La familia Beaumont siempre ha sido sinónimo de poder, riqueza y respeto. Su legado se basa en un estricto código de honor y valores que han sido transmitidos durante generaciones. Sin embargo, la nueva generación parece haber olvidado los principios y valores.
Esta es la historia de Charles un político sin escrúpulos que utiliza su influencia para manipular y explotar a los demás; Asher un playboy que se entrega a la decadencia y el vicio; Eleonora una joven dividida entre varios hombres y Cesare a quien el pasado de su padre parece cobrarle viejas deudas.
Mientras la familia Beaumont se hunde en el escándalo y la corrupción, su legado comienza a desmoronarse. Los secuestros de mujeres, los negocios sucios y la negligencia parental se convierten en la nueva norma. ¿ Podrán los Beaumont recuperar el honor y restaurar su legado?
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La lección del príncipe
Sharif bajó de su auto y se acercó a la multitud que se había congregado en la puerta de la prisión. La gente estaba enardecida, gritando y blandiendo objetos para linchar a Latifa y Asher.
Sharif se abrió paso entre la multitud, su presencia autoritaria y su mirada firme lograron calmar un poco la situación.
—¡Deténganse!, gritó Sharif.—¡No permitiré que se cometan actos de violencia aquí! ¡La justicia se hará cumplir de acuerdo a la ley, no a través de la venganza personal!.
La multitud se calmó un poco, pero todavía había un murmullo de descontento y resentimiento. Sharif se dirigió a los guardias de la policía.
—¡Llévenlos a una celda segura!, ordenó Sharif. —¡Y asegúrense de que estén protegidos de cualquier daño!.
Los guardias asintieron y se apresuraron a cumplir con la orden de Sharif. La multitud se dispersó lentamente, pero todavía había un ambiente tenso y hostil en el aire.
Sharif ingresó a la prisión, rodeado por su guardia real, que se aseguró de que la multitud se disipara y no hubiera problemas. La orden de Sharif había sido clara y directa: o se iban pacíficamente o serían detenidos y castigados.
La guardia real se desplegó por todo el recinto, asegurándose de que no hubiera problemas. Sharif, mientras tanto, se dirigió a la oficina del director de la prisión, donde se reuniría con él para discutir la situación.
Al llegar a la oficina, Sharif se encontró con el director, un hombre mayor y experimentado que había estado al cargo de la prisión durante muchos años.
— Príncipe, gracias por venir, dijo el director, haciendo uma reverencia. —La situación es grave. La multitud está enardecida y hay un gran riesgo de que se produzcan incidentes graves.
Sharif asintió, sabiendo que la situación era delicada.
—Quiero ver a los detenidos, dijo Sharif. Quiero saber qué ha pasado y cómo podemos resolver esta situación de la mejor manera posible.
El director asintió y se levantó de su silla.
—Por supuesto, Su Excelencia, dijo. —Los detenidos están en celdas separadas. Puedo llevarlo a verlos ahora mismo.
Sharif asintió y se levantó de su silla, listo para enfrentar la situación y encontrar una solución.
El director de la prisión llevó a Sharif a las celdas donde estaban detenidos Asher, Latifa y Abdul. Sharif se detuvo frente a la celda de Asher y lo miró con una expresión seria.
—Asher, ¿qué has hecho esta vez?, preguntó Sharif, sacudiendo la cabeza.
Asher se encogió de hombros y sonrió.—No he hecho nada que no haya hecho antes, Sharif, dijo Asher.
Sharif suspiró y se volvió hacia el director de la prisión.—¿Qué ha pasado exactamente?, preguntó Sharif.
El director de la prisión se aclaró la garganta antes de responder.
—Parece que el señor Beaumont se acostó con la esposa de Abdul Issidri, Latifa, dijo el director. —Abdul los descubrió y los empleados del hotel los denunciaron a las autoridades dado los detrozos que causo su pelea, hay testigos de lo ocurrido. Ahora, la multitud está pidiendo justicia y quiere que el señor Beaumont y Latifa Issidri sean castigados.
Sharif asintió, pensando en la situación.
—Quiero hablar con Latifa, dijo Sharif. —Y también hablare con Abdul.
El director de la prisión asintió y se dirigió hacia la celda de Latifa. Sharif lo siguió, listo para enfrentar la situación y encontrar una solución.
Sharif se paró frente a Latifa y Abdul, su mirada firme y autoritaria. Latifa bajó la cabeza, avergonzada, mientras que Abdul sonreía satisfecho.
—Según la ley, deberías ser azotada por infiel, dijo Sharif, su voz firme pero no cruel. —Abdul, tú has denunciado a tu esposa por adulterio. ¿Es eso cierto?
Abdul asintió, su sonrisa cada vez más amplia.
—Sí, es cierto, dijo Abdul. —Mi esposa me ha traicionado y debe ser castigada según la ley.
Sharif lo miró con desaprobación.—Eso no va a pasar durante el reinado de mi padre, dijo Sharif. —La ley es justa, pero también debe ser aplicada con compasión y sabiduría. No voy a permitir que se azote a una mujer por un delito que puede haber sido cometido por debilidad o por falta de juicio.
Abdul se enfureció al escuchar las palabras de Sharif.
—¡Eso es injusto!, gritó Abdul. —¡Mi esposa debe ser castigada por su infidelidad!. Arrojó mi honor al lodo me expuso de la peor manera. — Al escucharlo Asher sonrió, parecía una niña chiquita lloriqueando.
