Melina siempre se sintió fuera de lugar en su manada. Mientras sus amigos se transformaban en lobos a los 10 años, ella permanecía humana, aislada y decidida a escapar para llevar una vida normal lejos de allí.
A los 19 años, escondida durante la intensa temporada de la bruma, su destino se cruza con Eron, el alfa viudo, quien juró hace años no volver a amar. El encuentro despierta un deseo avasallador en ambos, culminando en un vínculo irrompible.
Atrapados entre un amor prohibido y las tradiciones de la manada, Eron y Melina deben decidir si están dispuestos a desafiar al destino. ¿Podrá su amor superar las barreras impuestas o las obligaciones de la manada los separarán para siempre?
Descubre la pasión y los secretos de "La Elegida del Alfa Viudo".
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Capítulo 15
Eron
Aúllo fuerte cuando siento su olor más intenso. Quiero que sepa que estoy llegando, que la encontré y que me espere donde está. Acelero más al notar que no está sola, hay un olor diferente, casi familiar.
Consigo ver dónde está, mi corazón y mis patas parecen ir al mismo ritmo. Cuando estoy cerca de ella, logro sentir la confusión en sus sentimientos... Rabia, odio, rencor, dolor, mágoa, resentimiento. Eso me deja sin rumbo.
—¿Qué te pasó en la sede de la manada? ¿Qué fue lo que te dejó así?
—¡No puedo! No es que quiera esconderte algo, solo que no quiero hablar de eso ahora.
—¿Pensabas dejarme? —noto que está demasiado cerca del límite de la manada— ¿Después de ayer, después de lo que hicimos… realmente ibas a dejarme?
Ella mira hacia el otro lado, el lado que le daría la libertad que tanto anhela. Luego de algunos segundos gira la cabeza hacia mí y responde:
—No puedo, ¡ya no más! Lo que me ata a ti se volvió más fuerte que mi deseo de libertad.
—Havy, corre conmigo. Quiero que intentes alcanzarme. —Argus la desafía.
Empiezo a correr, pronto escucho sus patas golpeando el suelo mientras corre detrás de mí. Con el rabillo del ojo veo a la loba blanca intentando alcanzarme. Corremos en zigzag durante horas hasta que me tumbo en el suelo para ella. Havy se sube sobre mí sintiéndose victoriosa.
—¿Y ahora, Argus?
—¡Me muerdes!
—¿Estás seguro?
—¿Tienes miedo?
Ella gruñe y muerde mi cuello. Cierro los ojos y siento el placer recorrer mi cuerpo. Sus dientes justo donde quiero, marcando a mi lobo como Melina me marcó.
—Ahora me perteneces, alfa, en ambas formas. —siento su éxtasis en eso.
—Ya te pertenecía, mi Luna. En ambas formas, ya era tuyo.
Nos entregamos a nuestro deseo animal ahí mismo. Todo lo que ella sentía se disipó con nuestra entrega. Fue la cura perfecta para lo que ella estaba sintiendo.
Regresamos a la cabaña. En un árbol hueco, tomo una camisa mía tras volver a la forma humana y se la entrego mientras me pongo mis bermudas. Ella se ve hermosa con mi camisa que le cubre hasta los muslos.
Entramos y subimos las escaleras juntos. Al llegar al pasillo de los cuartos, ella mira la puerta de mi habitación por cinco segundos hasta que se gira y camina hacia su propio cuarto. Tomo su mano y la jalo hacia mi habitación.
—Eron, no tienes que hacer esto. —dice tirando de su mano.
—Sí, tengo que hacerlo. No quiero malentendidos entre nosotros.
Empujo la puerta de mi habitación y lo primero que ve es un tocador con objetos femeninos. Abro la puerta del pequeño armario y todo lo que Leona usaba, desde zapatos, ropa y accesorios, sigue ahí. Le muestro a Melina otras cosas que pertenecieron a Leona, que están exactamente como las dejó mi difunta esposa, intactas por mí.
—No quiero que pienses que no eres importante en mi vida. Durante quince años no toqué a ninguna mujer, durante quince años viví mi luto, en soledad… Hasta que tú cruzaste mi camino. No solo lograste que te tocara, también lograste que te amara. Y ahora miro esta habitación, las cosas de Leona que no pude mover, y pienso: ¿por qué hice eso? ¿Por qué las guardé tanto tiempo? Llegaste haciendo un torbellino aquí dentro. — señalo mi cabeza y mi pecho — Y ahora ya no sé vivir sin ti, lo cual es extraño para mí, porque llevas pocos días en mi vida, pero siento que te conozco de toda la vida.
—Eron… —ella mira las cosas de Leona con admiración— ¿Quieres que te ayude a pasar página en el libro de tu vida? Podemos guardar todo en cajas y moverlo a otro lugar si prefieres.
