Mandarins Deceit

Mientras el agua fría caía sobre su cuerpo, su mente no paraba de darle vueltas. ¿Quién había actuado como omega y quién como alfa? Era algo que lo carcomía. Tocó su cuerpo, esperando sentir alguna molestia, alguna señal de que había sido dominado, pero no sintió nada. Quizá el alcohol había amortiguado todo. La idea de que él pudiera haber estado en la posición de abajo lo llenaba de miedo y vergüenza. Su respiración se aceleró ante la posibilidad de haber sido sumiso en ese encuentro, algo que nunca había considerado. Pero luego, otro pensamiento cruzó su mente: ¿y si fui yo el de arriba?

¿Y si había tomado el control de la situación? Pero si ese era el caso, ¿qué haría si este alfa, que se veía increíblemente dominante, intentara matarlo por haber tomado su cuerpo?

Cerró el agua y se vistió apresuradamente.

Mientras preparaba el desayuno, intentaba calmar su mente con algo de normalidad, pero todo le resultaba confuso.

Las imágenes no paraban de invadir su cabeza. Se veía a sí mismo sosteniendo a Ryu entre sus brazos, el calor de su cuerpo pegado al suyo. Recordaba la forma en que Ryu lo había besado, con una destreza inesperada, como si supiera exactamente qué hacer, cómo tocarlo, cómo llevarlo al límite con cada roce.

Lee no podía dejar de pensar en esas manos delicadas, cómo se movían con confianza, desvistiendo cada prenda de su cuerpo, mientras él permanecía inmóvil, atrapado en el magnetismo de ese momento.

Y luego... su mente se nublaba. No podía recordar más, pero algo en su interior le susurraba que habían llegado más lejos, mucho más allá de lo que podía recordar conscientemente. Las imágenes que ahora surgían en su mente eran de un encuentro más íntimo, casi como si hubieran bailado una danza entrelazada de feromonas, un rito sensual donde sus cuerpos se entrelazaban, buscando uno al otro.

Lo imaginaba a Ryu succionando suavemente cada parte de su piel, explorando cada rincón de su cuerpo con un deseo controlado pero innegable. ¿Podría haber sido eso real? Su respiración se aceleraba al imaginar cómo los labios de Ryu se movían sobre su piel, cómo sus manos trazaban caminos desconocidos, despertando sensaciones que él nunca había experimentado. Cada imagen que su mente creaba lo hacía estremecer, pero también lo llenaba de dudas.

¿Había sido él el que había tomado el control, o había sido Ryu? Las imágenes lo confundían aún más, mezclando deseo y ansiedad. No podía recordar nada con claridad, pero la intensidad de esos pensamientos lo hacía dudar de lo que había pasado realmente.

El sonido de la sopa hirviendo lo sacó de su ensoñación momentánea. Su rostro estaba caliente, el pulso acelerado, y el simple hecho de imaginar lo que pudo haber sucedido lo hacía sentir vulnerable.

¿Cómo enfrentar a Ryu ahora? La pregunta lo atormentaba mientras daba vueltas a la cocina. Cada sonido del hogar parecía amplificar su ansiedad. La idea de estar tan cerca de alguien que lo había afectado de esa manera lo hacía sentir vulnerable, expuesto.

¿Cómo mirarlo a los ojos, a esos ojos que lo habían seducido con una intensidad que nunca había experimentado?

Recordaba la forma en que Ryu lo había mirado, con una mezcla de desafío y deseo que lo había atrapado como un insecto en una telaraña. ¿Sería capaz de soportar la carga de esa mirada sabiendo que su memoria estaba fragmentada? Su estómago se retorcía al pensar que Ryu podría recordar cada detalle, mientras él estaba atrapado en un vacío.