Alexandra nuestra protagonista tenía una vida tranquila al lado de su hermana y su mamá, pero el dia de la graduación de su hermana aparece después de tanto tiempo el ex novio de su ex mejor amiga, con una noticia inesperada, diciendole que su ex mejor amiga estaba desaparecida, esté le pide que le ayude a buscarla, pero lo que ella no sabe es que él guarda un secreto detrás.
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CAPÍTULO 15: IRA Y OSCURIDAD
Esa voz que llamo a mi nombre en un tono de sorpresa le pertenecía nada más y nada menos que a la persona con la cual he querido desquitarme desde que me metió en este problema. Joseph quién sonreía mientras yo estaba siendo secuestrada; un cómplice total. Estaba ahí, observándome con una mirada de asombro.
—Alexandra ¿en serio eres tú? —preguntó, su mirada de sorpresa aun seguía.
Lo miré un poco confundida, pero mis sentidos estaban más atentos a mis ganas de golpearlo, que a mis ganas de responderle.
—Qué suerte que estés bien —pronunció.
Pero yo, aunque al mismo tiempo igualmente estaba sorprendida, con mucho enojo corrí hacia él ¿para qué? Solo sé que estaba decidida a desahogar toda mi irá contra él.
Me deshice de los guantes y al llegar a él lo empuje con tanta fuerza que cayo al suelo, puse mi pie encima de su pecho y lo presione con fuerza, esté no hacía nada para defenderse porque pudo tomar mi pie con sus manos y hacerme caer, pero no lo hizo. En cambio, yo seguí presionandolo hasta que su gritó ahogado llamo la atención.
—Oye —gritó Evelyn—. ¿Qué haces?.
—A-ayuda —dijo Joseph entre su dolor.
Richard me sostuvo por la espalda y me alejó en seguida.
—¿Qué te pasa, Alexandra? —preguntó Richard, un poco sorprendido.
—Él es un maldito traidor —grité, con rabia—. Lo voy a matar yo misma.
Richard aun me seguía reteniendo, no fue hasta que decidí calmarme un poco que me soltó.
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Cuando la situación se calmó, Evelyn asistió a Joseph y le ofreció un vaso con agua. Mientras que Richard seguía a mi lado, quizá con el miedo de que me abalanzara de nuevo contra Joseph, aunque estuviéramos separados: él en un mueble cerca de la mesa de vidrio, y yo sentada al frente justo al otro lado, mirándolo fijamente, mientras lo fulminaba al mismo tiempo.
—Bien ¿qué relación tienen ustedes dos? —preguntó Evelyn—. ¿por qué quieres matarlo Alexandra?.
—Somos viejos amigos —respondió Joseph.
—Hace mucho tiempo que no somos amigos —dije.
Joseph estaba muy nervioso por mi mirada que mantenía su mirada baja.
—¿Eran amigos? —dijo Evelyn sorprendida—. ¿Y qué les paso?.
—Él me traicionó —dije—. Es el culpable de mi desgracia.
—Yo no lo hice porque quería —dijo—. Recibí órdenes directas del señor Gardner.
—Mi padre es tu jefe. Sí, ya lo sé —dije—. Primero el dinero y que se pierda la amistad ¿verdad?.
—No es así...
—¿Qué hay de Rosa entonces? —dije, con un tono alto interumpiendolo.
—Ella me odia —respondió.
—Sí, yo también te odio —le dije.
—Entonces dime, ¿por qué desobedeciste a tu madre ese día? —me gritó Joseph—. Si no hubieras salido a buscarme hubieras pasado otro día con tu familia.
Me sorprendí ante las fuertes palabras de Joseph, pero respirar profundo no es una decisión para mi, no discutir tampoco estaba entre mis planes, así que me levanté y le devolví el grito.
—Tú me mentiste —grité—. Me dijiste que Rosa estaba desaparecida ¿y qué paso después? Que justo cuando fui a verte recibo su llamada diciendo que era mentira.
—Tenía que hacer que vinieras a mí de alguna manera sin sospechar —respondió.
—Te mataré —grité.
—Estás loca —dijo—. No pensé que fueras así.
—No me conociste lo suficiente —dije.
Pero no soporte seguir sin hacerle nada. Salté sobre la mesa de vidrio y me abalancé de nuevo hacía él.
Lo tomé del cuello de la camisa y empecé a susurrarle cerca al rostro.
