Stan despierta en medio de un planeta desértico sin recordar nada más que el rostro de su esposa, quien fue raptada por un pirata y ahora él junto a su compañera deberá emprender un viaje para salvarla.
Encontrándose en el camino enemigos que se creía que eran simples mitos de la Tierra, y algunos pocos aliados.
¿Podra salvar a su esposa? ¿podra sobrevivir a su propia odisea?
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Capitulo #15: Tu bello cantar
Partimos de la orilla del mar para comenzar nuestra travesía por el mar oscuro. La luz del sol más cercano a medida que avanzábamos fue desvaneciéndose hasta sumirnos en completa oscuridad. No era como la noche en la tierra, no… era como entrar en una cueva donde nada más que un par de antorchas iluminaban todo el alrededor.
—¡Listo! ¡Mi capitán! —Erik me abrazó del hombro—. Ya todos están en sus posiciones para cuando lleguemos con ellas —dijo Erik, acercándose a mí—.
—Bien —respondí—.
Y a lo lejos pude ver un par de barcos fantasmas vagando por el mar sin rumbo, mientras que el canto de las sirenas comenzaba a envolver todo el lugar. Aún con la poción y con la cera en los oídos, la ilusión de mi esposa se hizo presente.
Ella estaba ahí sentada en una piedra, con su hermoso cabello plateado empapado, sus brillantes ojos verdes eran tan encantadores como recordaba. Sus colmillos eran llamativos al igual que sus garras con diminutas manchas de sangre que pasaban desaparecidas por su bello vestido blanco.
—¡Stan! Mi amor, al fin me encontraste, ahora por favor ven conmigo —dijo con una voz seductora, extendiendo sus brazos hacia mí—
—¡Flor! —me acerqué a la orilla—. Al fin te encuentro
—Mi amor, ¿Me extrañaste?, porque yo no he dejado de pensar en tí desde que Rho Mar nos separó
—Yo tampoco he dejado de pensar en ti, y no sabes cuánto he peleado por venir por tí
—Por favor, amor, ven conmigo
—Lo siento, no puedo bajar, aunque si tú te acercas a mi, tal vez pueda bajar contigo y nadar juntos
—Por supuesto, mi amor
Flor saltó de la roca para nadar hacia la orilla de nuestro barco, con la mirada le ordené a Erik que se retirara y me dejara solo con mi supuesta esposa. Flor salió a la superficie con una inmensa sonrisa, y alzando los brazos hacia mí.
—Amor, no hagas esperar más el destino y salta al agua
—Una cosa antes de bajar, quisiera saber como sacar a nuestra hija Jade del nuevo inframundo —con el rabillo del ojo pude ver cómo mis hombres lanzaban una red al mar desde la otra orilla del barco—. Sabes que no podemos ser una familia si no estamos los cuatro juntos y quisiera saber cómo llegar a ella para volver a ser una familia
—Jaja, siempre tan considerado por nuestra Jade, pero no hace falta ya que ella está aquí conmigo —del fondo del agua salió una niña con el cabello plateado—. Vamos, salta amor mío, Jade y yo te esperamos
—¡Papá! ¡Vamos, ven salta!
—Ay, está bien, pero que hay de Mayo, tu hermano mayor, mi amor
—No te preocupes por él, nosotras te llevaremos a él, solo debemos cruzar la guarida de Scylla
—¿La guarida de Scylla? ¿El monstruo de 6 cabezas? —pregunté confundido mientras sentía cómo el barco se movía a pesar de no haber olas—
—Sí, pero descuida, deja que nosotras nos encargaremos de todo
—¡Solo salta, papá!
—Aaww, está bien —volteé a ver a mis hombres que estaban ocultos en la oscuridad—. Lo haré —Añadí viendo como mis hombros habían capturado a las otras sirenas—.
Antes de que ellas pudieran seguir insistiendo, mis hombres les dispararon flechas para herirlas y aturdirlas el suficiente tiempo para subirlas al barco con una red.
—¡Capitán! Solo danos la orden y las mataremos —dijo Euríloco mientras desenfundaba su espada—.
—¡No! —dije, deteniendo a Euríloco—. No las mataremos, al menos por ahora —me acerqué a la sirena—. Ellas nos dirán cómo cruzar la guarida de Scylla sin morir todos en el proceso
—Tsh ¿por qué crees que te diríamos algo tan importante? Por… —le puse mi espada en el cuello como advertencia de lo que pasaría si se negaba—. Para pasar por su guarida debes darle un sacrificio por cada cabeza, seis en total, así lograrás calmar a la bestia el tiempo suficiente para cruzar
—Un sacrificio por cabeza…
—Sí, uno de ustedes debe morir por cada cabeza
—¿Qué? Capitán, no…
—No es necesario que sea alguien de nosotros —volteé a ver cada una de las sirenas—. Ustedes son seis, justo el número que necesitamos para la carnada, ¿o acaso me equivoco?
—Por favor, ya les dimos toda la información que querían, ¡Ten piedad y libéranos!
—¡Por favor! ¡Por favor!
Las sirenas no dejaron de gritar e implorar piedad, a pesar de que ellas fueran monstruos sanguinarios, no pude evitar dudar un poco sobre lo que estaba por hacer. Aunque si quería volver a verla, debería de hacerlo, debía…
—¡Cierren ya la boca! —las sirenas se quedaron en completo silencio al ver y escuchar a Roxy—. ¡¿Por qué nosotros tendríamos que liberarlas?! ¿Para que sigan matando?
—Capitán, ¿qué hacemos con ellas?
—¿En serio las usaremos como cebo?
—Oigan, ¿no es demasiado cruel?
—Es eso o sacrificar a seis de los nuestros
—¡Hay que usarlas a ellas!
—Capitán…
—Euríloco, ayúdenme a preparar a las sirenas, las usaremos como cebo para cruzar la guarida de Scylla —dije, con voz firme—.
Algunos de los tripulantes se me quedaron viendo por unos segundos antes de seguir mis órdenes. Tras preparar a las sirenas para usarlas como cebo en la guarida de Scylla, nos dispusimos a descansar un poco.
Sin embargo, mi sueño fue interrumpido poco antes de llegar a la guarida. Cuando el rechinar de la madera se mezcló con el canto de las sirenas me despertó. Adormilado salí de la cabina del capitán, viendo a uno de los tripulantes con un cuchillo a punto de hacer algo que nos condenaría a todos.
—¡Espera! —exclamé corriendo hacia él—.
Ese tripulante cortó las cuerdas que ataban a las sirenas para liberarlas, ellas no contentas con huir, se lo llevaron consigo para comérselo vivo.
—¡¡No!! —grité exaltado—.
Ahora solo quedaba una opción para cruzar, y esa era sacrificar a seis personas de la tripulación, aunque como debería decírselo a los demás o ¿tan siquiera debería de hacerlo? Tal vez lo mejor era mantenerlo en secreto, así evitaría que la tripulación fuera separada por el caos.
Sea como sea, ¿cómo siquiera debía de elegirlos? Cómo debía elegir quién debería morir y quién debería vivir de la tripulación.
¿Cómo?