A pesar de sus reservas iniciales, la conexión emocional y la química entre Nick Evans y Dayanne Wilson, es tan poderosa que los lleva a experimentar un deseo incontrolable de estar juntos. Esta sensación de atracción abrumadora los impulsa a explorar sus sentimientos y a desafiar sus creencias previas sobre el amor. Pero la situación entre ambos, se complicará por las propias inseguridades de Dayanne relacionadas con la intimidad, lo cual le impide entregarse por completo, aún cuando siente un deseo irrefrenable por Nick. A pesar de la intensa atracción que ambos experimentan, Dayanne lucha internamente contra sus propios temores y barreras emocionales que le impiden abrirse completamente a Nick y a la posibilidad de una relación significativa. Esta dicotomía entre el deseo abrumador y las inseguridades personales de Dayanne crea una tensión emocional que será crucial para el desarrollo de su historia juntos.
Los invito a leer esta hermosa historia de amor y superación ¡Disfrutenla!
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CAPÍTULO XVI TOMANDO EL CONTROL DE LA OFICINA
Nick Evans después de tomar la decisión de quedarse en la ciudad, especialmente en modo conquista. Se presentó el lunes a la oficina, dejando a sus pocos empleados atónitos con el anuncio de que Dayanne Wilson estaría ausente por un tiempo por cuestiones de salud, y que por lo tanto el estaría a cargo.
. – Estaré aquí el tiempo que sea necesario, o lo que se lleve la ingeniera Wilson recuperándose completamente de su infortunio de salud – Les explicaba después de reunirlos en la sala común – Espero que al igual que con ella, podamos hacer un buen equipo de trabajo y obtener buenas ganancias en el proceso, así que iniciemos la semana con las mejores energías y expectativas de lograr las ganancias que ella generaba para beneficio de todos…
Nick observó que algunos de los empleados ponían mala cara cuando el halagaba el trabajo de Dayanne, y se preguntaba por qué, si lo que ella hace los beneficia a todos... "Increible", ¿Acaso existe envidia entre ellos? se prometió así mismo, averiguarlo.
. – Si tienen alguna duda o inquietud, estoy dispuesto a atenderlas – Dijo dirigiéndole una mirada exclusivamente a ese trío que llamó su atención – Sin más que decir, vuelvan a sus lugares y comiencen a producir por favor.
“Vamos a ver si son tan efectivos sin contar con los datos de ella” se dijo mientras se dirigía a la oficina de Dayanne con la secretaria detrás de él, pero sin perder de vista detalle, y alcanzando a ver como los otros chocaban sus manos como celebrando algo…
. – Por favor, tráigame lo que esté pendiente para hoy – Le pidió a la chica ya dentro de la oficina - Y me comunica con la residencia de la señorita Wilson…
. – ¡Si señor, enseguida! – Dijo la eficiente secretaria. En cuanto ella se retiró Nick como era costumbre y más tratándose de Dayanne, comenzó a inspeccionar la oficina.
Realmente apreciaba el buen gusto en cuanto a decoración que tenía Dayanne. Al igual que en su casa, todo se veía bien ubicado, delicado y pulcro, no era algo que aparentaba opulencia, pero si mostraba elegancia. Desde el escritorio hasta el sofá y resto de accesorios seleccionados, le daban un ambiente agradable y acogedor a la oficina. ¡De verdad provocaba trabajar allí!
. - Me encanta tu buen gusto señorita Wilson, ¡Bueno, pero que carajos no me gusta de ti mujer! – Reflexionó sonriendo – Ah si hay algo, que seas motera... – Terminó haciendo un gesto de desagrado – Pero por supuesto, eso no será impedimento para conquistarte, te lo aseguro – Sonrió travieso como si ella estuviera presente y pudiera escucharlo, luego mostrando una cara de tonto al imaginarse en la hazaña que pensaba emprender para conquistar al huracán Wilson...
En tanto pensaba en todo ello, el teléfono en el escritorio sonó anunciando la llamada de esperaba. Caminó hasta allí, se sentó y contestó…
. – Dígame – Pidió, esperando razón de lo que solicitó…
. – Señor la llamada a la residencia de la ingeniero está en espera por la línea 2 – Anunció la chica, alterando los nervios de Nick.