—Te mataré y ¿sabes que haré después? —dije, sintiendo una mezcla de ansiedad y enojo—. Yo misma me entregaré a la policía y les diré sin remordimiento que lo disfrute.
Sentía la mirada de Richard y Evelyn clavadas en mi, sabia que estaban sorprendidos, pero mi mirada estaba centrada en Joseph, el cual estaba asustado o quizá sorprendido también, mirándome con los ojos abiertos.
—Pareces psicópata —escuché decir a Evelyn, un poco nerviosa.
De pronto, solté a Joseph, y me alejé de él. Vi las miradas de sorpresa de Richard y Evelyn. Caí en cuenta que mi actitud no estaba siendo la correcta, me sentí muy apenada y salí del lugar.
...****************...
Después de haber corrido lo más lejos del edificio me detuve cerca a un callejón; este no se veía seguro, pero me adentré en el.
Me sentía fatal ¿qué rayos me estaba pasando? ¿Yo en verdad quería matarlo? Yo no soy así.
Miré al cielo nocturno y aunque estaba totalmente nublado, la luz de la luna iluminaba un poco la espesa oscuridad del callejón.
—¿Qué hace una niña como tú en este lugar?
Un hombre de avanzada edad me sorprendió.
—Vete a casa —dijo—. Este lugar es muy peligroso. Ya es tarde vete a casa.
Sin decir una palabra salí del callejón, pero preocupada sin saber a dónde ir, pues no tenía dinero. Pensé en volver al edificio, pero no parecía ser buena idea, así que creí que volver al lugar donde había estacionado el auto de Noah, sería el mejor lugar porque aun tenía su llave. Me pregunto que habrá sido de él ¿a dónde se dirigió después sin su auto?.
Aunque estaba muy lejos de aquel lugar no iba a cambiar la idea de poder llegar ahí. Estaba cansada, pero no era seguro detenerme, seguí caminando lo más rápido posible cruzando avenidas y carreteras.
De pronto, un auto se detuvo a mi lado. Una mujer de cabello corto me llamo desde el.
—Hola ¿necesitas un aventón? —preguntó.
—Sí, realmente necesito uno —respondí.
—Sube puedo darte uno —dijo, su voz era demasiado aguda.
—Gracias —dije, sin siquiera dudar.
Ella parecía amable y dispuesta a ayudar, así que me arriesgue y subí a su auto.
—¿Algún lugar en particular? —preguntó—. Ibas con mucha prisa.
—Puedes dejarme en la calle Rodeo, mi casa está muy cerca de ahí —dije.
—Y ¿cómo es que estás tan lejos de tu hogar? —comentó, con curiosidad—. ¿Te perdiste?.
—No, no me perdí —respondí—. Lo que paso es que estaba en la casa de unos amigos y tuvimos una pelea, luego salí superenojada y olvide mi cartera en su casa —dije.
Era obvio que no le iba a decir que hui después de atacar a alguien.
—Oh, te peleaste con tus amigos —dijo—. Son cosas que pasan.
—Aja —respondí—. Y usted... ¿Cuál es el motivo por el que me ofreció un aventón? —pregunté.
Ella sonrió ampliamente.
—Ya te había visto antes —sonrió—. Estabas corriendo sin parar, pero no pensé que fueras a llegar tan lejos. Te veías devastada.
—Ah, seguro recién había peleado con mis amigos —excusé.
—Sí. —pronunció—. Te entiendo.
Me fijé por la ventana y mi destinó se acercaba lo que ella también noto.
—Mi nombre es Sarah —dijo, mientras que de su bolso sacaba una tarjeta—. Trabajo en una agencia de modelos. Te dejo mi tarjeta por si acaso.
Cuando tuve la tarjeta en mi mano me pregunté si ese era el verdadero motivo por el que me dio un aventón.
—Gracias —dije—. Mi nombre es Alexandra.
Después de un momento, ella detuvo el auto y salí de el, después de dar las gracias y despedirme me dirigí al lugar donde había estacionado el auto de Noah y por suerte, aún seguía ahí.
Abrí la puerta y entre enseguida. Sentí un gran alivio después de estar dentro del auto.
—¿Quién eres? —preguntó alguien desde los asientos traseros.
Me asusté y me puse nerviosa luego de ver que sostenía un cuchillo cerca a mi cuello.
Continuará...