"Después de un accidente devastador, Leonardo Priego se enfrenta a una realidad cruel: su esposa está en coma y él ha quedado inválido. Con su hija de 4 años dependiendo de él, Leonardo se ve obligado a tomar una decisión desesperada; conseguir una sustituta de su esposa. Luna, una joven con una vida difícil acepta, pero pronto se da cuenta de que su papel va más allá de lo que imaginaba. Sin embargo, hay un secreto que se esconde en la noche del accidente, un secreto que nadie sabe y que podría cambiar todo. ¿Podrá Leonardo encontrar el amor y la redención en esta situación inesperada? ¿O el pasado y el dolor serán demasiado para superar? La verdad sobre aquella fatídica noche podría ser la clave para desentrañar los misterios del corazón y del destino".
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La reunión inesperada.
—Me lo prestaron.
Le digo tartamudeando y él lo tira a mis pies. Recojo la chaqueta del suelo, la doblo y la guardo en el armario. Camino a la cama y me subo de mi lado; siento su mirada pesada.
—Recuerda y que no se te olvide que eres mi esposa, sustituta pero esposa al fin, y soy alguien que cuida mucho su imagen y si alguien me la arruina lo paga muy caro, así que cuida bien lo que haces.
Me dice apagando la luz de la lámpara que ilumina poco y no respondo nada, le doy la espalda como ayer y cierro mis ojos con la imagen de Limber en mi cabeza. Suspiro, ya que me siento más segura con su apoyo.
Despierto al día siguiente y, como ayer, estoy sola. Como rutina, me cambio y salgo viendo que todo está en su lugar. Es como si nadie viviera aquí; se respira tranquilidad. Me dirijo a la cocina para preparar el desayuno, pero decido que iré al súper para cocinar algo más elaborado.
Salgo y cierro, ya que voy al súper. Sigo las indicaciones que me dieron y llego después de caminar media hora. Entro con mi carrito y agarro varios platos de carnes, frutas y verduras. Termino y me dirijo a la caja para pagar. Afuera pido un taxi para regresar a casa.
Bajo con todo y lo acomodo en el refrigerador. Tocan la puerta y, cuando la abro, noto que es la misma niña de ayer y su madre.
—Hola, vecina. Disculpe, tengo que ir al trabajo, pero mi hija no fue a la escuela porque se sintió mal. ¿Sería posible que la cuidara solo por un rato? Mi esposo vendrá por ella.
—¿Sabe que se lo está pidiendo a una desconocida? —le digo.
Ella me mira apenada.
—La verdad es que conozco al dueño.—me dice.
___ Disculpe no entiendo que quiere decir.
___ Al dueño del lote lo he visto entrar aquí. No sé si es su familiar.
Me dice y ya veo que habla de Leonardo me sorprende ya que no sabía que era dueño de todo almenos algo hizo antes de quedar en banca rota.
Suspiro y la niña me sonríe.
—No me porté mal y hago caso. Le caigo bien al señor Leonardo —dice la niña.
—Está bien —le digo.
—Gracias. Le puedo pagar —me dice buscando en su bolso.
Niego con la cabeza.
—No es necesario —le digo.
Ella insiste, pero no acepto. Se despide de su hija y se va. Volvemos adentro con la niña.
—¿Qué te apetece comer? —le pregunto.
—Pizza —me dice.
Busco mi celular y lo encuentro en la mesa de noche, marco para que me lo traigan a domicilio.
—Eres muy bonita. ¿También eres su hija? —me pregunta.
—No —le digo.
—¿Es tu tío? —pregunta de nuevo.
—No —respondo.
—¿Eres su novia? —pregunta otra vez.
Suspiro sin responder y ella no se calla. Solo me pongo a ver las redes sociales.
—¿Cómo está Danita y qué pasó con la mamá de Danita? —me pregunta.
—Lo siento, no sé de qué hablas. No la conozco —le digo.
—Danita, la hija del señor Leonardo —dice la pequeña.
Dejo de ver mi celular para verla.
—¿Hija? —pregunto.
Tocan la puerta muy insistente y ella corre a abrir.
—¡Papi! ¡Papi! Llegó mi papi —dice.
Veo a un señor que toma aire como si hubiera venido corriendo.
—Lo siento, pedí permiso para venir por mi hija —dice el padre.
—No se preocupe —le digo.
La niña extiende sus brazos para que la cargue él.
—Disculpe, su hija me comentó algo sobre la hija del señor Leonardo —le digo.
Él se tensa y niega medio riendo.
—Esta niña tiene gran imaginación. No le haga caso. ¿Cuánto le debo? —pregunta.
—No es nada. Cuando guste, puede dejarla. En el día estoy en casa —le digo.
—Muchas gracias —me dice y los observo irse.
Cruzan la calle y cierro.
Vuelven a tocar la puerta y es el pedido de la pizza. Pago y la dejo en la mesa. Se ve rica, así que no me queda más que comerla. La puerta se abre y me levanto cuando veo a Leonardo entrar.
—La reunión será dentro de dos horas —me dice.
—¿Quieres un poco de pizza? —le pregunto.
—No —responde.
—Si quiere, puedo prepararle algo. Fui al súper y traje unas cosas —le digo.
—¿Sabes cocinar? —me pregunta.
—Lo esencial, ¿quieres?—respondo.
—No, y ya no comas porque en dos horas iremos a una comida —me dice yendo al cuarto.
Guardo la pizza, ya que comí varios pedazos.
Abro la puerta de la salida para ver si aún no llega la niña para darle la pizza, pero solo me encuentro con un hombre pegado a la pared. Me recuerda a los guardias de los súper, ya que está serio solo viendo a los que pasan.
—¿Se le ofrece algo? —me pregunta sin verme.
—No —le digo y entro otra vez.
Cuando entro al cuarto, escucho la regadera. En el mueble busco ropa, pero cuando me doy por vencida, noto un vestido en la cama. Está hermoso, pienso, pero no me hago ideas ya que no sé si será para mí o quizás para alguien más.
La puerta del baño se abre y me alejo rápido. Él sale ya cambiado y me señala el vestido.
—Ponte ese vestido —me dice.
Asiento y agarro el vestido, entrando al baño. Feliz, salto en el baño ya que el vestido está hermoso y es mío.
Termino de bañarme y me cambio. Abro una gaveta del mueble de baño y veo maquillaje de diferentes marcas. Parece una exageración, pero elijo pintándome lo más mínimo. Me peino y solo faltan las zapatillas.
Cuando salgo, veo una caja con unas zapatillas.
No quiero ponerme las y que me diga que me las quite. Salgo y le pregunto.
—¿Ves a otra mujer aquí? —me dice.
Él ya está listo. Voy por las zapatillas y me las pongo, no sin antes ponerme crema en mis piernas. Cuando levanto la vista, él está viendo lo que hago. Nuestras miradas se encuentran y yo bajo rápido el vestido. Él avanza por algo en el mueble y salimos juntos. Abordamos su carro y en silencio llegamos. Se me hizo eterno.
Nos abren las puertas del enorme salón donde supongo que será la reunión.
Camino a su lado y nos acercamos a la enorme mesa. Me esfuerzo para sonreir y mi mirada se une con la de Limber, que me mira sorprendido y yo igual.
¿que hace aquí? ¿de que se trata esto? ¿por eso me trajo Leonardo?
Estoy segura que esa ex esposa de Leonardo tiene mucho que ver en todo lo que pasó y esto pinta que no era fiel a su esposo
Gracias autora esto está genial 👏👏👏👏