Lauren Rossi, creía tener la relación perfecta con su amado novio, Paul, hasta que lo descubre en la cama su mejor amiga. Cegada por el dolor, Lauren decide ir a un bar a ahogar sus penas en alcohol; lo que ella no sabía que en ese bar se encontraría con el mismísimo diablo, llamado Alexei Kutnezcov.
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Capítulo 9
...Lauren....
Mí vida ha cambiado bastante desde que acepté comenzar una relación con Alexei.
Me mudé con él al penthouse, pero no me deshice de mí antiguo departamento, sólo por precaución.
Alexei me regaló una tarjeta negra sin límites, por lo que puedo comprar todo lo que quiero. Aunque creo que él sólo quiere presumir de su fortuna, me regaló un auto nuevo, pero insiste en ser mí chófer.
—Mi esposa no debe mover un sólo dedo.
Eso es lo que siempre dice.
No necesito cocinar, tampoco limpiar; porque Alexei se encargó de contratar personas para que hagan eso por mí. Hasta insistió en sobornar a mis maestros para terminar antes la universidad, me negué, claro está.
Aún así, no puedo quejarme, mí esposo es muy atento. Siempre está cuidandome y, aunque no conozco a su gente de la mafia, sé que todos están a mí al rededor, dispuestos a dar su vida por mí. Sé que no debo dejar que el poder se me suba a la cabeza, pero no puedo evitarlo.
Ahora mismo, estoy en la entrada de la universidad, Alexei me trajo, como siempre.
—Vendré a recogerte, así que no hagas planes. –Ordenó y asentí, besando su mejilla–. –Te veré luego, no dejes te maten. –Bromeé, saliendo del coche–.
Mientras caminaba por los pasillos, Jenna y Lisa se me acercaron.
—Oh la la... Pero si es la reina de la mafia. –Bromeó Jenna, dándome un empujón juguetón, haciéndome reír–. –¿Qué podemos hacer por usted, su majestad? –Intervino Lisa, siguiéndole el juego–.
Rodé los ojos mientras sonreía victoriosa.
—¡Ya! Callense o le diré a mí esposo que las mate. –Solté de forma juguetona y ellas chillaron en respuesta–.
—Joder, eres una zorra con suerte... ¡Estoy tan celosa! –Exclamó Jenna, luego de lo que pasé con Kate y Paul, éste tipo de comentarios debería molestarme, pero sé que no hay malicia en su tono–.
—¡Lo sé! –Se quejó Lisa–. ¿Sabes si Alexei tiene algún hermano soltero? –Ambas me observaron con picardía–.
—No lo sé, tendré que preguntarle.
...Alexei....
Mientras observaba a mí esposa ingresar al campus, mí teléfono sonó, era Xander, mí hermano menor.
—Informame.
—¿Ni un hola? Yo estoy muy bien, gracias por preguntar. –El tono sarcástico de mí estúpido hermano me irritaba más de lo que demostraba–.
—No tengo tiempo que perder, Xander. –Solté con frialdad y lo escuché refunfuñar, sabía que sólo lo hacía para meterse bajo mí piel–.
—Estoy en la mansión ahora mismo. –Comunicó–. Y déjame decirte que ella lo sabe. –Mi cuerpo se tensó ante aquélla revelación, sabía que ella no me dejaría en paz luego de ésto, pero era algo que afrontaría en el futuro–.
—¿Quién se lo dijo? –Cuestioné y lo escuché soltar una burla–. –Por favor, Alexei, ella es hija del presidente ruso, no me vengas con esas tonterías porque averiguar que te casaste con otra mujer, es como quitarle un dulce a un bebé para una mujer como Kristal Comescu.
Froté mí frente con frustración, debo tener cuidado con ésto, más ahora que ella lo sabe.
—Y, hablando de bebés... –Continuó–. Tienes que visitar a tus hijos alguna vez, ¿Sabés? –Me recordó–.
—Sé que tengo que verlos y lo haré cuando Lauren esté lista para ir a Rusia conmigo. –Declaré con severidad y, una vez más, él soltó una burla–. ¿Qué es tan gracioso? –La rabia en mí ser se hacía cada vez más y más grande–.
—¿En serio? ¿Vas a traer aquí a esa pequeña inglesa? –Cuestionó–. ¿Y cómo le vas a explicar a tu supuesta esposa, que estás comprometido con tu ex-novia y que encima tienes hijos con ella? –Resaltó, haciéndome golpear el volante con odio y frustración contenida–. –¿Le dirás que es una amante? ¿Una concubina? Eso es cruel, incluso para ti. –Siguió burlándose de mí, como si la situación fuera graciosa–.
—Sólo encargate de que Kristal no intente nada con los niños y mucho menos con Lauren. De lo contrario, te mataré. –Prometí–.
—Yo también te amo, hermano mayor.
La llamada terminó y comencé a conducir de regreso al penthouse, allí estaba esperándome Xion, mí jefe de seguridad y mí mejor amigo.
Su rostro estoico como siempre, fumando un cigarrillo, me observó y comenzó.
—Tu prometida sabe de tu esposa.
—Llegas tarde, Xander ya me lo informó. –Encendí un cigarrillo–.
—¿Quieres que la mate? –Soltó con tranquilidad, como si fuera lo más normal del mundo, negué–. –Aún no. –Respondí con calma–.
—Nadie sabía de mí matrimonio con Lauren, excepto Xander, tú y mis hombres. –Entrecerré los ojos mientras veía el humo desaparecer en el aire–.
—Un infiltrado. –Verbalizó y asentí–.
—¿Dónde está?
—Lo tengo en la villa, está esperando para que te encargues de él. –Declaró y asentí, mientras comenzábamos a caminar hacia el auto, dirigiéndonos a la villa–.