¡Casada Con Un Mafioso! ¡El Contrato!

Dean

Me levanto y voy a mi cuarto. En el baño tengo el placer de recordar lo que hicimos esa noche. Bajo a tomar un café y Jordan ve mi sonrisa sutil.

- ¡No lo creo! Ustedes dos ya... ¿Ya durmieron juntos? —pregunta animada, porque hasta ayer ella quería matarte.

Le explico rápidamente lo que pasó esa noche y me sonríe.

- Creo que te quiere tanto como tú a ella... pero su obstinación y orgullo no le permiten ver la verdad.

— ¿De verdad? ¿Ya tiene sentimientos por mí? —Paramos la conversación cuando aparece bajando las escaleras. - Usted estará ocupado con la decoración de la casa y el menú de Navidad y Hazel estará en el café, pero si necesitan cualquier cosa, solo llámenme. Volveré en dos días.

— No me gusta cuando haces esos viajes. En la última descubrí por Anthony que habías sido apuñalado en una pelea. Y llegaste a casa como si nada hubiera pasado.

— ¿Escuché bien? ¿Te lastimas y no le cuentas a nadie? — Hazel se acerca sorpresa—. Tienes familia, no puedes hacer eso con tu hermano. Ocultando algo tan grave.

— ¿Estás preocupada por mí, cariño?—ella baja la cabeza y camina hacia la mesa sin contestarme—. Sé que estaré fuera por los próximos dos días, la única petición que tengo para ti es para que no intentes huir de mí.

- ¿Y yo podría? ¡Mis padres inconsecuentes todavía están en su mira! No voy a arriesgar nada, a pesar de que me arrojan en su regazo de regalo.

— Con el tiempo te darás cuenta de que no seré tan malo como crees y que haber sido arrojada a mi regazo de "regalo" fue un regalo para ti también. - termino de beber mi café y me levanto en su dirección - ¿Qué tal un beso? ¡Quiero algo más que me ayude a soportar pasar ese tiempo lejos de ti! —Me acerco a ella lo suficiente para rozar mis labios con los de ella y siento el calor y el deseo descontrolado en mí. Ella me da un beso rápido y suave, luego se levanta rápido.

- Tengo que ir a la cafetería. Hasta luego, Jordan. Hasta la vuelta, Dean.

— Te voy a dejar allí, te lo aseguro. - nuestro viaje en el coche fue en silencio y ella estaba todo el tiempo mirando por la ventana. Cuando llegamos a la cafetería, se suelta el cinturón de seguridad y, antes de que ella salga del coche, tira hacia mí.

— Lo que tú eres... - Antes de que ella termine su frase, mi lengua ya está en tu boca. Mi beso es salvaje y firme, mi lengua se enrosca con la de ella, impidiéndole escapar de mis brazos. Su aliento mentolado es dulce, es acogedor y me mantiene aquí.

— Era ese beso de despedida que yo quería. - aun mirándola a los ojos, doy un sillón rápido y ella sale del coche apresurada. Estoy seguro de que no lo olvidará. Sonrío y me voy al aeropuerto.

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Dentro del café, Hazel va directo al baño y se encierra allí mientras sus amigos están afuera sin entender nada.

- Hazel? ¿Qué pasó? ¿Estás bien? - Austin se preocupa.

- ¿Amiga? ¡Abre la puerta y déjame ayudarte! -

Ahora es Lindsay la que intenta abrir a Hazel.

- ¡Austin, está bien! Lind, quédate ahí, necesito hablar contigo! — Hazel finalmente responde.

- Ya que estás bien y veo que el asunto es entre las chicas, voy a volver a dirigir a los empleados. - Austin sale, dejándolas solas.

Hazel se enfrenta a su cara aún enrojecida en el espejo, y trata de aliviar la tensión que siente entre las piernas, apretando los muslos entre sí.

— ¿Por qué ese hijo de puta se está metiendo tanto conmigo si no tengo sentimientos románticos por él? - Piensa mientras se lava la cara con agua helada.

- ¿Amiga? ¿Ya te vas? - Lindsay insiste.

