Dos personas, que por destino se unen, un amor destinado a no ser, traición y venganza, muerte y pasión, desencadenado por El Desencuentro.
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Cap. 13. No me toques, Ana, no te atrevas.
Durante ese mes, Bianca estuvo trabajando en la repostería de Silvia, ella estaba más tranquila. El lugar estaba lejos del círculo en que se movían esas víboras, pero sin saberlo, también estaba lejos del círculo de Greco Argirakis, pero ella no lo sospecha.
—Bibi, ahí están los chicos de la universidad del frente, vienen a ver a la más bella del lugar — dijo Silvia riendo a carcajadas mientras Bianca rueda los ojos.
Frente a la repostería, había una universidad pública, la cual estaba dando muchos ingresos al emprendedor negocio de Silvia.
—Silvia, diles a esos mocosos que ya voy, no se dan por vencidos, mi panza ya es notoria y dicen que están dispuestos a reconocer al niño — decía la castaña con una sonrisa divertida. Esos niñatos no saben a lo que se querían meter. Así se lo había pasado ese mes y esa pancita tímida había crecido sin dar muchos problemas, dejando a Bianca desconcertada. Los bebés ahí adentro estaban bien, ella comenzó a sentir el movimiento, ya con 4 meses, estaban más activos.
Sin embargo, Bianca aún no había encontrado la forma de recobrar su fortuna sin ser amenazada, pero sabe que una vez nazcan lo bebés. Ella deberá ponerlos a buen resguardo, enviarlos con sus abuelos maternos al exterior para que no les hagan daño, pero ella lucharía por lo que es de sus hijos, ellos son ahora los futuros herederos de eso y no los va a dejar sin nada.
*_*
Al día siguiente, en la mansión Argirakis, todos estaban expectantes, Greco había pedido hablar con los adultos primero y después vería al niño, cosa que dejó desconcertados a sus padres y esposa, pero se hizo como él quería, de todas formas, había sido difícil encontrarlo, y no querían provocar su alejamiento.
La hora del almuerzo había llegado y todos, nerviosos, escucharon el timbre. Claudio se adelantó por pedido de su primo.
Pero siempre pensó que entraría directamente y no tocaría el timbre como si fuera cualquier visita.
Hortensia, la nana de Greco, abrió la puerta con el Jesús en la boca, quería que sea él, esperaba que sea su querido Greco y así fue.
—Greco, mi niño, mi amado niño, pasa, por favor, pasa —dijo la mujer de mediana edad, mientras que Greco entraba con una mirada fría y hasta hastiado.
Detrás de él estaban Susana Argirakis, su prima que es su guardiana de tesoros, Mauricio, quien es su abogado más leal y tiene conexiones para encontrar información, y Soto, quien siempre había estado con un mal presentimiento sobre eso y cree en su amigo.
Los padres de Greco se acercaron a él para besarlo y abrazarlo, cosa que le permitió sin devolver el cariño; sin embargo, Anna se acercó a él para abrazarlo, cosa que no pasó.
—Greco, mi amor, por fin vuelves mi vida yo… —pero antes de que la bella pelirroja pudiera envolverlo en sus brazos, el hombre la tomó de los hombros y la alejó sin contemplaciones.
—No me toques, Ana, no te atrevas —dijo mientras se alejaba de ella y entraba en la casa.
—Greco, hijo, no seas así con Ana, es tu esposa y ha llorado todos los días por ti, por tu abandono, debería darte vergüenza, disculparte con tu esposa — dijo Paola mirando a su hijo con reproche. No entiende lo que le pasa a su hijo.
—¿Ha llorado por mí? Ja, debe ser por culpa, no creo que sea por amor, y no me disculparé con ella, aunque muera —dijo Greco mientras mira con odio puro a Ana, quien solo llora.
—Primo, por favor, no hagas esto, solo sentémonos a hablar, creo que hay malos entendidos entre tu esposa y tú — dijo Claudio. Patricia, su esposa, se acercó a Greco con una mirada de reproche.
—Greco, mi amiga, te ama tanto y tú solo te vas. La dejas con tu hijo sola, ahora no quieres aclarar las cosas, la estás juzgando mal, malinterpretaste lo que pasó, si dejas que te explique ella…
—Decía Patricia, pero Greco no la dejó terminar, ya estaba cansado de esa tontería.
Se sentó en el sillón como un rey incuestionable y miró a su pequeña prima, quien asintió y se fue a conectar con el Smart. Había cosas muy interesantes de su cuñadita que todos debían ver.
—Bueno, ya que quieren que las cosas sean claras, aquí está la realidad.
—Hace poco más de 5 años, tuve un viaje de negocios que me tomó 4 meses, puesto que estábamos firmando un gran negocio. Todo estaba bien, pero repentinamente, tuve que volver un mes antes, pues sí, fue cuando Lizander había fallecido. Mi hermano había fallecido, volví de inmediato y la pena me embargó. Después del entierro, mi flamante esposa estaba desesperada por tener intimidad conmigo, estaba casi ansiosa, no le tomé mucha importancia, yo aún estaba shockeado por la muerte de mi hermanito, y vaya hermanito.
—Me fui a su habitación, quería ver sus cosas, tener un recuerdo, pero cuando abrí su guardarropa, después de hurgar un poco, ¿a qué no adivinan lo que pasó?, encontré un celular escondido en sus cosas, era como un celular de acción, había cosas que hacía con ese celular que estoy seguro muchos que no saben.
—Pero lo que más me dejó impactado fueron unas conversaciones de mi querido hermano gemelo con mi adorable esposa. Lo que se decían y se enviaban el uno al otro era en realidad muy claro, bastante claro.
—Traté ordenar en mi mente lo que había visto. Ana es mi novia desde que éramos adolescentes, jamás había visto un acercamiento entre ellos y me negué a que eso estuviera pasando. Estaba tratando de no asesinar a Ana, de no cometer una locura; quería calmarme para ordenar mi mente.
—Pero Ana no podía esperar para afianzar su situación, esa noche intentó tener relaciones conmigo de nuevo de una forma insistente. En cuanto la rechacé, ella se fue al baño indignada, según ella, pero ahí fue cuando recibió un mensaje de su querida amiga. Su gran amiga, Patricia, le preguntaba si había logrado llevarme a la cama. El embarazo está avanzando y debía darse prisa, o yo no creería que el bebé es hijo mío.
—Eso hizo que explote mi mente, ahí tuve la confirmación absoluta de que había sido traicionado. Eso me trajo a la realidad, dejé de estar en esa burbuja que mi mente se había metido para no hacer algo muy malo. Fui traicionado por mi esposa, por mi hermano, y lo peor de todo es que otros lo sabían, y eran alcahuetes de esa situación — dijo Draco mirando a Patricia con asco.