—Si te soy sincero, prefiero hacer una gran fogata afuera y quemarlo todo. No quiero darle lo que era suyo a nadie, y ya no tiene sentido seguir guardándolo, ya que ella no volverá.
—Haremos lo que tú decidas. —Melina me mira, pero no veo pena en su mirada, veo comprensión.
La abrazo y la beso, dentro de mi habitación. Cuando me alejo, veo detrás de ella la imagen de Leona que parece estar molesta conmigo.
—¿De verdad vas a deshacerte de mí, Eron? —dice Leona.
—Ya es hora de que nuestras vidas sigan caminos diferentes, Leona. —respondo.
Melina me mira y luego observa donde yo estoy mirando. No dice nada, simplemente abre el armario de nuevo y empieza a apilar las cosas de Leona en la cama. Yo sigo mirando la ilusión de mi esposa fallecida por unos minutos hasta que decido bajar y traer algunas cajas de cartón.
Mientras Melina coloca todo en las cajas, yo bajo y preparo la fogata. Coloco la leña una por una, hasta que miro hacia un lado y vuelvo a ver a Leona. Está ahí de pie, observándome, intento ignorarla.
—Ya está todo en las cajas, menos las fotos. No me parece bien que quemes las fotos, parecían momentos felices y uno no debe quemar momentos felices. —dice Melina, trayendo una caja con ropa que pongo sobre la pila de ramas secas ya encendida.
—¿No vas a tener celos por esas fotos?
—Leona no me hizo ningún mal, ¿por qué tendría celos? Tenía cuatro años cuando ella murió, era solo una niña. No hay razón para tener celos de alguien que no conocí, solo siento admiración por ella por haberte hecho feliz.
—¿Y Hannah?
—No, ¡a esa sí quiero matarla! De preferencia con mucho dolor… ¿Por qué preguntas? ¿Quieres sacarme de quicio?
Empiezo a reír, y a medida que la primera caja es consumida por las llamas, veo la imagen de Leona desvanecerse poco a poco. Cuando terminamos de quemar todo, ella me dice adiós con una sonrisa y desaparece por completo.
Siento que algo ilumina la mitad de mi corazón, aún falta la otra mitad, pero una cosa a la vez. Estoy con Melina, observando la fogata, abrazándola mientras ella está de espaldas con los brazos cruzados, mirando el fuego, hasta que la escucho decir:
—Él dijo que tengo sangre sucia, sangre de pobre. —la giro hacia mí, mirando a sus ojos, y pregunto:
—¿Cuál de ellos?
—Eso no importa, ¡ambos me dijeron cosas horribles! Que no podemos mezclar nuestro ADN.
—¿Estás diciendo que no quieres tener hijos conmigo? —entrecierro los ojos— Vamos a tener muchos hijos, tal vez diez. De entrada, tendremos dos, lo prometo.
—No seas tonto, Eron. No se puede saber cuántos bebés saldrán en una gestación. Pero lo digo en serio, tal vez no sea buena idea tener hijos. No sé si la manada aceptará a una plebeya como yo al lado de su gran alfa… Nuestros hijos podrían sufrir por eso.
—¿Plebeya? Déjame adivinar, Lucius y Omar te dijeron que mi sangre es azul y bla bla bla… Melina, escucha bien: mi sangre es roja, como la tuya. ¿Quieres verlo? —extiendo una garra y trazo una línea roja en mi brazo.
—¡Eron, no hagas eso! ¿Te volviste loco?
—Mi sangre es roja igual que la tuya. ¿Ves? No quiero que escuches nada más que venga de esos dos. Nuestras vidas fueron entrelazadas por la diosa de la luna antes incluso de nacer, y eso nadie lo va a cambiar, mi Luna.
Ella camina de un lado a otro, parece estar pensando en algo. Melina recoge su cabello, lo enrolla y se hace un moño alto con algunos mechones cayendo sobre su rostro.
—Pero… esa loba gris también me dijo que tenía que alejarme de ti… Dijo que nuestro final sería trágico.
—¿Loba gris? ¿De quién hablas?
—Apareció más allá del límite de la manada, me habló, y cuando te oyó, desapareció.
—¿Ese olor que sentí era de esa loba gris? —ella asiente con la cabeza— No importa. Eres mía y yo soy tuyo, nadie puede separarnos. Nadie.
Voy hasta Melina y la envuelvo en otro abrazo. No importa si el mundo está en contra de nuestra relación, no pienso rendirme con nosotros, no me alejaré de ella. Nos quedamos ahí hasta que la fogata se apaga.
La trama se hizo excitante, sin darle tanta larga a la intriga.
💯 recomendada 😉👌🏼
hay vacío desde que sale a comer con la mamá hasta que llega con el papá de Hanna.??
o yo no leí bien.?
😠😠😠😠😠😠😠