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Raíces Cruzadas (LGBT)

Raíces Cruzadas (LGBT)

Status: En proceso
Genre:Escuela / Romance / Completas / Centrado emocionalmente
Popularitas:973
Nilai: 5
nombre de autor: Joél Caceres

En un mundo donde las familias toman formas diversas, León se enfrenta a los desafíos y recompensas de crecer en un hogar que rompe con las normas tradicionales. Mientras navega la relación con su novia Clara, León descubre que no solo está construyendo su propia identidad, sino también reconciliando las influencias de un padre bisexual, un padrastro con quien compartió momentos cruciales, y una madre que ha sido un pilar de fortaleza.

Las raíces de su historia no solo se hunden en su familia inmediata, sino que también se entrelazan con las de Clara y su mundo, revelando tensiones, aprendizajes y momentos de unión entre dos realidades aparentemente opuestas. León deberá balancear la autenticidad con las expectativas externas, mientras ambos jóvenes enfrentan el peso de los prejuicios y el poder del amor.

NovelToon tiene autorización de Joél Caceres para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Confrontación en el aula

La clase de ética transcurría como cualquier otra, con el profesor Ortega en su acostumbrado tono monótono, repasando un tema que poco interesaba a la mayoría de los estudiantes. León estaba sentado al final del aula, girando distraídamente la pulsera de colores en su muñeca. Era un gesto inconsciente, un anclaje a algo más profundo, pero al mismo tiempo, algo que Ortega no pudo ignorar.

El profesor se detuvo en seco al notar la pulsera. Frunció el ceño y, con su tono autoritario habitual, señaló hacia León.

—Señor Leon, ¿eso es lo que creo que es? —preguntó con una mezcla de burla y desaprobación.

Leon levantó la mirada lentamente, manteniendo la calma aunque sintió un pequeño nudo en el estómago. Sabía que aquello no era un simple comentario. Era un desafío.

—¿Se refiere a mi pulsera, profesor? —respondió, con una voz firme y sus ojos brillando como dos brasas de fuego.

Ortega cruzó los brazos, inclinándose ligeramente hacia adelante, como si quisiera imponer su autoridad con la postura.

—Exactamente. ¿Sabes lo que simboliza? Me parece un accesorio... llamativo para un estudiante.

Leon sintió una oleada de calor en el pecho, como si su cuerpo estuviera listo para responder antes que su mente. Respiró hondo, intentando controlar el temblor que amenazaba con instalarse en sus manos. En lugar de apartar la mirada, la mantuvo fija en el profesor.

—Claro que sé lo que significa, profesor. Es un símbolo de apoyo y orgullo —dijo, subiendo ligeramente la barbilla, lo que le daba una postura más desafiante.

El aula se llenó de un incómodo silencio. Los compañeros de Leon intercambiaron miradas nerviosas; algunos parecían expectantes, mientras otros evitaban la situación por completo. Ortega, sin embargo, dio un paso hacia el centro del aula, como si su autoridad necesitara más espacio.

—Interesante —dijo el profesor con una sonrisa ladeada que no llegaba a sus ojos—. Me pregunto si entiendes lo que eso implica. No todo el mundo quiere a los putos..

León apretó los labios y notó cómo su mandíbula se tensaba. Sus manos, que normalmente descansaban en la mesa, ahora estaban firmemente apoyadas contra el borde del pupitre, los dedos blancos por la presión. Aunque sentía su corazón latir con fuerza, mantuvo su voz estable.

—Mi papá me lo enseñó, que existe mucho odio contra la comunidad, yo mismo he visto cómo ha afectado nuestra dinámica familiar.

Ortega levantó las cejas, claramente sorprendido por la dirección que tomaba la conversación. Leon lo notó y aprovechó el momento para levantarse de su asiento. Mientras caminaba hacia el frente del aula, sintió las miradas de todos los presentes. Su cuerpo estaba tenso, pero su postura seguía siendo segura.

—Voy a decirle algo sobre mi familia, profesor, porque creo que esto va más allá de una simple pulsera.

El aire parecía más pesado en el aula, como si cada palabra de León cortara el silencio con un filo invisible. Sus manos gesticulaban suavemente mientras hablaba, pero su respiración seguía siendo controlada.

—Mi papá es bisexual. Y durante años estuvo en una relación con otro hombre, Alex. Fue complicado, hubo errores, pero también mucho amor. ¿Sabe qué aprendí de ellos? Que no hay una sola forma de ser familia. Y que nadie tiene derecho a hacerte sentir menos por ser quien eres.

Leon sintió su pecho expandirse al decir esas palabras, como si liberar esa verdad frente a todos le quitara un peso que llevaba mucho tiempo cargando. Ortega, por su parte, parecía incómodo, su postura rígida y las manos cruzadas al frente como si se estuviera protegiendo.

