¿Qué harías si estuvieras enamorada de tu hermano adoptivo?
Kira Moreau fue adoptada a los cinco años y desde entonces ha visto cómo su vida cambia de la noche a la mañana, pasando de una vida simple y ordenada a una vida lujosa.
Hoy, a sus veintidós años, es el rostro de las joyerías Moreau y, tras una campaña, debe mudarse a la casa de su hermano mayor, Nero. ¡Y ahí descubrirá un sentimiento abrumador que cambiará para siempre sus vidas! ¿Será que este sentimiento es capaz de superar tabúes? ¿Puede el amor vencerlo todo?
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Capítulo 18
Despierto con mi despertador sonando, me estiro y me paso la mano por la cara, abro los ojos lentamente y me doy cuenta de que estoy en mi habitación, trato de recordar cómo llegué aquí pero no lo consigo. ¿Me habrá traído Nero?
Hoy es un gran día, me levanto y voy al baño a darme una ducha relajante, hoy empiezo a fotografiar las joyas que ya están listas, termino de ponerme mi crema hidratante corporal, me arreglo el pelo pero lo dejo suelto, me pongo una falda lápiz y una blusa de seda, me pongo mi perfume favorito, meto mi móvil en el bolso, compruebo mi reflejo en el espejo y bajo confiada y satisfecha con el resultado.
Nero ya tiene la mesa puesta para el desayuno, está guapísimo con unos pantalones de lino gris y una camisa blanca de vestir.
— ¡Buenos días!
— ¡Buenos días, Linda!
Abre una sonrisa y me siento completa.
— Siéntate y aprovecha para alimentarte bien, porque Tom te va a poner a trabajar hoy jajaja.
Me sirvo un café solo y unas tostadas cuando él llama mi atención.
— Kira, por desgracia no podré acompañarte en tu primer día, tengo una reunión importante con un representante de piedras preciosas y no puedo aplazarla.
— Vaya…
— Estoy completamente seguro de que vas a brillar más que cualquier pieza que haya allí, estoy deseando ver un primer avance de los resultados pronto.
Siento una punzada de tristeza por su ausencia, como si me faltara una parte de mí.
— Lo haré lo mejor que pueda, ¡puedes confiar en mí!
Terminamos nuestro desayuno y al unísono metemos la vajilla en el lavavajillas, subimos a lavarnos los dientes y aprovecho para darme los últimos retoques de maquillaje y salimos hacia la empresa.
Nero estuvo hablando por el manos libres del coche todo el camino, así que aproveché para mandar un mensaje a mi madre y a Nico.
Llegamos y tomamos el ascensor.
— Tom te estará esperando en la cuarta planta, él te llevará al lugar donde se van a hacer las fotos.
— ¡De acuerdo! Que tengas un buen día entonces, nos vemos esta noche.
En cuanto el ascensor se abre y estoy a punto de salir, Nero me atrae hacia sí para darme un abrazo.
— ¡Buena suerte, linda!
Me suelta y entonces sonrío mientras las puertas se cierran, siento mariposas en el estómago y eso solo pueden ser nervios por las fotos y el peso de la responsabilidad.
Me giro y me encuentro cara a cara con Tomás y su secretaria, parados, ¿habrán visto lo que ha pasado?
Son discretos y sonríen.
— ¡Buenos días, Tomás!
— Anda Kira, ya nos conocemos, no hay necesidad de formalidades. Esta es Elise, mi secretaria, cualquier cosa que necesites puedes pedírsela a ella cuando yo no esté cerca.
— Buenos días, Elise, ¡encantada!
— Entonces, ¿podemos ir?
— ¡Sí!
Salimos los tres y nos dirigimos a otra planta, esta más segura que todas las demás, había un equipo esperándome para peinarme, maquillarme y entonces sigo sus instrucciones y me siento mientras ellos hacen su trabajo.
Tom no deja de hablar y discutir con dos fotógrafos, organizando el escenario y el orden en que debe funcionar todo.
Los ascensores se abren y allí está Nico, sosteniendo una preciosa caja de macarons de Ladurée.
— ¿Aquí es donde se está arreglando una princesa?
— ¡Ah, Nico, qué bien que hayas venido!
— ¿Y te creías que me iba a perder la oportunidad de darte mi apoyo?
Me abraza y me entrega el regalo. Después saluda a Tom y entablan conversación sobre fiestas.
Estoy lista y admirada con la imagen que refleja el espejo, Nico silba y todos nos echamos a reír.
— ¿Preparada, Kira?
Me pregunta Tom y yo asiento con la cabeza.
Los fotógrafos se presentan y entonces dos chicas con guantes abren una caja de terciopelo con las joyas que vamos a fotografiar hoy.
Se acercan y me ponen un precioso collar de diamantes y unos pendientes a juego y después de eso estuvimos más o menos dos horas haciendo fotos.
— Kira, vamos a cambiarte de ropa y maquillaje para fotografiar la línea de oro blanco, ¿vale?
— ¡Sí!
Vuelvo entonces a las manos de los maquilladores y antes de que pueda mirar las fotos, la secretaria de Tom, Elise, entra con un ramo de tulipanes rosas.
— Son para usted, señorita Kira.
Me levanto y los cojo de sus manos y huelo las flores, perfectamente dispuestas y preciosas.
— ¿Se puede saber quién ha enviado estas flores eclipsando mi regalo jajajaja?
— ¡No seas cotilla!
— ¿Ya tienes admiradores, Kira?
Me pregunta Tom y entonces me doy cuenta de que todos están esperando a que revele de quién son.
— Debe ser de mamá, ¡coge la tarjeta ya!
Nico ya habla impaciente.
— ¡Dejad de ser curiosos y volved al trabajo!
Tom se ríe a carcajadas, divertido por la crisis de celos de Nico.
— Déjalo, Nico, ven aquí que te voy a enseñar una cosa mientras ella termina y así quedáis liberados para esta pelea de hermanos.
Agradezco a Tom su intervención con el pensamiento y entonces cojo la tarjeta, mi corazón da un vuelco con esa caligrafía.
Kira,
Eres única, como cada una de esas joyas.
Estoy deseando celebrar contigo el inicio de una brillante carrera.
^^^ Nero^^^
Cierro la tarjeta tratando de ocultar la enorme sonrisa que surge en mis labios, la guardo en mi bolso y entonces vuelvo a las fotos, nadie vuelve a mencionar el tema, yo solo puedo pensar en qué haremos para celebrarlo.
Jamás olvidaré este inesperado regalo por su parte.
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