Roselin sufrió a causa de su primer amor, por una infidelidad por parte de su pareja decide separarse de forma inmediata, sin embargo, su corazón roto no dejaba de doler, por esto decide ir a un bar y beber un poco. A causa del alcohol Roselin termina pasando la noche con un desconocido que resulta ser un atractivo CEO, está intenta ignorarlo, pero ¿Podrá resistirse a los encantos de aquel hombre tan encantador y directo?
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Samantha
Otro día comenzó en la empresa, la cuestión era que Roselin se sentía incómoda, lo que estaba en su corazón no estaba claro, además del hecho de que Tiago seguía detrás de ella constantemente, seguía creyendo que ella lo perdonaría y volvería con él. Constantemente, Tiago le enviaba mensajes, la llamaba e iba a su casa, la situación era tan seria que Roselin tuvo que cambiar las cerraduras de su casa.
Estaba muy estresada por culpa de Tiago, estaba comenzando a tener actitudes que asustaban a Roselin, ya era casi una obsesión, Roselin le comentó a los padres de Tiago, pero al parecer él negó todo y al final los padres de Tiago no le consideraron como algo real.
Al entrar a la empresa vio a una mujer pelirroja esperando en recepción, la apariencia de esta era admirable, era una mujer muy hermosa y coqueta, pero Roselin pensó haberla visto en algún lado, su mente se iluminó al recordar la foto puesta en la habitación de Santiago, era la madre del niño.
Roselin simplemente la ignoro y fue a su oficina, comenzó con sus labores y cuando Sebastián llegó, entró seguido por Samantha, en una que otra ocasión Roselin pudo escuchar el nombre de esta.
Era justamente como la describía Sebastián en medio de sus quejas, una mujer hermosa y caprichosa, solo se interesaba por sí misma y la conversación que estaba presenciando Roselin lo dejaba muy en claro, esta gritaba mientras Sebastián le reprochaba cosas, más que una conversación era una pelea.
—Estoy cansada de que cada vez que llego me gritas, detesto tu asquerosa actitud, no sé de qué manera termine casada contigo.
—¿Crees que no estoy harto de ti? Pides dinero para mi hijo y terminas gastando todo en ti y tus caprichos, además de que abandonas por meses a mi hijo.
—¡También es mi hijo!.
—Pues no lo parece, ¿Acaso no lo extrañaste ni un poco?, Tengo suficientes pruebas como para quitarte su custodia ¡ERES LA PEOR MADRE QUE CONOZCO!
—¿Con quién me comparas? ¡CON TU MADRE! ¿¡LA DE MÁX!? No seas patético, no te atreverías a quitarme la custodia de Santiago.
—¿¡Quieres apostar!? Estoy harto de ti, de mi madre y de todo, mi hijo es el único perjudicado, si quieres dinero trabaja, molesta a tu familia o busca a otro imbécil al cual quitarle dinero, no sabes lo cansado que estoy de tratar contigo.
—Yo estoy cansada de ti, no estoy dispuesta a dejarte ser feliz, intenta quitarme la custodia de Santiago, no te la dejaré fácil, ¿Crees que no sé que tengo todas las de perder? No me importa.
La pelea seguía siendo vivida, la pelea seguía acalorada mientras Roselin observaba en su asiento, el simple hecho de observar y oír era estresante para Roselin.
Samantha volteó a ver a Roselin la cual estaba intentando concentrarse en su trabajo y la miró con arrogancia para seguir hablando.
—¿No me digas que esta es la mujer de la que me hablo tu madre? Se ve más ordinaria de lo que la describió tu madre, tus gustos son más bajos de lo que creí.
—Tú tienes elegancia y belleza, pero eres solo una mimada insoportable que no siente cariño ni siquiera por su propio hijo, ¿Por qué crees que jamás te ame?
Roselin podía escuchar como gritaban a Sebastián, al fin y al cabo era su problema, pero no soportaría que una mujer tan insoportable como Samantha la juzgará y hablara de ella frente a ella.
—¿Por qué habla cómo si me conociera? Usted ha sido una persona gritona, caprichosa e insoportable desde que cruzo la puesta y yo no le he dicho nada, me parece asqueroso que se deje guiar por las palabras de una vieja alimaña a la cual desprecia tanto o igual que yo.
Roselin se levantó de su asiento y se paró frente a Samantha, Samantha era un poco más baja que ella, pero a pesar de esto miraba con mucho desprecio a Roselin, al parecer al menos tenía el coraje de mantener y defender lo que decía.
—Al menos tienes agallas, eres la primera persona que se sienta en esa silla y me dirige la palabra o me mira a los ojos, pero el cómo te vea es solo problema mío, aunque admito que solo quería provocar a Sebastián, mi problema no es contigo es con él. Sigues siendo una mujer humilde, pero no es mi problema, no tomes personal lo que diga, como dije, mi problema es con la sanguijuela de Sebastián, no contigo, pero si caí bajo al repetir las palabras de la anciana.
Roselin miró confundida a Samantha, pero tal parecía que ella estaba hablando con mucha seriedad, no sabía ni siquiera que decir ante tal confesión.
—Si tus problemas son con Sebastián intenta respetar mi nombre, no me interesa la forma en la que me veas, pero al menos intenta respetarme, claro, solo si quieres que yo lo haga.
Roselin volvió a su asiente y continuo tranquilamente con su trabajo, Sebastián quedó perplejo ante la situación que acababa de observar, sin embargo, tan pronto como Roselin se sentó, Samantha volvió su mirada a Sebastián.
—Primero, no creas que las cosas se quedarán así, estoy muy dispuesta a seguir intentando hacerte la vida imposible, pero por ahora me iré, quédate con Santiago unos días más, por ahora estaré ocupada.
—Solo dame la maldita custodia del niño y ya, nunca se queda más de tres días contigo, te dice mamá por obligación más que por cariño.
—Que te resbale, lo discutiremos en el juzgado, claro, solo si me demandas.
Samantha salió de la oficina dejando a Sebastián con la palabra en la boca, literalmente fue únicamente para pelear con él y hacerlo enojar y lo logró.
—¡Esa mujer me saca de quicio!
—Es una mujer muy extraña.
—¿Extraña? Únicamente le gusta fastidiar y gastar dinero, es le persona más fastidiosa del mundo, me sorprende mucho pensar en los años que estuvimos casados.
—Tampoco es muy fácil tratar con usted o su madre, a mí se me facilita porque estoy acostumbrada a tratar con personas difíciles.
—No soy tan difícil de tratar, solo soy muy serio con la mayoría, estoy seguro de que no soy tan severo contigo.
—Si tú lo dices.