«Si Tú No Existieras»

Perla respiró profundo, tratando de bloquear la sensación que experimentó, al escuchar ese susurro en su oído.

Minutos después, Perla tenía todo su cuerpo rígido. Quería abrazar a Dayhan, y dormir entre sus brazos, pero tenía vergüenza, no quería que él malinterpretara la cercanía. Apenada y avergonzada, se acurrucó en su pecho. Dayhan sintió una felicidad inmensa. La rodeó con sus brazos y la acomodó.

— ¿Tienes frío? — preguntó mientras la acomodaba.

— Un poco… Oye, Dayhan, ¿qué es lo que más extrañas?

— A mi papá. Es lo único valioso y verdadero que tengo. Él es mi motivo para seguir adelante. Tengo metas, sueños, pero todo es por él. — expresó con nostalgia.

— ¡Qué lindo! Se nota que se quieren mucho.

— ¿Sabes? Cuando era pequeño y enfermaba, de un resfriado u otras de esas enfermedades abundantes en los niños, mi papá se acomodaba a mi lado y lloraba sin cesar. En ocasiones le pregunté el porqué, pero él me respondía: «Estoy enfermo, al igual que tú». Con el paso de los años, me di cuenta de que lloraba por temor a perderme.

— ¡Qué tierno! Tu papá te adora.— expresó con cierta melancolía.

— Y yo a él. Es mi única familia. Por esa razón quiero tener muchos hijos, para que nuestra familia sea más grande.

— Me imagino que ya tienes la indicada… ¿No extrañas a la rara de tu novia, Madison?

— Esa expresión que usas para referirte a los demás, dice qué tipo de persona eres. Y sí, extraño mucho a Mady. No es mi novia, es una gran amiga. No tienes prejuicios, tratas a todos iguales. También extraño a Gael, pero a él no lo conoces. Tú nunca miras a los demás, solo estás pendiente de ti misma. — explicó Dayhan, en un tono frío.

— ¡Literal! No sé qué hice para que tengas ese concepto sobre mí… No soy así… Conozco a Gael. Es delgado, piel clara, ojos color café, cabello color miel ondulado, es chistoso, y es tu mejor amigo. Todos los días te lleva a la prepa, también te pasa a buscar.

Dayhan la miró sorprendido y frunció el ceño: — "¡Me has sorprendido!"

—Para que veas que también me detengo a mirar a otras personas.

—Un punto a tu favor... Y tú, ¿a quién extrañas más? Me imagino que todo, tu auto, tus joyas, tus lujos, etc.

— No sé.

—¿No sabes? Están tus papás, tus amigas, "tu cielo".

—¿Crees que ellos me extrañan?

—¡Claro que sí! Eres de esas personas que uno quiere tener cerca todo el tiempo, a cada instante.

— Menos tú. —dijo la chica.

— Por ahora, yo más que todos. Eres mi compañera, mi amiga.

—¿Somos amigos?

—Sí, somos amigos, prometo siempre estar pendiente de ti.

—Gracias, nunca lo voy a olvidar. —dijo Perla, emocionada.

Después de esa charla tan relajante, se sintieron tan cómodos que ambos se quedaron dormidos.

Dicen que cuando más oscuro está, es cuando empieza a amanecer. Justo en ese momento, Perla empezó a soñar con Dayhan. Era un sueño erótico, hacían el amor con pasión, con deseos, ambos gemían de placer. Ella se arqueó y lo apretó fuerte. Luego llegó Andhy y los sorprendió en pleno acto sexual. Ella le gritó: "Ya no te quiero, Andhy".

El sueño de Perla era tan surreal, que pasó de ser sensaciones vacías, a expresar todo lo que estaba experimentando. Dayhan, al sentir sus movimientos, se despertó. Pudo deducir que estaba teniendo un sueño erótico. La escuchó gemir mientras lo apretó, y lo acarició. Él sonrió, al percibir su excitación por un sueño. Pero al escuchar el nombre de Andhy, sintió que le cayó un jarro de agua fría, borrando la sonrisa de su rostro. Se enfureció sin poder evitarlo, la apartó de sus brazos. Se levantó como alma que lleva el diablo y, en miedo de la oscuridad, caminó queriendo desaparecer.

“Joder, si tú no existieras”, pensó él, con amargura.

Horas después, Perla abrió los ojos y se percató de que Dayhan no estaba a su lado. Pensó que estaba en el lago y lo fue a buscar. Al llegar, no lo encontró, entonces se preguntó: "¿A dónde fuiste?". Como ya estaba ahí, aprovechó para darse un baño. Se desnudó completamente, y se metió al agua. Nadaba de un lado a otro, parecía estar feliz. Su sueño fue tan excitante que deseaba hacerlo realidad, excepto la parte de Andhy. Dayhan estaba sentado en un árbol mirándola. Se bajó, y le dijo en un tono frío.

— Te urgía darte un baño para bajarte la calentura, ¿verdad? —preguntó él.

Ella se asustó y cubrió sus partes íntimas con las manos.

— ¡Por Dios! No me mires, voltea por favor.—pidió ruborizada. Él continuó mirándola lleno de ira, la hacía pedazos solo con la mirada.

— No me interesa verte desnuda, pero no soy el primero, deja tu timidez.—expresó con enojo.

Perla negó con la cabeza mientras entrecerraba los ojos y se mordía el labio inferior. "Otra vez con esa actitud, no lo entiendo, pasa de ser muy amable, para convertirse en un pesado".— pensó la jovencita.

— ¡Respétame!, deja de mirarme. —volvió a pedir.

— Joder, Perla —expresó el chico, con frustración.

— ¿Se puede saber qué tienes ahora? —preguntó confundida. Dayhan no contestó a su pregunta y se alejó mirándola furioso.

Perla tenía su conciencia tranquila, esta vez no le iba a hacer caso, él estaba enojado solo. Dayhan sentía celos, pero no era capaz de reconocerlo, era más fácil tratar de ignorar sus sentimientos.

Por otro lado, en la isla, los padres de Perla hablaron con las autoridades y les exigieron ser más exhaustivos, en la búsqueda de su hija. Había pasado mucho tiempo y todavía no se sabía nada de ella. Mientras les gritaban y exigían de una forma exasperante, la señora Rocío sufrió una crisis de nervios. No saber nada de Perla la tenía al borde de la locura, la conciencia la atormentaba, porque nunca le había brindado amor a su hija.

Perla creció con los mejores lujos, las mejores ropas de marcas, y las mejores joyas, pero careció de afecto familiar. Su papá, todo el tiempo estaba en la empresa, lleno de trabajo, sin tiempo para jugar o compartir con ella. Su mamá, era una modelo famosa con mucha demanda de trabajo. Dicen que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, despertar y no saber dónde está su hija era muy doloroso para los dos.

Sin embargo, en la misma isla.