- ¡Ya me voy! Cálmate, Lind. ¿Estoy aquí... quiero confesarte algo, pero prometes no decírselo a nadie?

—¡Claro que no cuento loca! Lo juro, jurado.

- Yo... me siento atraída por Dean.

—Amiga, tardaste mucho. El hombre es un mal camino entero, por el amor, ¿eh?

— Te lo explicaré mejor... me siento sexualmente atraída por él. No tiene amor ni pasión, solo ganas de tener sexo. Ha estado jugando mucho con mi mente y estoy pensando en no luchar en la noche de bodas y entregarme a ese placer y deseo que mi cuerpo está necesitando de él. Voy a estar casada.

- ¿Quieres mi consejo? ¡Ve profundo o mejor, déjalo ir profundo en ti! —las dos ríen.

- Eres una pervertida, Lind.

- Habló la más joven pervertida del barrio. Está ansiosa por sentarse y revolcarse en el regazo de su futuro marido, que es un buenorro.

- Vamos a trabajar, porque no me vas a dejar olvidar que de hecho quiero sentarme y no es solo en el regazo del futuro marido, sino en la cara también.

Mientras las amigas siguen confabulando, Dean sube al avión, rumbo a su destino.

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Al aterrizar en la ciudad vecina, siento como si algo aquí estuviera mal, pero voy al hotel y cuando cae la noche voy al encuentro de mi nuevo socio, solo que algo allí está muy sospechoso. Terminamos la transacción y cerramos el contrato.

Cuando salimos, nos disparan con balas, me tira hacia su ruta de escape, pero me golpean en el pecho en dos lugares cercanos. Me desmayo después de un tiempo corriendo. Cuando despierto, estoy en un cuarto normal, pero mi pecho está con dos vendajes.

Mi nuevo socio dice que llevó dos días inconsciente y que mi teléfono no ha dejado de sonar ni por un segundo. Le agradezco por salvarme y decido ir directo al aeropuerto y volver a casa. Llamó a Jordan, que ya estaba muy preocupado, y me dice que Hazel también se mostró preocupada y eso me hace sonreír.

Cuando finalmente llego a casa, Jordan me abraza fuerte y le digo que vaya despacio.

— ¡Lo sabía! Estás herido... ¿Dónde estuviste esta vez? —Me abro la camisa y muestro dos vendajes en el pecho a la derecha — ¿Dean? ¿Qué voy a hacer contigo?

- ¡Voy a cuidarme mejor! Ya dije que siempre volveré a casa, por ti... y ahora tengo un incentivo más.

- No digas que lo hice. Pero ella estaba muy preocupada por ti ayer.

— No se lo diré. - Subo a mi cuarto y tomo un baño, me envuelvo en la toalla y voy hasta la mesita que tiene al lado de mi cama y cojo un remedio para el dolor. Al tomar la medicina, escucho su voz y me doy la vuelta. Ella mira la herida en mi pecho y parece sacudida.

— Usted está herido. - Ella se acerca, rasgueando suavemente cada una de mis heridas, así como las cicatrices antiguas, con los ojos mareos. - ¿Duele?

— ¿Estás preocupada por mí? — Ella me mira y da dos pasos hacia atrás, pero yo la sostengo y la acuesto en mi cama quedando por encima de ella y repito la pregunta - ¿Estás preocupada por mí?

- Estás bien, ahora tengo que ir a mi cuarto. Todavía no me he duchado.

- ¿Me extrañaste, Hazel? - Susurro en su oído y siento su cuerpo temblar debajo del mío.

- ¡No! No lo sentí... ahora vete.

—Mentirosa. — susurró en su oído de nuevo—. Su boca dice no, pero su cuerpo grita que sí. Él te traicionó tan fácilmente. — Beso ella que no me impide —. Si no me pides que pare y no tratar de huir de mí, no voy a esperar a la noche de bodas.

Ella respira profundamente, visiblemente confundida, y me hace feliz por un momento hasta que me aleja y sale de mi habitación sin mirar atrás. Me acuesto allí en mi cama y después de aliviarme me masturbo, vuelvo al baño, tomo otra ducha y me arreglo, después tenemos una Navidad para celebrar y ése es especial para mí.