Victoria fue la princesa más joven de Umbra, ella guiaba a las tropas de su imperio durante la guerra contra los lycan.
Gracias a ella, Umbra tenía la ventaja en la guerra, sus estrategias y sus grandes habilidades en combate casi logran que los humanos ganen en contra de los lycan. Pero, algo pasó, ella fue acusada falsamente de traición y encerrada en una sucia celda hasta morir.
Su última deseo fue, que alguien tomará venganza en contra de quienes la traicionaron y es así como el alma de otro mundo, ocupó su cuerpo, despertando antes del inicio de su caída, ella al saber lo que pasará, cambiará todo a su favor y si planean acusarla de traición, entonces así será, ella los traicionara y unirá fuerzas con el peor enemigo de su imperio. Los lycan.
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Capítulo 21.
Wolfram y sus tropas permanecen ocultos cerca de la capital, aún no era momento de volver, además, sabe que Vicenzo podrá seguir la batalla contra las tropas del emperador.
— ¿por qué no regresamos a la frontera y acabamos con todo de una vez?— pregunta Sira.
— porque nuestro siguiente movimiento será en la capital, tomaremos el palacio muy pronto.— responde Wolfram.
— ¿otro plan de su novia?, esta dependiendo mucho de ella.— menciona Sira con un tono de burla.
— ¿y que?, sus planes nos han traído hasta acá, ¿no?— le reclama.
— si, pero, ¿que pasará cuando tomemos el palacio?, ella será la emperatriz de Umbra?, ¿o volverá a Mist con su hermano?— apuesta a que Wolfram no había pensado en eso.
Y si, Wolfram se quedo en silencio, si no fuera por Sira, no se acordaría de ese detalle, ya que hasta ahora, no ha hablado sobre eso con Victoria, aún no le ha preguntado que planes tienes, ¿se casará con él?, además falta decirle sobre su hermano y lo que paso con su madre. Wolfram se transforma en Lycan y avisa a Sira que mantenga oculto el campamento, él debe de ir a resolver algo importante.
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En el palacio, en la oscuridad del calabozo, Lethia suplica para que la liberen. Ese lugar no era para ella, pide que la dejen salir para demostrar su inocencia, pero, solo escucha una leve risa y quien se acerca es Victoria.
— pobre y triste princesa, no te preocupes, cuando sea tu sentencia, tu sufrimiento acabará.— se burla.
— maldita...todo es mentira, yo jamás he traicionado a la familia.— responde furiosa.
— en eso tienes razón, pero, ni tu padre te cree, nadie te cree.— sonríe con malicia.— solo yo puedo creerte.
— e-entonces sácame de aquí, aunque no nos llevemos bien, si sabes que soy inocente debes de sacarme.— pide.
—¿por qué lo haría?, si soy quien te puso aquí, y se que hubieras hecho lo mismo en mi contra, solo que yo, moví primero mis piezas.— se burla.
Lethia cambia su expresión sufrida a una de enojo, sentía irá al escuchar las palabras de Victoria y agarra con fuerza los barrotes de su celda.
— maldita bastarda...ya verás, lograré salir y te eliminaré.— amenaza.
— aunque salgas jamás podrás contra mi, porque cuando salgas, la emperatriz seré yo, Umbra será mía.—
Victoria se aleja pero deja salir una risa que causa escalofríos en Lethia, en especial al verla desaparecer en la oscuridad.
Victoria regresa a su habitación, pero, apenas llega a su puerta, siente un aroma tan familiar, así que le pide a las doncellas que aún siguen pasando por aquel pasillo que se vayan a descansar, y que nadie la suba al segundo piso por ahora, tras decir esto, entra a la habitación, encontrándose con Wolfram recostado en su cama.
—¿que pasa si quien entra no soy yo?— se acerca a la cama.
Wolfram tan pronto la tiene cerca, la jala de la mano para hacerla caer sobre la cama y acomodarse a su lado.
