A los dieciocho años, me vi obligada a casarme con Aureliano Estrada, un hombre poderoso, atractivo e inteligente, pero también un despota que se había encaprichado conmigo. Lo odiaba profundamente, ya que su ambición me había obligado a renunciar al amor de mi vida, Marcos Villasmil, el chico más guapo y dulce que jamás había conocido. Nuestro amor era real y puro, pero mis padres no lo aceptaban; al menos eso me hacían creer. Cada día en la vida con Aureliano se sentía como una prisión dorada. Aunque tenía todo lo que muchos desearían: una mansión, fiestas lujosas y la admiración de la sociedad, mi corazón seguía anhelando la libertad que había perdido junto a Marcos. La sombra de su recuerdo me seguía, recordándome lo que realmente importaba: el amor verdadero y la felicidad genuina. Mientras navegaba por esta nueva vida impuesta, comenzaba a cuestionar mis decisiones y a buscar maneras de recuperar el control sobre mi destino. Sabía que no podía seguir viviendo así, atrapada entre las expectativas de mis padres y el dominio de Aureliano
NovelToon tiene autorización de Crisbella para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo XIV Hacer de cada momento algo único
Punto de vista de Aureliano
La entrega de Veronica fue sublime, la manera en la que su cuerpo reaccionó a cada una de mis caricias era adictivo y no pude detenerme. Además fue su primera vez algo que imaginaba, pero no tenía la certeza, ya que ella misma me había dicho que amaba a otro hombre.
Todo esto me tenía confundido, por que si ella amaba a ese tal Marcos ¿por que se entregó a mi y no a él?, desperté con ese pensamiento, así que con cuidado me levante de la cama y fui a la sala a revisar algunos documentos para distraer mi mente. Pero la noche anterior no salía de mi cabeza y en lo único que pensaba era en la hora de volverla a hacer mía.
Mientras mis pensamientos vagaban entre el trabajo y Veronica, ella llegó saludándome con ternura y de la misma manera le conteste. Para después sentarse a mi lado sin decir una palabra.
Rompí el silencio para decirle que no debía sentirse presionada por lo ocurrido durante la noche, pero su respuesta me dejó impresionado, yo imaginando que ella era una niña y resultó ser mucho más madura de lo que demostraba.
Finalmente le dije que saldríamos después de que terminara de leer los documentos que tenía en la mano. Y así fue una vez terminé de revisar los documentos la tomé de la msno y fuimos a caminar por la playa, sus ojos se iluminaban al ver el mar.
“¿Nunca habías ido a la playa?”, pregunté extrañado de su actitud.
“Mi madre siempre dijo que el sol dañaría mi piel y no me permitía salir a tomar el sol”, respondió tranquilamente.
“Mientras uses la protección adecuada tu piel estará bien”, respondí deteniendo nuestro andar. Tras fijar nuestras miradas por unos instantes mis ojos se desplazaron hacia los labios de Veronica invitándome a que los besara.
Empecé acariciando sus labios con los míos, luego me apoderé de su boca y por último de su cuerpo, cada vez que la hacía mía, se volvía más y más adictiva sentía que no podía alejarme de ella. Esta vez le hice el amor en medio del inmenso mar que solo teníamos para los dos.
Regresamos a la orilla y nos sentamos debajo de unas palmeras. “Este lugar nos impulsará a la cúspide del turismo en el país”, comente viendo el horizonte.
“Imagine que iba a hacer uno de los hoteles de los Estrada. Pienso que tiene mucho potencial y más con la privacidad que hay en las casas y la vista que estas ofrecen”, respondió ella con dulzura.
“¿Te gustaría conocer las otras casas?”, pregunté entusiasmado.
“Si, por supuesto. Solo que ahora quiero descansar un poco”, respondió acurrucándose entre mis brazos.
Acaricie su hermoso cabello y nos quedamos mirando el horizonte. Su aroma llenaba mis pulmones haciéndome sentir relajado.
Volvimos a la casa después de un par de horas y ya Marta nos tenía el almuerzo listo, fuimos a la habitación a asearnos. “¿Nos bañamos juntos?”, pregunté y sus mejillas se pusieron coloradas. Se veía tan tierna.
“Si, no tengo problema con eso”, respondió mientras caminaba al baño.
No dude y entre detrás, ayudándola a quitarse la ropa que traía puesta y acarícienos su suave piel, ahora estaba algo bronceada haciendola ver mucho más hermosa, ya que sus ojos azules destacaban aún más. Volvimos a hacer el amor debajo de la regadera, con cada entrega de nuestros cuerpos sentía que se creaba un lazo entre nuestras almas.
Bajamos a almorzar el delicioso almuerzo que había preparado Marta. “Todo se ve muy delicioso”, comentó Veronica con una sonrisa.
“La comida de Marta es la mejor, por eso será la chef principal de este lugar”, respondí con la verdad.
“¿En serio?, felicitaciones Marta, se que te irá muy bien”, respondió Veronica con una sonrisa.
“Gracias, señora. Es usted muy amable”, respondió Marta devolviéndole la sonrisa a Veronica.
“No me llames señora, mi nombre es Veronica y me gusta más… Sabes que mi sueño es ser chef profesional”, comentó Veronica apagando su sonrisa.
“¿Y por qué no lo cumples?”, intervine mirándola a los ojos.
“Mis padres dicen que es una pérdida de tiempo, ellos me inscribieron en la universidad para que estudiará administración de empresas y así en un futuro poder manejar las empresas de la familia”, respondió con tristeza.
“Si quieres puedes estudiar las dos cosas, eres muy inteligente y se que saldrás adelante con esas dos carreras, además en un futuro podrías hasta tener tu propio restaurante y administrarlo tu misma”, respondí dándole ánimos.
“¿Hablas en serio?, no te molesta que siga mis estudios”, pregunto con asombro.
“No, ¿cómo piensas eso?, es tu futuro y debes seguir preparándote para el”, hablaba sinceramente, no soy un machista que quiere tener a su mujer enclaustrada entre cuatro paredes.
Vi como sus ojos se iluminaron y la sonrisa volvió a dibujarse en su rostro. Ella tenía un mal concepto de mi y mi misión era acabar con eso y que conociera al verdadero Aureliano Estrada. Si íbamos a pasar nuestra vida juntos lo mejor era dejarme ver tal cual soy.
Así pasaron los días, entre conocernos y llevarnos bien, en esta etapa estábamos haciendo lo que debimos hacer antes de casarnos, pero ya no había vuelta de pagina y lo que nos quedaba era construir nuestras vidas de esta manera.
Casi un mes llevábamos en esta isla, con el tiempo empezaron a llegar trabajadores para terminar el proyecto del hotel. Sin embargo, no podía permanecer más tiempo aquí, ya que tenía asuntos que resolver en la ciudad.
“Esta es nuestra ultima noche aquí, y quiero que sea inolvidable”, le dije a Veronica besado suavemente sus labios.
“Creo que todos los días aquí han sido inolvidables, no quisiera volver a la realidad”, expresó ella con tristeza.
“En la ciudad podemos seguir construyendo nuestras vidas y hacer de cada momento algo único”, respondí abrazándola fuertemente a mi pecho.