. – Muchas gracias… - Dijo presionando el botón y conteniendo la respiración al pensar que fuese la propia Dayanne quien le respondiera…
. – ¡Aló! – Sin embargo, fue Anthony Wilson quien le respondió, dejando toda su emoción en un total estado de frustración.
. – Señor Wilson ¿Cómo está? – A pesar de su decepción, saludo con cortesía – Soy Nick Evans…
. – Sí, reconocí su voz, que gusto saludarlo señor Evans – Ya sabiendo que era el jefe de su hija, evitó tutearlo - ¿Llama para saber de mi hija?
. – Pues sí… - Debió aceptar que era así, tal cual como lo insinuaba el señor padre de su tormento – Sí, me gustaría saber cómo va la recuperación de la señorita Wilson… - Habló con tanta formalidad, que Anthony sonrió, al comparar su actuación con la de su hija cuando de él se trataba.
. – Va bien, pero ha tocado obligarla a guardar el reposo – Dijo bajo para evitar que su hija lo escuchara – No ha sido fácil… – terminó rememorando que la lucha que tanto él como su esposa han tenido con la terca de su hija, y su empeño de creerse autosuficiente, y que puede hacer todo como si nada, a pesar de que le represente un gran esfuerzo – ¡Pero ahí vamos!
Nick sonrió al escucharlo…
. – Imagino – Comentó sin poder evitar un tono de diversión…
. – Ciertamente usted lo entiende mejor que nadie ¿Cierto? – Nick volvió a sonreír ante la referencia que hacía Anthony sobre lo que él vivió con su paciente estrella - ¿Lo comunico con ella?
. – Si por favor, pero señor Wilson, antes quisiera informarle que la moto de la señorita Wilson está aquí en la empresa, y estoy gestionando para enviarla a…
. – ¡No! – Interrumpió apresuradamente el señor Wilson, luego carraspeó y bajó el tono de voz que por la impresión sin poder evitarlo había elevado – No, señor Evans, yo la busco, no es prudente traerla aquí…
De solo imaginarse el desenlace que traería que la manzana de la discordia llegara allí, alteraba los nervios del señor Wilson.
. – Muy bien, entonces lo espero – Aceptó Nick la decisión de su interlocutor, entendiendo claramente la razón – Señor Wilson ¿Cree que pueda hablar con la señorita Wilson? – Aunque trató de hablar con firmeza, fue imposible que su voz temblara un poco…
. – ¡Por supuesto! Pero debo sugerirle que llame en unos 5 minutos, ella se niega a utilizar la silla de ruedas para movilizarse, y pues parece un perezoso mi pequeña – Nick no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar tal comparación, ambos hombres rieron…
. – Okey, vuelvo a llamar en unos minutos entonces, gracias señor Wilson – Colgó Nick y negó sonriendo nuevamente, imaginándose a Dayanne, como lo estuvo haciendo todo el resto del fin de semana. Que le dijeran que estaba bien no era suficiente, quería escucharla, y sobre todo, saber si lo recordaba.
Dayanne que venía saliendo del baño con su madre, que no la dejaba ni a sol ni sombra a pesar de que ella insistía en que podía arreglárselas sola, recibía al contrario siempre un firme regaño de su madre por creerse constantemente tan autosuficiente y la realidad era que no podía ni respirar bien. Anthony asomó su cabeza en la habitación…
. – ¿Puedo? – Preguntó antes de entrar completamente – Hija… - Se acercó a ella y comenzó a quitarle el protector del brazo que evitaba que se le mojara el yeso – El señor Evans acaba de llamar…
Dayanne que antes miraba a su padre y lo escuchaba con atención, bajó inmediatamente la cabeza para ocultar el rubor que sintió invadió sus mejillas con la sola mención de Nick y reconocer que lo ha tenido en su mente desde que él se marchó. Que incluso hasta su olor la perseguía, especialmente en la habitación, a pesar de que le pidió a su mamá que le cambiara las sabanas de su cama, porque la estaba volviendo literalmente loca…
Bárbara y Anthony se miraron ante la reacción de su hija…
Gracias y bendiciones.
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