El corazón de Alessia es destrozado en pleno debut, el príncipe heredero le había prometido amor, pero ha anunciado a otra como su prometida, Magenta, la hermana de Alessia, quien siempre la ha despreciado por ser hija de una concubina. Alessia ahora debe casarse con el gran Archiduque, un hombre con la fama de asesinar a sus prometidas, pero no todo es como dicen, esos son solo cuentos y Alessia, pronto descubrirá que secretos se ocultan en el Archiducado, incluso sabrá quién es ella en realidad…
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Cap. 13 Majestad, sé que no me corresponde.
Cuando Alessa entraban a la mansión, Umma se acercó a ella y se arrodilló inmediatamente en un mar de llanto, ella jamás se imaginó lo que harían esas dos dementes, cuando supo del escándalo, esas tontas ya habían sido detenidas por el ejército del archiducado, aunque no tenía cara, fue a hablar con Mary, pero no había nada que hacer, el Beta ya lo sabía y nada se quedaría en solo una reprimenda.
—Majestad, se que no me corresponde, pero quiero disculparme, me disculpo en nombre de todas las lobas, no somos así, sabemos cuál es nuestro lugar, la estaba esperando, quería despedirme, yo me voy, es hora de partir, y me alegra mucho haber conocido a la Archiduquesa, si necesita ayuda en algo, no dude en buscarme, estaré en la casa de mis tíos los Condes Millard — Umma, hizo una reverencia y se alejó tomando un bolso y una doncella la guía hacia la salida.
Umma sabía muy bien cuál era su papel, ella solo era una concubina para el Archiduque, el Alfa usualmente tiene varias parejas hasta que llega su destinada, ellas al ser mayores que él, le enseñaban el arte del amor para cuando encuentre su Luna, era así como las manadas se formaban, pero jamás se le pasó por la cabeza ser una concubina de por vida, ella también quería encontrar a su destinado, a su Mate, su pareja y amor.
Alessa dio un gran suspiro, parecía que su futuro esposo estará molesto, sus concubinas habían desaparecido de la noche a la mañana, pero cuando vio a su hermana, ella parecía más preocupada.
—¿Celia?, ¿qué pasa? — dijo mirando a su hermanita con la cual tiene medio año de diferencia.
—Alessa, no se si lo has pensado, pero…, ahora que el Archiduque no tiene concubinas, tú tendrás que servirle en la cama al ser su esposa — dijo levantando las cejas.
Alessa se sonrojó de inmediato, eso no lo haría, en ese momento se arrepentía de no abogar por las concubinas, se dio la vuelta y salió corriendo para tratar de detener a Umma, la cual ya no estaba por ningún lado, un carruaje se veía a lo lejos dejándola con la cara pálida.
Desde una esquina la anciana miraba con diversión a la hermosa Ninfa quien se acaba de dar cuenta que deberá ser la mujer del Archiduque, lo que no sabe es que las cosas entre Mates son demasiado naturales.
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Así habían pasado las semanas, Alessa se había adueñado del Archiducado con la ayuda de Mary y Neil, ambos le mostraron todo y Alessa parecía una esponja, absorbía la información de inmediato.
Alessa se metió en el bosque por primera vez días después de la partida de Umma, ella necesitaba tener contacto con el lugar, sentía que estaba mal atendido y un día se fue con Celia a escondidas, aunque Mary estaba cerca para protegerlas.
—Ale, no deberíamos estar aquí solas, puede haber Lobos con malas intenciones — dijo Celia mientras caminaban por un pequeño sendero.
—Celia, no seas miedosa, además, sé que el bosque me va a proteger si me pasa algo y a ti también — dijo con una sonrisa.
Alessa se sacó los zapatos y corrió hacia adelante dejando a Celia confundida.
—Oye…, no me dejes, no seas así — dijo la niña y empezó a correr para alcanzar a su hermana, ambas llegaron a un hermoso arroyo, el lugar era muy lindo, pero Alessa volteó para ver a su hermana y casi se cae de la impresión.
Por donde ella había corrido descalza, era todo más verde y fresco, había dejado un camino de flores y pequeños brotes de árboles, estaba desbordada de felicidad, si bien algo había leído, ella nunca creyó que sea tan fuerte su esencia.
Ellas juguetean en el pequeño río, pero se dieron cuanta que estaban mojadas de pies a cabeza, sin embargo, cada día volvían a ese lugar, solo que llevaban ropa para cambiarse, pero usualmente ambas se quedaban desnudas disfrutando del buen clima, desde que Alessa llegó, el clima era más cálido, sin embargo, no era caluroso, pero sí muy agradable.
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Así pasaron los días y el Archiduque volvería en tres días, así que Alessa decidió ir a su lugar favorito, no sabe si es hombre, la va a dejar ir al hermoso bosque cuando ella quiera, así que ese día ambas se “escaparon”, en realidad, había una de las guardias mujeres más capaces pendientes de ellas, o era Mary quien las seguía en silencio para cuidarlas y que nadie las espié, ella olía si alguien se acercaba demasiado.
—Celia, saca los bocaditos, tengo hambre — dijo Alessa, mientras mariposas coquetas se posaban en su cabello rizado, se había secado después de que ellas retozaban en una piedra laja del pequeño pero pintoresco riachuelo.
—Oh, emmm, creo que los olvidé, pero ahora los traigo, no te apures, el Roble te va a cuidar, ya regreso — dijo Celia vistiéndose para ir corriendo por la pequeña canasta extra que había olvidado.
Cerca de Alessa, un enorme roble se mueve con el viento, como un gran custodio se balancea cuidando a la niña.
Alessa se mantiene ahí, quieta, echada boca abajo, mirando una mariposa tornasol que está en su dedo mostrando sus alas a la Ninfa quien tiene al bosque comiendo de su mano.
Cuando ella estaba realmente distraída, escuchó una voz gruesa y sensual hablarle al oído dejándola paralizada.
—¿Qué hace una hermosa Ninfa aquí, desnuda y apetecible? — dijo la voz mientras Alessa no estaba segura de haber escuchado bien, cuando ella volteó, el rostro perfecto de un joven de unos 25 años la mira tan cerca que puede sentir su respiración en su rostro.
Alessa abrió y cerró la boca sin saber qué decir, hasta que escuchó algo que no entendió en ese momento.
—MÍA—