Sharif lo miró con firmeza.—La justicia no se trata solo de castigar a los culpables, dijo Sharif. —También se trata de proteger a los inocentes y desvalidos, si se encuentra que tu esposa es culpable, se le aplicará la ley de manera justa y compasiva.
Abdul se enfureció aún más, pero Sharif no se intimidó. Sabía que tenía que hacer lo correcto, incluso si eso significaba enfrentar la oposición de Abdul y de otros.
Sharif acercó a Latifa y la miró con compasión.
—Latifa, ¿qué tienes que decir en tu defensa?, preguntó el rey.
Latifa miró al Príncipe lágrimas en los ojos.
—Por favor, majestad, dijo Latifa. —Me arrepiento de lo que hice. Fue un error y no volverá a suceder. Me doy cuenta de que he traicionado a mi esposo y a mi familia, y estoy dispuesta a aceptar el castigo que se me imponga.
El príncipe la miró con tristeza.– Deberías ser azotada y puesta de ejemplo. Pero en el pecado llevas la penitencia, porque has despreciado todo lo que Abdul te dio por una baja pasión con un hombre que no dara la cara por ti. — Asher contuvo una risotada al escuchar hablar a su primo.— Se olvidara de ti como se olvidó de otras al cruzar esa puerta exclamó Sharif. — Mucho antes penso Asher. Sharif nego con la cabeza, luego se volvió hacia Abdul.
—Abdul, ¿qué quieres que se haga con tu esposa?, preguntó Sharif.
Abdul se enfureció de nuevo.—Quiero que sea castigada por su infidelidad, dijo Abdul. Quiero que sea azotada en público para que todos vean su castigo y su amante también.
Sharif sacudió la cabeza. — No, dijo el príncipe. —Eso no es justo. La justicia debe ser aplicada de manera justa y compasiva. Latifa ha cometido un error, pero no debe ser castigada de manera cruel y despiadada.
Sharif pensó por un momento antes de responder.
—Como autoridad te concedo el divorcio, puedes repudiar a Latifa públicamente ella no tendrá derecho a recibir dinero alguno de tu parte, ella quedará bajo la protección de mi familia cualquier atentado en su contra será considerada una traición al rey. Abdul se enfureció al escuchar las palabras del príncipe, pero luego se calmó y asintió con la cabeza.
—Acepto, dijo Abdul. —Me divorcio de Latifa y la repudio públicamente. No quiero que ella reciba nada de mí y me quedare con nuestro hijo, no creo pueda ser buena madre.—El príncipe asintió y se volvió hacia Latifa.
—Latifa, seras repudiada por tu esposo, dijo el príncipe.—Pero no te preocupes, mi familia te protegerá y te proporcionará todo lo que necesites. Eres ahora una protegida del rey.
Latifa se postró de rodillas y besó la mano del príncipe.
—Gracias, príncipe, dijo Latifa. —Me siento afortunada de tener su protección.
Sharif asintió y se volvió hacia Abdul.
—Recuerda, Abdul, dijo el príncipe. —Cualquier atentado contra Latifa será considerado una traición al rey. No te olvides de eso. Mi padre te recibirá mañana, tu honor será restaurado por el favor del rey, ya que has accedido a ser compasivo. Pueden liberar a Abdul no habrá cargos, cualquier daño producido será pagado por el señor Beaumont.
Abdul asintió y se retiró, mientras que el príncipe se volvió hacia Latifa y le ofreció su mano para ayudarla a levantarse.
—Vamos, Latifa, dijo el príncipe. —Te llevaran a un lugar seguro hasta que seas llevada a tu nuevo hogar, seras expulsada de Burhan.
Latifa asintió y comenzó a llorar, aceptó la mano del príncipe, mientras que Asher los miraba con una expresión de aburrimiento.
— Kardal ocupate de Latifa. En cuanto a ti dijo Sharif mirando a su primo que sonreía. — Pagaras los destrozos y harás una donación a los hospitales de Burhan. — Sharif miró al director, que preparen la documentación. Aquí te quedas serás liberado cuando vengan por ti después del almuerzo.— Director no debe ocurrirle nada, unas horas de encierro tal vez te sirvan para reflexionar.
— ¿ Estás de broma verdad?, soy tu primo exclamó Asher.
— Y por eso te has salvado. Latifa según la ley merecía 50 latigazos y tu te hubieras llevado al menos 20. Agradécelo, en cuanto seas liberado abandonaras Burhan y ni pienses que cargare con Latifa por ti, ella no puede quedarse aquí así que la llevaras a occidente y te ocuparas de su bienestar.
— Por supuesto que no, va a pensar que me quiero casar dijo horrorizado Asher.
— Hay cosas peores que el matrimonio como que mi tío está viniendo hacia aquí para ocuparse de la negociación. — Asher se dejó caer sobre la litera.— Sharif sonrió.— En tu lugar no me pondría muy cómodo, hay pulgas y ratas en este lugar exclamó Sharif se dio media vuelta y abandono el lugar. Asher se puso de pie…
Zaid ❤️ sabrás que le pasa a la mujer que te tiene de cabeza 🗣️ por fin ❤️
Sharif ❤️eres un Rey 👑 siempre ♾️ resolviendo los desastres de tus primos por proteger a tu tío Henry!!!
Gracias 😌 querida escritora Eliza Márquez 😍 por actualizar 😌 sigamos apoyando con me gusta publicidad comentarios y 🎁💝