Élite. Amor, Pasión Y Determinación.

Cada uno se puso la chaqueta de su uniforme para poder recibir su recompensa.

—Sean bienvenidos a la Élite más poderosa de todas, es un orgullo tenerlos aquí, bienvenidos. —Dice la capitana Rivers y luego el capitán Johnson también les da la bienvenida a todos, al igual que un tercer capitán llamado Cristian Wilson.

—Fueron privilegiados de ser los primeros escogidos, ya no tendrán más pruebas, ahora entrarán a esta maravillosa Élite. —Habló Wilson.

—Todos y cada uno de ustedes son un orgullo para su país, sean bienvenidos. —Ese fue Johnson quien no le quitaba la mirada de encima a Gia.

Más luces se encendieron y dejaron ver que lo que parecía un gran ventanal, pero no era más que un espejo blindado por el cual los estaban observando, había varios altos mandos mirándolos y la rubia sintió su corazón saltar.

El general en persona estaba de pie mirándola y junto a él sus tres hermanos, Lorenzo, Leo y Gino, ella no podía con tanta alegría, había otras personas importantes, pero sus ojos estaban allí, en su familia.

Ellos saludaron a los nuevos soldados y fueron entrando uno a uno, se pararon igual como estaban detrás del vidrio, pero dentro del salón y cada uno fue pasando frente a ellos y dándoles un saludo mientras les hacían el juramento de fidelidad a la Élite.

Cada uno de los nuevos soldados fue pasando por cada miembro de la Élite, Generales, capitanes, teniente coronel, en fin muchas personas importantes vinieron como testigos.

El General y líder de toda la Élite fue en persona, él había buscado por mar y tierra a su hija y no dio con ella, en cuanto a la seguridad de un soldado eran muy estrictos al entrar era como si desaparecieran del mapa, fue solo hasta que Lorenzo recibió la noticia de que Gia había quedado preseleccionada para la prueba final.

Fue el mismo Lorenzo que le dijo a su padre, su madre también estaba preocupada cuando regresó de viaje antes de lo previsto por no recibir noticias de Gia se enteró de la decisión de su hija y ya no podía hacer nada.

Al principio el general estaba molesto por aquel capricho de su hija y pensó que regresaría fracasada a sus brazos, y allí él la castigaría quitándole las tarjetas, según él era una caprichosa.

Pero cuando el General no la vio volver, la quería traer a rastras, temía que lo dejara en ridículo al fracasar, para él las mujeres no debían hacer trabajos de hombres como este.

Por eso Lorenzo habló con su contacto en Estados Unidos para que borrare registros de Gia, y ayudó más que ella no estaba usando el apellido Giordani.

No la pudo encontrar y todavía hoy esperaba verla caer, pero fue sorprendido con la mujer que vio hoy, era una guerrera, era inteligente, ingeniosa, decidida, era como verse a él mismo a esa edad.

El hombre tenía un dolor en el pecho por no creer en su pequeña, era una mujer, sí, pero era un Giordani en todo su esplendor, así que habló con todos para qué la llamarán por su apellido y cuando lo hicieron, muchos quedaron sorprendidos, la hija del General, la máxima autoridad de la Élite había sido tratada peor que a una igual.

—Gia Giordani Montgomery. —Dijo el coronel de la sede en Estados Unidos, Augusto Harris.

La joven lo saludó y a cada uno de ellos, al llegar frente a su padre, tuvo que aguantar para no quebrarse, ella realmente los extrañaba.

—Bienvenida solado Giordani, es un honor tenerla en las filas de la Élite. —Le dijo su padre cuando ella estaba frente a él y en su pecho no cabía tanto orgullo, luego fue con sus hermanos y también recibió palabras de aliento y bienvenida, el orgullo en sus caras era único.

Al terminar la bienvenida, el coronel Harris le dio permiso a todos para pasar el fin de semana en familia y regresar el lunes, ya que habían estado incomunicados.

La joven estaba feliz, pero no regresaría a Italia, no estaba lista, ella se hospedaría en algún hotel, pues, de seguro, su familia ya se había retirado, eran personas ocupadas.

En su dormitorio estaban sus compañeras y la felicitaron, le preguntaron por qué no dijo quién era, tal vez abrían omitido el viaje al Amazonas y ella le dijo que por eso lo hizo y que la vieran como lo que era una simple soldado por ahora.

La joven salió con su bolso y algunas cosas y salió de ese enorme lugar, parecía una ciudad entera, al llegar afuera Su padre y sus tres hermanos las esperaban en una limusina, ella se alegró y subió de inmediato, el auto se puso en marcha y sin esperar más él abrazó de su padre llegó.

—Mi pequeña… ¿Mi bebé bonita por qué se vino a meter a este infierno? —Susurró abrazándola.

—No estás orgulloso papá, aún no soy más que un soldado, pero prometo que…

—Shh, estoy orgulloso de ti, sí, no te niego que dudé, pero hoy me dejaste frío bebé.

—Gracias papito. —Lo abrazo más fuerte y luego se giró para abrazar a Lorenzo, el responsable de todo.

—Muchas Gracias hermanito, gracias a ti estoy aquí.

—Eso no es cierto, gracias a ti y a tu esfuerzo estás en la Élite y sé que pronto estarás tan alto como nosotros. —Ella estaba orgullosa.

—Leo, hermano, no sabes cómo los he extrañado.

—Mi pequeña terrible… Siempre supe que tú sola podrías gobernar el mundo si así quisieras. —Dijo y ella se rio.

—Ah, no, ahora ven conmigo mi chiquita bonita, te he extrañado un montón y mira nada más como te dejaron. —Dijo tocando el moretón de su ojo.

—Me alegro de que acabarás con ese idiota, cómo se atrevió a tocarte la cara, hijo de puta. —Habló molesto el hermano menor de Gia.

La limusina estacionó en un apartamento muy lujoso y cuando bajo su padre puso las llaves en sus manos estás tenían un lazo rosado.

—Feliz cumpleaños mi pequeña bebé. —Ella lo abrazó y asintió feliz.

Gia abrió el departamento y casi se desmaya, su madre y su Nana estaba allí con una pequeña fiesta sorpresa, la joven disfruto de ese día abrazo a su mamá y lloró en brazos de su nana, todo fue tan emotivo, recibió muchos regalos y hasta un hermoso Lamborghini color rojo.

La joven estaba feliz, ella pasó ese día celebrando su cumpleaños, estaban todos juntos con ella, ese fin de semana todos hicieron esfuerzos para quedarse en Estados Unidos, esta vez, ya que no podrían verse con frecuencia.

Sus hermanos les preguntaron que había ocurrido para que se viniera así y dejara todo y ella no habló, pero uno de sus hermanos si sabía él habló con la hermana de Tomás y está le dijo lo ocurrido eso le costó unos golpes departe de él, pero no le dijo donde estaba Gia ni lo que era de su vida ahora nadie sabía nada de eso solo su familia y los de la Elite en Estados Unidos.