—Señor Leon, creo que esta clase no es el lugar para...

Leon levantó una mano, interrumpiéndolo con respeto pero también con firmeza.

—Con todo respeto, profesor, creo que este es el lugar perfecto. Porque sus comentarios no son solo sobre mi pulsera. Son sobre un sistema de creencias que le hace daño a mucha gente, y no voy a quedarme callado ante eso.

Su voz era clara, pero su respiración ahora era más rápida. Su cuerpo estaba alerta, con los hombros ligeramente hacia adelante, como si estuviera listo para enfrentar cualquier respuesta.

El aula seguía en silencio. León podía sentir el sudor en sus palmas, pero no se movió. Finalmente, Ortega simplemente dio media vuelta hacia la pizarra, murmurando algo sobre "volver a la lección".

León regresó a su asiento, sus piernas ligeramente temblorosas. Clara, que estaba sentada cerca, le rozó la mano con la suya en un gesto de apoyo. Aunque su cuerpo todavía estaba en tensión, León sintió una oleada de alivio. Había hablado, había enfrentado el momento, y no se había derrumbado.

Después de la clase, León se encontró rodeado por un pequeño grupo de compañeros que lo miraban con curiosidad. Algunos habían estado en silencio durante su enfrentamiento con el profesor Ortega, pero ahora querían saber más. Aunque León era reservado sobre su vida familiar, sintió que era un momento oportuno para compartir algo significativo.

—¿Cómo es crecer con un papá... bisexual? —preguntó uno de los chicos, sin mala intención, pero con torpeza.

León suspiró y sonrió levemente. No era una pregunta fácil, pero estaba acostumbrado.

—Es... interesante —respondió, apoyándose contra el escritorio—. Verán, mi papá, Daniel, estuvo casado con mi mamá, Rebeca, cuando eran muy jóvenes. Tuvieron una relación que parecía de cuento de hadas, pero él tenía cosas que no entendía de sí mismo. Años después, conoció a Alex, alguien que había sido su primer amor de juventud. Decidió darle una oportunidad a esa parte de su identidad que había ignorado por mucho tiempo.

Algunos compañeros intercambiaron miradas sorprendidas, pero León continuó con calma.

—Alex era... diferente. Tenía una energía que llenaba cualquier habitación, siempre dispuesto a bromear o animar a quien estuviera cerca. Cuando mi papá decidió estar con él, no fue fácil para nadie. Mi mamá quedó destrozada, mi familia no entendía, y yo... bueno, era solo un niño tratando de entender por qué las cosas cambiaron de repente.

Clara, que estaba junto a él, le tomó la mano, dándole fuerzas para seguir.

—Lo que siempre recordaré de Alex es que me enseñó a pintar. Cada cumpleaños me regalaba pinceles o cuadernos de dibujo. Nunca intentó ocupar el lugar de mi mamá, pero siempre estuvo ahí para apoyarme. Él y mi papá tenían discusiones, peleaban como todos, pero también se querían profundamente. Me acuerdo de una vez, cuando yo tenía unos diez años, que los vi en el jardín intentando arreglar una vieja hamaca para mí. Se pasaron toda la tarde riéndose, peleando con las herramientas, y al final lograron dejarla perfecta.

La clase estaba completamente en silencio, y León notó que incluso el profesor Ortega, que estaba en su escritorio, parecía estar escuchando.

—Sin embargo —continuó—, su relación tampoco funcionó. Mi papá siempre llevaba consigo ciertas heridas, y Alex también tenía las suyas. A pesar de todo, siempre supe que me querían y que intentaban darme lo mejor que podían. Ahora los veo como dos personas que, aunque no pudieron estar juntas para siempre, me enseñaron que no hay nada más importante que ser honesto contigo mismo y con los demás.

León hizo una pausa, dejando que sus palabras se asentaran.

—Así que, cuando uso esta pulsera, no solo es por ellos, sino por lo que aprendí de ellos

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Milagros Mármol
Supongo que falta el Epílogo por qué dice fin pero luego dice continuará
Juan Silvestre Fernando Ramirez: Hola, el final era demasiado perfecto para todos, vamos a introducir algo de caos jaja.
Juan Silvestre Fernando Ramirez: muchas gracias, se me pasó poner que está completa
total 2 replies
Juan Silvestre Fernando Ramirez
Muchas gracias, cualquier sugerencia será bienvenida :)
Aki
Esto es un tesoro 🌟
Juan Silvestre Fernando Ramirez: gracias, cualquier sugerencia será bienvenida.
total 1 replies
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