Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
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Capitulo 14
— Valentina, ¿ya llamó Misael? — preguntó Scarlett.
— Sí, ya tengo todo lo que me pediste.
— Muéstralo.
Scarlett tomó el portátil y dio clic al video de la cámara de seguridad.
— Justo allí, hay un corte en el video. Es obvio que el que le dieron a la policía está editado, por eso parece que Clara es culpable — le explicó Valentina a Scarlett, tal como Misael le había dicho.
Scarlett sonrió y abrazó a su amiga.
— Bien hecho, mañana le daremos una paliza a Massimo — dijo con una sonrisa.
— No entiendo, ¿no se supone que lo quieres conquistar?
Scarlett asintió.
— Exacto, por eso debo verme inteligente, para que no quiera usarme nada más — le explicó a su amiga—. Y también quiero ganar este caso por Clara, una inocente no merece pagar por algo que no cometió.
— A eso le sumamos que continuamos sin perder un caso.
Las jóvenes se sintieron felices por el trabajo realizado.
Ya eran las seis de la tarde cuando Scarlett llegó a casa de su abuelo. Niccolo fue quien la recibió.
— ¿Cómo estás, peque? — le dio un beso en la cabeza.
— Estoy bien, mi caso ya está resuelto, mañana solo voy por mi victoria — dijo esta con una gran sonrisa.
— Y no lo dudo, no hay nadie mejor.
Ambos pasaron a la sala, donde su abuelo le dio un gran abrazo a Scarlett mientras esta les contaba sobre su caso.
— Esa es mi nieta, toda una Donovan.
— Así es, abuelo, ya nadie puede subestimarme.
El anciano aplaudió.
— Bien, vayan a cenar.
Scarlett sonrió.
— Sobre eso, creo que hoy no los acompañaré.
Niccolo de inmediato la miró, mientras su abuelo detenía su andar.
— ¿Tienes trabajo? Ya te he dicho que no te excedas...
— No es eso, abuelo, cenaré fuera.
— ¿Con quién?
Scarlett miró a Niccolo.
— ¿No puedo ir a cenar sola? — le preguntó tratando de desviar el tema.
— Te conozco, Scarlett, no puedes engañarme. Habla.
Scarlett bufó. La verdad era que no les mentiría, no a ellos. Ya había hecho mucho daño a su familia por Gianluca.
— Massimo me invitó a cenar — dijo con rapidez, desviando la mirada.
Niccolo quedó sorprendido.
— ¿Con ese mujeriego? — preguntó de inmediato su abuelo.
— No es una cena romántica, abuelo.
— No he dicho que lo sea, pero que ese hombre te invite a cenar no creo que solo sea para hablar — le dijo el anciano.
— El abuelo tiene razón, Massimo no es de los que salen a cenar a solas con una mujer y esto no termina en su cama.
Scarlett los miró mal.
— A ver, basta ya. Yo no soy esas mujeres. Massimo hoy tendrá que amarrarse los pantalones, porque ni loca caigo en sus brazos. Escuchen bien, jamás me enamoraría de alguien como Massimo. Mi acercamiento a él es meramente planeado, pero no para enamorarme — dijo mientras subía a cambiarse a su habitación.
Niccolo y su abuelo se miraron.
— ¿Planeado? — preguntó Niccolo.
El abuelo negó con la cabeza.
— Ahora, ¿qué planea esta chiquilla?
Luego de ducharse, Scarlett tomó un vestido negro ajustado, con una abertura en V en su espalda. Era un vestido elegante, pero sencillo a la vez. Se colocó sus tacones del mismo color y arregló su peinado, mientras colocaba algo de maquillaje, aunque no lo necesitaba. La joven bajó las escaleras ante la mirada de su abuelo y hermano, quienes estaban cruzados de brazos y con cara seria.
— Les prometo que les explicaré después — les dijo al bajar, estos solo asintieron.
— Mi pequeña, no cometas el mismo error dos veces, recuerda que son de la misma familia — le dijo su abuelo.
Scarlett sonrió, eso jamás pasaría, no a ella. No por segunda vez.
Massimo envió la ubicación a Scarlett del restaurante. Ella no había querido que él pasara por ella, por lo que solo le envió la ubicación y allí se encontrarían. Massimo salió de su apartamento y se dirigió hacia el lugar. Al llegar, el mesero lo guió a su mesa. Miró su reloj; la joven se estaba retrasando.
Scarlett llegó varios minutos después.
— Tengo una reserva con Massimo Vitale — le dijo a la joven recepcionista.
— Por supuesto, la está esperando — le dijo mientras llamaba a su compañero para que guiara a la joven.
Al ingresar, las miradas de todos fueron dirigidas hacia ella, sobre todo la de los caballeros. Massimo volteó al ver a la joven y quedó impresionado. Estaba hermosa; su figura resaltaba con aquel vestido que llevaba y el color no le podía lucir más a ella. Massimo se levantó, retirando la silla para que la joven se sentara, bajo la atenta mirada de muchas personas.
— No buscaste un lugar sin muchos espectadores — le dijo la joven luego de acomodarse.
— Me gustan los lujos, siempre escojo lo mejor.
Scarlett sonrió.
— Por supuesto.
Ambos tomaron las cartas e hicieron su pedido. Mientras esperaban, Scarlett sentía cierta tensión ante la atenta mirada de Massimo. Era obvio que la ponía algo nerviosa, y Massimo lo disfrutaba.
— ¿Qué es lo que quieres hablar, Massimo? — le dijo de una vez.
— Eres muy guapa — le dijo este.
— Eso lo sé, tengo un espejo en casa — le respondió la joven.
Massimo soltó una pequeña carcajada, sorprendiendo a la joven por lo natural que fue.
— Lástima que no seas mi tipo, pero no es de lo que quiero hablar contigo — dijo Massimo, colocándose serio.
La joven suspiró.
— Si no es de eso, entonces no te desvíes del tema por el cual me reuniste en este lugar.
— Sé lo que deseas — le dijo mirándola como quien trata de atrapar a su presa—. Quieres vengarte de Gianluca por lo que te hizo.
Scarlett se sorprendió; él sabía la verdad, no había sido engañado como su madre. Pero no admitiría nada frente a él sobre sus planes.
— No sé de qué hablas — le dijo de inmediato.
— Sí lo sabes, pero no te preocupes. En realidad, no quiero detenerte — le dijo mientras tomaba de su copa—. Por el contrario, deseo ayudarte a hacer tu sueño realidad.
Scarlett lo analizó; el hombre no mentía.
— ¿Qué gana Massimo Vitale en esto? Porque no creo que lo hagas gratis.
— Touché, me alegra hablar con alguien perspicaz.