Verónica despertaba en él, era tan distinto a lo que había sentido por alguna otra mujer. Lamentablemente, ella era la hija de Vanessa. Eso nadie lo podía cambiar.
Leandro abre los ojos, y llena el vaso de cristal con el Whisky. Lo bebe de un solo trago. Luego saca un puro de una cajita, llevándolo a sus labios.
Mientras, Leandro no podía dejar de pensar en Verónica. La chica llegaba al edificio donde quedaba su departamento.
Verónica bajó del taxi, junto a su pequeño equipaje. Miró atentamente el modesto edificio, y aunque todo eso sería nuevo para ella, prefería vivir ahí que junto a Vanessa y a Leandro.
Lamentablemente, no podía alejarse por completo de Leandro, ya que, había firmado con contrato de ocho meses en la empresa.
___ Es la mejor decisión que has podido tomar, Verónica. Estás sola, no tienes a nadie en quien confiar. Debes pelear una guerra por ti misma.__ Se dice a ella misma con nostalgia.
Dio algunos pasos acercándose al edificio. Al abrirse la puerta, Verónica se tropieza con un hombre de 40 años y un adolescente de 14 años.
Ambos hombres también acababan de llegar a la ciudad. Se hospedan en ese edificio por su fachada modesta, y porque nadie los buscaría ahí.
___ Buen día, ___ Saluda Verónica, llamando la atención del hombre.
Al ver a Verónica delante de él, Santiago no puede creerlo. Sonríe y le devuelve el saludo a la chica. Su parecido con él era muy notorio, por suerte, había cambiado su apariencia antes de llegar a Milán.
____ Buen día, señorita. Es nueva en este edificio, ¿Cierto? ___ Santiago antes de llegar había investigado a cada huésped de ese edificio, para evitar problemas.
Verónica dejó su maleta a un lado, mirando atentamente al guapo chico, al lado del hombre. Podría encontrar facciones familiares en él.
Tenía el mismo corte de ojos, que Aurelio, y los labios como barbilla eran muy parecidos a los de Vanessa.
Al ver que Mario llamó toda la atención de Verónica, Santiago se sintió nervioso.
____ Él es mi hijo. Su nombre es Mario. Es un poco tímido.
Verónica sacudió un poco su cabeza. Creyendo que ya estaba alucinando.
___ Mucho gusto, Mario. Fue un placer conocerte... Seguiré por mi camino. Hasta luego, señor.
La chica se despide y continúa caminando hacia el ascensor. Al ver a Verónica desaparecer, Santiago no podía evitar emocionarse demasiado al conocer por primera vez a su hija.
...¡MI HIJA!...
___ Es mi hija, Vero.
Mario, que ya era un chico de 14 años, se dio cuenta del brillo en los ojos de su padre.
__ La conoces, papá.
____ Demasiado, ¿No, es hermosa? ____ El hombre acaricia la mejilla de su hijo.
___ Salgamos a comer. Ya debes tener mucha hambre, o me equivoco. ___ Le da un beso a su hijo en la frente y salen del edificio.
Padre e hijo van a almorzar a un pequeño sitio de comida Francesa. Mario jugaba continuamente en su celular, sin embargo, todo era revisado por Santiago, para evitar que alguien los pudiera encontrar.
Después del almuerzo, Santiago pide un almuerzo para llevar. Al regresar al edificio, entra a su departamento, toma asiento en el sillón y toma su laptop. El hombre era un experto en todo lo que tuviera que ver con la tecnología.
En pocos segundos tenía toda la información de su hija Verónica. Sabía cuál era su departamento, y cuantos meses había pagado por adelantado.
___ Mario, te quedarás aquí en lo que regreso.
____ Irás con esa chica, ¿cierto, papá? ___ Santiago no contesta la pregunta de su hijo, solo sonríe emocionado de poder tener cerca a su hija.
___ Mario, no hagas nada. Vale... ___ Le advierte, Santiago.
El chico levanta su mano izquierda como promesa. Al salir del departamento Santiago sacó una llave de su bolso, se asegura que Mario esté ahí cuando regrese.
El hombre se dirige al departamento de Verónica. Al llegar al final del pasillo, se detiene fuera de la puerta, aunque tarda un par de segundos en tomar el valor necesario, al final llama a la puerta.
Verónica abre la puerta, mirando al hombre a fuera. La chica sintió desconfianza, y dice.
___ Señor, ¿qué hace aquí?
____ Mi nombre es Santiago Hernández. ¿Puedo pasar? Necesito que hablemos.
Verónica cede hablar con el hombre. Se hace a un lado permitiendo que Santiago entre a su departamento.
___ ¿Quiere algo de beber? ___ Pregunta Verónica.
___ No, gracias. Mi hijo y yo hemos llegado de desayunar...
_____ Me tomé el atrevimiento de traerte esto. ___ Santiago pone la bolsa del desayuno encima de la mesa a su lado.
___ Se toma muchas atribuciones con una chica que acaba de conocer hace un par de horas, ¿no, lo cree?
____ Quizás no me conoces, pero yo a ti sí. ___ Dice Santiago sin quitarle la mirada de encima de su hija.