AL PRECENCIAR LA MUERTE DE SU MADRE IRINA PERDIO SU VOZ Y POR CULPA DE SU PADRE FUE OBLIGADA A CASARSE Y DESPUÉS DE DOS AÑOS DE MATRIMONIO FUE OBLIGADA A DIBORCIARSE Y A CASARSE VON OTRO HOMBRE AL QUE NO CONOCÍA.
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CAPÍTULO 15
NARRADOR
Víctor, tras haber salido con su hermano y su cuñada, presentó al detective Rivas y esperaron a la mujer que rendiría su declaración. Cuando Víctor la vio bajar, no podía creer que una mujer tan hermosa sufriera todo lo que su hermano y su cuñada le contaron. Él quería ver muerto al bastardo que la lastimó. Ellos se fueron y la dejaron sola con el detective y el psicólogo para que rindiera su declaración. Sol, quien estaba en brazos de Irina, pasó a los brazos de Víctor mientras esperaban que su madre terminara de hablar con detective. A Víctor, tanto la madre como la hija le robaron el corazón. En ese momento, no lo supo, pero desde ese momento no solamente sería esclavo de una mujer, sino de dos. Tanto madre como hija podrían hacer lo que quisieran con él y él no se opondría.
En el despacho, el detective Rivas comenzó el interrogatorio con la ayuda del psicólogo. Ambos hombres se mantenían lejos de la mujer por respeto a sus traumas. No la querían hacer sentir incómoda, por eso una policía mujer los acompañó en el interrogatorio y es ella quien habla con Celeste.
-"Bien, Celeste, cuéntanos todo desde el principio", pidió la oficial.
-"Yo estaba en mis prácticas de medicina, estaba haciendo mi especialidad en pediatría. Un día, en el estacionamiento, un hombre estuvo a punto de ser atropellado, pero lo quité del camino para evitarlo. Él quiso agradecer y como insistió tanto, me tomé un café con él. Pensé que no lo volvería a ver, ni siquiera le di mi dirección ni nada para contactarme. No me agradaba, solamente lo ayudé como ayudaría a cualquier otro. Luego, comenzó a enviar rosas al hospital para mí. Me parecía extraño, pero no le di importancia. La muerte de mis padres estaba muy reciente y no tenía cabeza para más. Después de que rechazara muchas rosas, apareció en el hospital y les decía a todos que yo era su prometida, y no era así. Jamás lo besé ni tomé su mano. Solamente nos vimos esa noche que lo salvé. Los de seguridad me ayudaron varias veces y me acompañaban a mi auto porque yo tenía miedo de ese hombre. Un día llegué a mi casa y no había electricidad. Me sorprendió porque el resto del barrio sí tenía, pero cuando busqué mi teléfono para llamar a la compañía eléctrica, sentí un golpe en la cabeza y perdí la conciencia. Cuando desperté, estaba en una cama desnuda con ese hombre encima de mí, igualmente desnudo. Cada vez que me hacía daño, decía que me amaba y que lo hacía por mi bien, para cuidarme, pero no era así. No lo conocía y me encerró por un año. Di a luz a una hija sola en una habitación porque él no me dejó salir nunca más, hasta hoy que llegó borracho y me golpeó. Aproveché y le di un fuerte golpe en la cabeza. Lo revisé, aún vivía por desgracia. Tomé las llaves y a la bebé y lo encerré a él. Lo até a la cama y salí de ahí. Corrí por horas, creo que fueron cuatro o cinco horas corriendo. No lo recuerdo bien", dijo Celeste con lágrimas en los ojos.
-¿Cómo se llama el hombre? - La oficial.
-No sé su apellido, solamente sé que se llama Leo o Leonardo, no sé bien, jamás me lo dijo - Celeste.
-Eso lo veremos, usted indique en qué dirección corría y nosotros encontraremos el lugar, mientras tanto, la oficina y el joven Víctor la llevarán a formalizar la denuncia y la llevarán a un lugar seguro - El detective.
-Bueno, gracias - Celeste les mostró el camino por donde salió y ellos se dedicarían a buscar el lugar.
Víctor bajó con la bebé dormida en sus brazos, Celeste la quiso tomar, pero Víctor le dijo que no le molestaba llevarla. Un chófer los llevó, Celeste se despidió de Irina y Dmitry, les agradeció mucho su ayuda y se fue en un auto con Víctor, su hija y la oficial. Un chófer conducía y una patrulla los seguía por si pasaba algo.
El psicólogo recomendó un especialista para Celeste en cuanto llegara a la ciudad. Víctor lo llamó para fijar una cita para ella y encontró un departamento donde ella y la bebé se quedarían con seguridad extra en caso de que no encontrara al hombre que la lastimó.
-Ahora Irina descansa y relájate, todo está bien. Mañana haremos la sesión y espero que sea la última y puedas ver todo claramente - El psicólogo cuando ya todos se habían ido.
-Todos queremos que sea la última - Dmitry tomando la mano de su esposa.
El resto de la tarde, Irina la pasó muy tranquila en el jardín, en compañía de los tres en la terraza y vio películas con Dmitry. Luego se durmió abrazada al pecho de su esposo. A la mañana siguiente, se sentía tranquila a pesar de la sesión que tendría después del desayuno. Ya estaba más dispuesta a enfrentar los recuerdos del pasado y poder seguir adelante con su futuro.
-¿Lista? - Le pregunta el psicólogo mientras ella está recostada en el sofá, cómoda y relajada, ella asiente.
-Bueno, cierra los ojos y escucha los golpes del metrónomo - Cuando Irina se relajó y cayó en un estado de conciencia más relajado, el psicólogo comenzó a indagar en sus recuerdos.
-"Bien, Irina, ¿qué pasó en la habitación de tu mamá la noche de tu cumpleaños?", preguntó el psicólogo.
-"Ella me escondió debajo de la cama y me dijo que no hablara, que no hiciera ruido, que nunca le dijera nada a nadie porque podrían lastimarme", respondió Irina.
-"¿Y lo hiciste? Desde entonces no hablas", preguntó el psicólogo.
-"Sí, la obedecí. No dije nada, jamás le dije nada a nadie", respondió Irina nerviosa.
-"Pero debes hablar. Tu mamá no quería que hicieras ruido en ese momento para que no te descubrieran. Ella no quería verte callada toda la vida. ¿Lo entiendes ahora?", preguntó el psicólogo.
-"Sí, lo entiendo", respondió Irina.
-"¿Y qué pasó después?", preguntó el psicólogo.
-"La puerta de la habitación se abrió. Vi a dos personas entrar. No vi sus rostros, pero sus voces me son familiares", respondió Irina.
-"Dime, Irina, ¿de quiénes son esas voces?", preguntó el psicólogo.
-"Son ellos. Ellos la mataron", lloró Irina.
-"¿Quiénes, Irina?", insistió el médico. Ella entró en crisis y comenzó a llorar y a perder el control.
-"Fueron ellos. Ellos la mataron", dijo Irina entre lágrimas. El doctor rápidamente la despertó, pero ella seguía repitiendo lo mismo.
-"Fueron ellos. Ellos la mataron", lloraba y repetía desesperada en los brazos de Dmitry, quien la consolaba.