Prohibido

El último día de nuestras vacaciones festejamos en la playa alrededor de una fogata.

La brisa marina y ese olor tan delicioso a agua salada le daba un toque más romántico al ambiente.

Jorge y mi madre caminaban de la mano en la orilla de la playa, los observaba con envidia, deseando poder ocupar el lugar de ella.

Luego recapacite y me sentí muy miserable por mí actuar, pero me era imposible no tener sentimientos encontrados, teniendo al objeto de mi deseo tan cerca y al mismo tiempo tan lejos.

Me senté cerca de Jorge y en un momento en que mi madre fue por unas cervezas roce su pierna intensionalmente, pero pareciendo accidente.

Me disculpé sonrojada y lo vi tragar grueso al tenerme tan cerca.

Mi cercanía lo puso nervioso y eso era bueno según lo que investigue en internet captar la atención de un hombre era el primer paso para conquistarlo.

Me despedí de todos dejando un beso en su mejilla, mi forma de beso saludo y despedida era unir mejilla y lanzar el beso al aire, pero con él lo hice diferente pose mis labios en su mejilla y lo bese suavemente.

Lo sentí tensarse y luego sonreírme disimulando sorpresa.

Kendra tomo mi brazo y riendo con normalidad caminamos a la casa.

Sentía mi corazón latir violentamente dentro de mi pecho y sabía que estaba andando en terreno peligroso.

La rutina escolar volvió, la cantidad de trabajos escolar era asfixiante y junto a Tendrá y mi hermano nos sumergimos de lleno en ello.

Jorge venía a casa a visitar a mi madre y de solo verlo me emocionaba.

Mamá por el contrario, parecía aburrida de su presencia, muchas veces murmuraba cuando se marchaba.

Me preguntaba continuamente si le molestaba porque seguía con él y creo que la respuesta era simple miedo a estar sola.

 Continúe enfocada en mis estudios pues, por estar pensando en mi amor prohibido había bajado un poco mis notas.

Deje a un lado mis temores al contacto con otros chicos, con los que no tenía confianza y participe en varias presentaciones en la academia.

Los halagos dieron lugar a más atención de la que deseaba.

Nuevamente, tenía pretendientes rodeándome y algunos admiradores secretos dejaban tarjetas, flores o algún dulce bajo mi asiento.

Con tan mala experiencia vivida solo los arrojaba al cesto de basura, pero de un perrito de peluche no pude deshacerme.

Llegar a casa con él, género miradas de sorpresa en mi madre y Jorge y cuando les dije lo que sucedía, el rostro del novio de mi madre, se desencajó de rabia y se levantó serio.

Debes tener cuidado dijo y se marchó.

Mamá se quedó en shock y yo sonreía para mis adentro, estaba celoso o esa impresión me dio.

Levante los hombros en señal de "no sé que le ocurre" pues mamá me miraba.

Encontrar un punto débil me dio ventaja en medio de un campo minado y cada vez que llegaba, yo abrazaba al perro de peluche con cariño, lo veía fruncir el ceño y me divertía de sus celos.

Kendra cumplió años y organizamos una fiesta sorpresa en su honor.

Kevin vino para dicho acontecimiento y juntos rompimos en la pista de baile.

Jorge tenía una mala cara cada vez que nos veía movernos al ritmo de la música.

Kevin fue muy respetuoso, siempre cuidando donde poner sus manos, pero en algunos momentos nuestros cuerpos se rozaban.

Ambos nos sonrojábamos y luego reíamos, pero podía notar que aún albergaba sentimientos por mí y no quería que volviera a sufrir, así que me distanciaba para evitar confundirlo.

Alguien hizo un comentario de que nos veíamos lindos juntos y Jorge se marchó furioso.

Su actitud llamó la atención de Joaquín quien lo siguió y lo confronto.

Pero solo se escuso diciendo que tenía un problema familiar.

Cambiamos parejas y baile con mi hermano y Kendra con el suyo.

Fui muy divertido y mi amiga disfruto su cumpleaños 17 como nunca.

Mi cumpleaños 17 fue rarisimo, estaba full de evaluaciones y no tenía mente para nada, hasta había olvidado la fecha y no miento.

Lucho vino por mí, Kendra había insistido en arreglarnos y la verdad no tenía ánimos de nada, pero pese a su insistencia accedí.

Una vez en el auto fuimos al otro lado de la ciudad, cerca a la zona universitaria.

Lucho estaciono en un edificio residencial y me quede sin acción.

Ingresamos y subimos en el ascensor.

No entendía que pasaba y no obtenía respuesta de mí padre, menos de mi mejor amiga.

Frente a una puerta que marcaba el 303 me extendió la llave y dijo abre.

Al girar la llave la puerta se abrió y allí estaban todos gritando sorpresa.

No podía creerlo, entre los presentes Pablo me miraba con ternura.

Corrí a sus brazos.

Luego de las felicitaciones de todos, Pablo me preguntó si me gusto mi regalo y fue donde supe que el apartamento era mío, volví a abrazarlo con fuerza, mientras agradecía con lágrimas en los ojos.

El prometió la promesa hecha hace tantos años de apoyarme cuando fuese a la universidad recuerdo nuestras pláticas.

Mi curiosidad por saber como era la vida de un universitario y conocer el porque mi madre guardaba tanto dolor por no asistir a la universidad.

Pablo me dijo que no todo era fácil y el vivir en el campus era una de ellas, tener un compañero desconocido que te tome tus pertenencias sin permiso era frustrante.

En medio de mi inocencia decía no tendré compañero viviré sola, a lo que sonrió y me abrazo.

Vivirás sola Zoe yo te apoyaré siempre.

Ya tenía un lugar y pronto el año escolar culminaría, la opción de salir como bachiller estaba abierta, pero me concentre en disfrutar mi cumpleaños casi olvidado.