NovelToon NovelToon
EL PRECIO DE MI MANO

EL PRECIO DE MI MANO

Status: En proceso
Genre:Diferencia de edad
Popularitas:6.4k
Nilai: 5
nombre de autor: N. Garzón

Abril es obligada a casarse con León Andrade, el hombre al que su difunto padre le debía una suma imposible. Lo que ella no sabe es que su matrimonio es la llave de un fideicomiso millonario… y también de un secreto que León ha protegido durante años.
Entre choques, sarcasmos y una química peligrosa, lo que empezó como una obligación se convierte en algo que ninguno puede controlar.

NovelToon tiene autorización de N. Garzón para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 21

Abril

El beso.

Dios.

El beso que nos habíamos dado no fue “solo un beso”. No fue un error, ni una estrategia, ni un impulso tonto; fue… una detonación. Mi cuerpo reaccionó como nunca. Sentí la humedad recorrerme en un segundo, un calor que me subió desde el pecho hasta los oídos. Fue estimulante, eléctrico, adictivo. Parte de mí quería más —mucho más— pero la otra parte sabía que no era correcto.

Y ahora, con esta nueva realidad frente a mí, toda esa adrenalina se convirtió en un golpe seco de realidad. Uno que me obligaría a enfrentar todo con la frente en alto, porque tenía clarísimo algo:

Prefería casarme con León mil veces antes que casarme con Germán.

El viejo Barreneche me miraba como si ya hubiera hecho una reserva en el infierno con mi nombre. Se notaba que ese cerdo sí me haría hacer cosas horribles. Solo pensarlo me revolvía el estómago.

Así que ahí estaba yo, respirando profundo mientras el abogado de León me hacía firmar un Everest de documentos.

—¿Falta mucho? —pregunté con sarcasmo mientras estampaba mi firma número veinte—. ¿O también quieren que firme que les voy a dejar mi alma en caso de que me divorcie?

El abogado ni se inmutó.

—Si existiera ese documento, señorita Perdomo, su padre ya lo habría firmado.

Genial. Humor corporativo. Lo que me faltaba.

El abogado le hizo una seña a León. Le pasó un documento. León lo leyó y suspiró como quien sabe que está a punto de soltar una bomba.

—¿Solo puedo decir esto? —preguntó.

—Sí, señor Andrade —dijo el abogado.

León me miró. Esa mirada seria, intensa, como cuando está a punto de decir algo que no quiere decir.

—Tu papá tiene un fideicomiso de veinte millones de dólares —soltó—. En bancos de Suiza y Liechtenstein. Hay administradores allá para cada cosa. Además tiene un chalet en los Alpes suizos y otras propiedades, desde donde se pagan los honorarios de esos administradores.

Me quedé congelada.

—¿Quiénes son esos administradores?

El abogado negó con la cabeza antes incluso de que León pudiera responder.

—No —me dijo con voz fría—. Esa información no le será revelada.

Me crucé de brazos.

—Pues así no va a funcionar esto.

León respiró hondo.

—De esos veinte millones, - continuo León - tu padre debe el setenta por ciento. Los administradores tienen que duplicar esa cifra en un plazo de dos a cinco años para que no pierdas ese dinero.

Mi madre abrió los ojos.

—¿Setenta por ciento? ¡Ese hombre estaba loco!

Yo solo sentía mi presión subiendo como espuma.

—Y —continuó León— tampoco sabía que tu papá había firmado una cláusula como la mía con Germán. Creí que había sido el único maldecido con ella.

—Lo más probable —dijo mi mamá— es que ese viejo la haya exigido. Siempre le han gustado las mujeres jóvenes. Ese tipo es un cochino.

—Y sus casinos son una coartada —añadió León sin pensar.

Su abogado lo miró como quien dice: “Cierra la boca ANTES de que nos maten mañana”.

León se aclaró la voz.

—Tu acuerdo con él se puede revertir, pero hay que pagar una indemnización de doscientos mil dólares. No es tanto comparado con los dos millones que le debía tu padre.

—¿También le debía dos millones? —pregunté atónita.

—A todos nos debía esa cantidad —dijo León.

Mi madre suspiró como si quisiera arrancarse el alma.

El abogado explicó todo el proceso para intentar bajar la deuda, cómo demandar, cómo renegociar, cómo ocultar el valor real del fideicomiso. Yo escuchaba, pero mi mente estaba haciendo maratones.

La reunión terminó. Salieron.

Y justo cuando iba a sentarme para respirar, mi madre suelta:

—León debe ser uno de los administradores.

—¿Qué? —casi gritó mi alma.

—Tu papá era muy amigo del papá de León. Colegio, universidad, negocios. Cuando ellos murieron en el accidente de la autopista, tu papá quedó destruido. Se alejó de ellos, pero antes eran inseparables.

La miré con ganas de lanzarle un cojín.

—¿Y me dices esto AHORA?

—Pensé que no era importante…

No sabía si reír, llorar o quemar la casa.

Tenía que encontrar a los acreedores de mi padre. Armar un plan milimétrico. Y si tenía que seguir casada con León para no terminar siendo esposa de otro anciano con millones sucios, lo haría. Y si había otra cláusula como esa, los acreedores de mi padre tendrían que demandar nuestro matrimonio y anular mi matrimonio con León.

Fácil en teoría. Difícil en la vida real.

Tenía que hablar con León.

Lo llamé.

—¿Sí? —contestó él con esa voz ronca que se cree sexy. Que sí es sexy, pero no pienso admitirlo.

—Tenemos que hablar del acuerdo matrimonial —dije sin rodeos.

—Pensé que estabas ocupada odiando a mi abogado.

—Lo sigo haciendo —respondí—. Pero antes quiero saber si eres o no administrador del fideicomiso.

Silencio.

—No puedo confirmarlo —respondió.

—O sea que sí.

—O sea que no puedo confirmarlo —repitió.

—León, no soy estúpida.

—Nunca dije eso. Solo dije que legalmente no puedo hablar.

Suspiré.

—Necesito saber con quién estoy casada, carajo.

—Conmigo —respondió, y casi pude verlo encogerse de hombros—. Te toca lidiar con eso.

—Iba a decir algo más, pero me acuerdo del beso y se me olvida todo.

—A mí también —admitió él, bajito.

Silencio tenso. Incómodo. Bonito. Peligroso.

—Nos vemos mañana —dijo él.

—Sí —respondí—. Mañana.

Colgué.

Y supe que nada iba a ser sencillo.

Absolutamente nada.

1
Gómez Martínez juaniss
🥰😍😍😍😍👏
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play