Luna Cáceres quedó embarazada por confundir su laxante con el afrodisíaco de su amiga. ¿Con quien estuvo? No tiene idea. Lo único que sabe es que fue un maldito español que se aprovechó de su predisposición cuánto quiso.
Aquel español es el hijo de su padrastro, a quien conocerá por la boda en que sus padres sellarán su amor.
Ellos no se reconocerán, pero el español tiene un gran problema que le impide relacionarse con cualquier mujer, pero que curiosamente no le impidió estar con Luna.
¿Qué ocurrirá cuando él sepa que aquella noche inolvidable fue con su hermanastra? ¿Cómo reaccionará ella al saber quién es el padre de su hija?
NovelToon tiene autorización de SilvinaTracy para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
UN ARDIENTE RECUERDO, UNA IMAGEN ARRUINADA
NARRADOR, PABLO MONTES
Pensativo se encontraba sentado en un avión con destino a su país. Aún recordaba a esa pelirroja ardiente que había saciado sus ganas y cumplido todas sus fantasías en tan solo una noche.
Había estado semanas estresado porque su novia de aquel momento había intentado amarrarlo con un embarazo falso al sentirlo poco comprometido.
Uno de sus mejores amigos le había sugerido hacer un viaje para despejarse y le había dicho que le tendría una sorpresa en el hotel que le quitaría toda la tensión.
Cómo todo un caballero no había dado detalles de lo que había sucedido, aunque tenía curiosidad por saber cómo había él conseguido a una chica virgen tan dispuesta. ¿Cuánto le habría pagado? ¿Habría sido alguien que esperaba saciar toda su curiosidad con alguien experimentado? ¿Tal vez una joven con deseos de estar con un extranjero?
Cuando salió de la habitación lo hizo porque tenía que empacar. El coche que lo llevaría al aeropuerto estaba por llegar y no podía perder tiempo. Le hubiese gustado verla completamente, pero había bebido demasiado y con la oscuridad de ese cuarto no lo había logrado. Aún así recordaba su piel, su perfume, sus gemidos y su cabello rojo tan singular.
Pablo se fue a España nuevamente y allí pretendió seguir adelante con su vida, aunque el recuerdo de esa pelirroja lo llevaba tatuado a fuego en su piel.
Él comenzaba a abrirse camino entre los juzgados. Empezaba a ganar una buena reputación como abogado y estaba orgulloso de ello, aunque... aún había un aspecto con el cual no podría estar satisfecho.
Pablo era guapo, se vestía bien, conducía un buen vehículo, era educado y estaba en muy buena forma física. Todo en él perfecto, salvo su problema íntimo.
Las mujeres lo deseaban, pero cuando llegaba al momento de demostrar cuánta pasión albergaba, aunque sentía deseo cierta parte de su anatomía se negaba a cooperar y funcionar como era debido.
Pablo, soportando la vergüenza que le daba, fue al médico, pero no hubo nada malo. Probó visitar otros especialistas y también terapia psicológica con el mismo resultado.
Tuvo oportunidades con mujeres preciosas que le hacían imaginar mil cosas. También conversaciones ardientes, pero su cuerpo se negaba a cooperar. Él acababa inventando un malestar y se iba rápidamente. Muy pocas lo aceptaban y querían volver a verlo, pero no todas eran comprensivas. La mayoría lo insultaba y lo trataba de poco hombre.
Meses más tarde, aún con el recuerdo de esa pelirroja apasionada en la mente, él se enamoró de Ana. Ella era una modelo preciosa y parecía entender que la intimidad no siempre era buena, aunque después de un tiempo sintiéndose humillada le sugirió a Pablo tomar píldoras para poder estar juntos.
Ana era una mujer bella, sexy, seductora y creativa, pero Pablo no sentía la misma motivación que la noche memorable con la pelirroja. Había probado beber alcohol tal como esa noche, pero su cuerpo no funcionó en absoluto.
Ana se sentía satisfecha. Pablo era buen amante porque sabía cómo tocarla y hacer muchas otras cosas para satisfacerla, pero cuando necesitaba sentir su cuerpo y lo veía tomar una píldora era que su líbido bajaba.
Pablo lo había intentado todo con ella. Él trabajaba, la trataba como una princesa, le daba obsequios, pero ella necesitaba sentirse deseada y no insegura, eso se lo provocaba su problema y no podía cambiarlo.
El final abrupto llegó cuando su relación llevaba más de dos años y que ella estaba harta. Escuchó a su novio hablar en sueños sobre esa ardiente noche y notó como esa parte que se negaba a estar erguida naturalmente, se levantaba en todo su esplendor.
Ana se imaginó distintos escenarios que iban desde que él le fue infiel siempre o que jamás la había amado y en venganza no solamente lo dejó, sino que esparció cierto rumor en la prensa acerca de que su ex era impotente.
Pablo no supo que hacer. Había querido viajar a visitar a su amigo Mark, pero eso fue antes de que su imagen social pasara de abogado exitoso a impotente sin remedio.
Trabajar para Pablo se volvió difícil. Aunque intentó tener citas, las supuestas interesadas solamente buscaban comprobar si él era impotente y lo que comenzó como un rumor acabó siendo una certeza en la prensa.
Su madre lo presionaba para que le diera nietos, pero él sin ayuda de una medicación no podía cumplir como amante.
Las presiones, su corazón roto, su imagen pública destrozada y su autoestima por el suelo hicieron que él considerara aquella llamada de su padre como una salida. Quizás podría abandonar su amado país y volver a comenzar en otro sitio, aprovechando el viaje por la boda.
Él empacó sus pertenencias, documento, pasaporte y certificaciones que demostraran su profesión. Llevó sus ahorros y también su perfume favorito en la maleta.
Cuando fue al aeropuerto lo hizo con la esperanza de poder dejar su vida tormentosa atrás, sin siquiera imaginar todo lo que le ocurriría en su nuevo destino.