Besos amargos: Un matrimonio sin amor, un corazón sin libertad.
Emily hija del ceo más importante de Washington, es obligada por su padre, quién siempre la obliga a hacer lo que el quiere a casarse con Liam, heredero de la gran prestigiosa y adinerada familia Johnson.
Liam heredero de la gran familia Johnson. Desde niño ha crecido bajo las sombras de su frío padre quién solo se preocupa por el poder y la riqueza, inculcandole que lo más importante es el poder y las riquezas.
Sin embargo, todo eso cambiará cuando conozca a Emily.
¿Qué pasará cuando ambos contraigan matrimonio?
¿Se lograrán enamorar? ¿ o cada quién tomará caminos diferentes?
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Capítulo 13: El encuentro inesperado
Después de la conversación con el señor Thompson, mi padre me pidió que le diera espacio para charlar asuntos privados de la compañía.
—Emily por favor, déjanos solos un momento. dijo.
Me levanté de la silla, sintiendo alivio por escapar de la tensión.
—Claro, papá. respondí.
Salí del salón y busqué un lugar para tomar aire fresco. Encontré un balcón con vistas impresionantes de la ciudad.
Me apoyé en la barandilla y respiré profundamente, intentando calmarme.
De repente, escuché una voz detrás de mí.
—¿No te gusta la fiesta?, preguntó.
Me di la vuelta y vi a un hombre alto y guapo, con ojos azules profundos y penetrantes, que parecían ver más allá de mi superficie. Su cabello oscuro y ondulado estaba peinado hacia atrás, revelando una frente despejada y una nariz recta. Llevaba un traje negro elegante, con una camisa blanca y una corbata gris que resaltaba su complexión atlética.
Su rostro era serio y reflejaba una autoridad que me hizo sentir incómoda. Parecía tener entre 23 y 25 años, pero su mirada y su presencia parecían mucho más maduros.
Su voz era baja y firme, sin rastro de emoción.
—¿Y qué tipo de fiesta te gusta?, preguntó, acercándose a mí con una confianza que me hizo sentir nerviosa.
Me sentí incómoda bajo su mirada.
—No tengo tiempo para fiestas— dije, intentando ser brusca.
El hombre no sonrió, sino que me miró con una intensidad que me hizo sentir como si estuviera siendo evaluada.
—Eres una chica muy interesante— dijo, su voz sin inflexión.
Me molestó su tono.
—No soy interesante. Soy aburrida.
El hombre se acercó más, su mirada sin cambiar.
—No creo que seas aburrida.Creo que eres una chica con secretos.
Me sentí enfadada.
—No tengo secretos. Y no me gustan los hombres que se entrometen en la vida de los demás. Dije algo enfadada
El hombre no se inmutó, su rostro siguió serio.
—Me llamo Liam— dijo, extendiendo la mano.
No la estreché.
—Me voy— dije, y me di la vuelta para irme.
Liam me detuvo.
—Espera. No te vayas así. Dijo
Me liberé de su agarre.
—No quiero hablar contigo— dije, y me fui.
No sabía que ese hombre sería alguien importante en mi vida. Alguien que cambiaría todo.
Regresé al salón, intentando sacudir la sensación de incomodidad que me había dejado Liam. Mi padre estaba enfrascado en una conversación con algunos de los invitados, y no pareció darse cuenta de mi regreso.
Me senté en una silla vacía, intentando pasar desapercibida. Pero no podía evitar pensar en Liam y su mirada intensa. ¿Quién era ese hombre? ¿Por qué me hacía sentir así?
De repente, escuché una voz detrás de mí.
— ¿te divertiste en el balcón?
Me di la vuelta y vi a Liam de pie detrás de mí, su mirada aún intensa.
—No— respondí, intentando ser brusca.
Liam sonrió ligeramente, pero su sonrisa no alcanzó sus ojos.
—Me alegra haber podido conocerla— dijo, y se dio la vuelta para irse.
Me sentí aliviada al verlo irse, pero también sentí una punzada de curiosidad. ¿Qué había querido decir con esa sonrisa?
Mi padre se acercó a mí, su rostro serio.
—Emily. es hora de irnos, dijo.
Me levanté de la silla, sintiendo un alivio.
"Gracias, papá", respondí.
Al salir del restaurante, no pude evitar buscar a Liam con la mirada. Pero no lo vi.
¿Qué pasaría después?
Después de dejar el restaurante, mi padre y yo regresamos a casa en silencio. Mi padre estaba absorto en sus pensamientos y yo no quería romper el silencio.
Al llegar a casa, me fui directamente a mi habitación, cansada de la noche. Pero no podía dormir, mi mente estaba llena de pensamientos sobre Liam y nuestra extraña conversación.
¿Quién era ese hombre? ¿Por qué me hacía sentir así?
Me levanté de la cama y me acerqué a la ventana. Miré hacia fuera, perdida en mis pensamientos.
De repente, escuché un ruido detrás de mí. Me di la vuelta y vi a mi padre de pie en la puerta.
—Emily, necesito hablar contigo, dijo.
—¿Qué pasa, papá?. pregunté.
—Tengo un viaje de negocios importante dentro de dos meses y necesito que me acompañes—, dijo.
Me sentí enfadada.
—¿Dentro de dos meses? Pero papá, cumpliré 18 años y había planeado visitar a la abuela— dije.
Mi padre se encogió de hombros.
—Lo siento, Emily. Este viaje es importante para la empresa y necesito que estés allí— dijo.
Me sentí frustrada y enojada.
—¿Por qué siempre tienes que priorizar la empresa sobre mí?, dije.
Mi padre me miró con una expresión severa.
—Emily, no discutas. Irás conmigo y punto— dijo.
Sentí una rabia contenida.
—Sí, papá— dije, intentando contener mis emociones.
Mi padre se fue, dejándome con una sensación de resentimiento y frustración.
Me quedé en mi habitación, pensando en la conversación con mi padre. No podía creer que me estuviera pidiendo que abandonara mis planes de visitar a mi abuela materna en mi cumpleaños número 18. Era un momento especial para mí, y mi abuela había estado planeando esa visita durante meses.
Pensé en todas las veces que mi padre había priorizado la empresa sobre mí. Todas las veces que me había decepcionado. Me sentí una rabia contenida.
De repente, recordé a Liam y nuestra extraña conversación en el balcón. No sabía por qué, pero pensar en él me hizo sentir una sensación de calma.
Me levanté de la cama y comencé a caminar por mi habitación. Tenía que tomar una decisión. ¿Debía obedecer a mi padre y acompañarlo en el viaje de negocios, o debía seguir mi corazón y visitar a mi abuela como había planeado?
La respuesta era clara. No iba a dejar que mi padre me controlara una vez más.
Tomé una decisión. Iba a encontrar una forma de visitar a mi abuela, sin importar lo que mi padre dijera.
¿Qué pasaría después?