**Saga Vannecelli**
Sandra es una joven encantadora y divertida, apasionada por las carreras ilegales de motocicletas. Es hija adoptiva de Santiago Vannecelli, sublíder de la mafia italiana, y de la empresaria María Romero. Desde los 15 años, Sandra se enamoró de su primo Thyler Vannecelli, y juntos hicieron una promesa: informar a su familia sobre su relación cuando ella cumpriera 17 años. Sin embargo, el gran día llegó y nada salió como esperaban. A partir de ese momento, la vida de Sandra se convierte en un caos, repleto de traiciones, lujuria, odio y amor.
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Capítulo 14la única manera de aliviar mi corazón
Sandra Vannecelli
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-Al ingresar al baño, me cubro la boca para que no se oiga mi llanto. Unos minutos después, escucho la puerta cerrarse y no puedo evitar que un grito emerja de mi garganta. Al instante, retiro la mano de mi boca y salgo del baño. Me recuesto en la cama para continuar llorando. Ahora comprendo por qué actuó de esa manera: simplemente vislumbró su futuro y eso está bien. No iba a arriesgarlo por mí. Veo mi teléfono vibrar y noto que es Renzo, así que decido dejar que siga timbrando. Perder al chico que amaba y, además, a mi primo favorito el mismo día es demasiado, ¿qué más podría suceder? ¿Por qué debían ocurrir estas cosas? ¿Qué tipo de karma estoy enfrentando?
Pasaron varias horas y escuché a una de las empleadas informarme que la comida estaba lista. Llamó varias veces, pero no le respondí. Finalmente, entró y me dijo- Señorita Sandra, la cena está servida. Se la traje a la habitación, pero le sugiero que coma algo.
Le contesto- Gracias, señora Victoria, pero no tengo apetito, por favor, déjeme sola.
- Ella me responde- Señorita, ha pasado todo el día sin comer y se va a enfermar. Por favor, coma algo; le traje su comida favorita.
- No tengo hambre, no quiero hacer nada. Pero si no acepto la comida, podría informar a mis padres o a Caeli, y no deseo que se preocupen por lo que les digo. -Por favor, déjalo allí, comeré más tarde. Agradezco su preocupación por mí y por favor no le diga a nadien.
-Escucho el sonido de la puerta al cerrarse y una vez más me invade una profunda tristeza. Siento una presión en el pecho y un dolor en el alma; me siento utilizada y, en cierto modo, ingenua por haberme entregado a él sin reservas. Le di todo mi amor y habría hecho lo que fuera por él. Reflexiono sobre mi propia vulnerabilidad y permito que todo este dolor salga de mí, con la esperanza de así poder aliviar mi corazón, hasta que me quedo dormida.
Han transcurrido tres días en los que la empleada me ha dejado la comida en la cama, pero yo la he descartado en el baño para que ella crea que he comido. La alarma me despierta y, aunque la apago, he decidido no ir a la escuela; no tengo ánimos para hacerlo. Me recuesto en la cama y cierro los ojos hasta quedarme dormida, pero a los pocos minutos despierto de nuevo, reviviendo la escena en la que Thyler oculta nuestra relación, donde mantengo relaciones con Renzo y finalmente termino con Thyler. Me levanto de la cama y me doy una ducha que dura más de treinta minutos. Al salir, veo a Caeli sentada en la cama y me pregunta- ¿Qué te sucede, Sandra? Dime la verdad.
-Trato de mantener la calma y le respondo- No tengo nada, Caeli. ¿Por qué lo dices?
-Ella me responde- Lo digo porque son las 9 de la mañana y llevas tres días encerrada en esta habitación. La señora Victoria me lo comentó; has estado faltando a la escuela, algo que nunca habías hecho. ¿Acaso no te das cuenta al mirarte en el espejo? Tus ojos están hinchados. Soy tu hermana y estoy aquí para escucharte. No dudes en compartir conmigo lo que está sucediendo; estoy dispuesta a ayudarte.
-He inspirado profundamente para contener las lágrimas; no quiero preocupar a nadie. Estoy segura de que puedo superar este dolor por mi cuenta. Me río a carcajadas y le digo a mi hermana- No me ha pasado nada grave; lo que ocurre es que anoche terminé de ver una serie que era bastante triste, y ya sabes lo sensible que soy. Lloré toda la noche, por eso tengo los ojos así. No fui a la escuela porque no escuché la alarma esta mañana y además tengo un malestar estomacal; algo me cayó mal. Planeo ir mañana.Además, te veo muy tranquila, ¿acaso hoy no tienes clases en la universidad?
-Ella me mira con incertidumbre mientras yo le sonrío y responde- Sí, sí tengo, ya me voy. Sabes que puedes contar conmigo y no hay necesidad de ocultarme nada. Quiero informarte que mis padres tardarán 15 días en regresar. Mi madre está ocupada con su fundación, mientras que mi padre se encuentra supervisando las diferentes áreas de la organización.
Está bien -le sonrío mientras ella sale de la habitación. Qué bueno que no estarán aquí. Me cambio y me siento en mi cama, mirando al vacío. De repente suena mi teléfono; no quiero mirarlo. Podría ser Renzo, no deja de llamarme. Me levanto, reviso la pantalla y veo que es Brayan, así que contesto.-
- Sandra, ¿cómo estás? ¿Por qué no has venido a la escuela?📞
-Estoy bien, solo que me siento un poco indispuesta.📞
- Entiendo. Oye, ¿qué planes tienes para esta noche?📞
-Ninguno, ¿hay alguna carrera hoy? 📞
-No, la policía está muy atenta, así que debemos esperar a que la situación se calme. Hoy hay una pelea clandestina, ¿te gustaría acompañarnos? Iremos con Fernando.📞
-No, Brayan, en esta ocasión prefiero no participar.
-Vamos, no seas tan aburrida. Será emocionante. ¿Dónde quedó esa Sandra atrevida a la que le gusta la adrenalina?📞
-Me quedé pensando. Estar encerrada no me beneficiará en nada. No pasará nada si me distraigo un poco.- Está bien, iré. ¿A qué hora es? 📞
-La actividad comienza a las 10. Te espero en mi casa para que podamos ir juntos. Te agradecería que no llegues tarde.📞
-Cuelgo la llamada y dejo mi teléfono a un lado. Me dirijo a la cocina y tomo un poco de jugo de naranja. Al volverme, encuentro a Renzo detrás de mí. - Tomé un sorbo de mi vaso y lo miré con indiferencia. Le pregunté- ¿Qué haces aquí?
- Él, con preocupación, me respondió- Estaba preocupado por ti. Han pasado tres días sin que me contestes y quería saber cómo estabas.
- Estoy bien, Renzo, gracias por preocuparte por mí, pero ya deberías irte, -le dije.-
- Comencé a caminar a su lado cuando él, tomando mi mano, me dijo- No me trates con indiferencia, por favor. Me duele que lo hagas. En estos dos años hemos estado muy unidos y no quiero perder eso.
-Observo su expresión y percibo tristeza en su rostro. Quizás estoy siendo demasiado dura con él. Le digo- Lo siento, Renzo, pero nada puede ser igual. Lo mejor para ambos es que tomemos distancia por un tiempo. Necesito que respetes mi decisión.
-Me suelto de su agarre, subo las escaleras y cierro la puerta con seguro.-