— se cuando no eres tú quien viene.— pasa suavemente su pulgar sobre los labios de Victoria.— hay algo que debo decirte.
— debe ser importante si haz venido hasta aquí.— responde Victoria.
Wolfram se reincorpora para sentarse, aunque se cubre la cintura con la sábana, mientras que Victoria se queda sentada en la orilla de la cama.
— los vampiros nos están ayudando, porque el emperador supo que su hermana menor esta aquí, en Umbra y fue robada por un maldito humano.—
— ¿el emperador de los vampiros arriesga todo para recuperar a su hermana?— pregunta.
— si, porque esa hermana eres tú, ese maldito emperador humano, mato a tu madre y te arrebato de sus brazos, así que es obvió que él sabe lo que eres.— cuenta Wolfram.
— así que todo este tiempo él lo ha sabido...ahora entiendo, por eso se aseguro que yo aprendiera sobre temas militares y demás...me estaba criando como su arma...— no es difícil deducir eso.
Ya que los recuerdos de la infancia de la verdadera Victoria están en su cabeza, en ellos ve como el emperador luce como un padre amoroso que la favorecía por encima de Lethia y le daba los mejores maestros en el arte de la espada, combate y los mejores profesores de la escuela militar, para que ella aprendiera de estrategias, combate y política.
— siento que debas enterarte, pero, al parecer tu hermano nunca dejo de buscarte, por eso se unió a nosotros, él quiere recuperarte.— explica Wolfram.
Wolfram la abraza por detrás, mientras apoya su mejilla sobre la cabeza de la chica, es su intento de consolarla y hacerla sentir acompañada. Aunque para Victoria no es un tema muy delicado, ya que su afecto por la difunta emperatriz no existe, solo fueron sentimientos de la verdadera Victoria.
— esta bien, al menos se que mi hermano no quiere acabar conmigo para no tener competencia.— responde Victoria.
— no creo que tenga esas intenciones, además ya es emperador. Creo que solo quiere recuperar a la hermana que perdió, la hermana que es el último recuerdo de su madre.—
— quizás...hablaré con él cuando todo acabe.— agrega Victoria.
Wolfram no dice nada más y solo permanece abrazado a la chica. Aunque no puede verle el rostro, intuye que esta confundida, ya que fue una información inesperada.
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Abel por su parte, estaba en su habitación, mirando por la ventana mientras se perdía en sus pensamientos, ahora que Lethia estaba pagando por el mal que ha hecho, lo cierto es que no sabe que será de él si los lycan logran llegar al palacio y tomar Umbra, pues todo parece indicar que esos son los planes de Victoria. Al menos espera que ella le permite irse y vivir con tranquilidad lejos de todo.
Repentinamente es sacado de sus pensamientos cuando tocan a su puerta, al abrir se trata del mayordomo del emperador, quien le dice que el emperador lo busca. Minutos después esta de pie ante el escritorio del emperador, este se notaba serio, pero preocupado.
— Abel, hoy llegó un mensaje, las malditas bestias han asesinado a Byron.— habla con seriedad.
— es lamentable, pero padre, usted sabía lo que podría pasar, en una guerra no importa si es un príncipe o un emperador, el enemigo acabará con quien se interponga.— responde Abel.
— pero es mi hijo...una me traiciona y a otro lo asesinan...Abel, debes ir, vengar a tu hermano, traer la cabeza de la bestia que se atrevió a matarlo.— grita molesto.
Abel agacha la mirada y después de un pesado suspiro, la levanta de nuevo.— bien, iré, pero si los lycan han tomado gran parte del territorio, no hay mucho que yo pueda hacer.—
— lo harás, debes de acabar con ellos, esta guerra la debemos ganar nosotros, esas sucias bestias perderán todo.— responde demostrando lo frustrado que estaba.
Abel solo le pidió al emperador que le de tiempo para preparar las tropas que irán con él. Tras decir esto, se va en busca de Victoria para decirle, porque seguramente, el emperador no tardará en llamarla para enviarla también al campo de batalla.
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