Vidas Cruzadas

Rapido solte el cuchillo poniéndome en el rincón levante mis piernas para abrazarlas empecé a meserme en el piso sentada, negaba con la cabeza una y otra vez.

Mire que Lucrecia solo miraba el cuchillo que habia clavado en el piso muy junto a su rostro que le hice una pequeña herida.

Bastian: Cesar, lleva a Lucrecia a enfermería y dejanos solos…

Lucrecia: Que solo te quedaras con ella Bastian. INTENTO MATARME COMO LO HIZO CON SAMUEL NO TE DAS CUENTA!

Bastian: LARGO DE AQUÍ LUCRECIA. TU Y YO LUEGO HABLAREMOS…

Mire cuando el oficial ayudó a Lucrecia levantarse para salir de la oficina de Bastian. Cerro la puerta el oficial. Bastian se acerco poniendose a mi altura. Le miré entre lagrimas pero el solo sonrió de manera encantadora negando con la cabeza.

- Estas bien?

No lo pensé ni dos veces cuando me arroje a sus brazos llorando como una tremenda magdalena, no podía controlarme, sus palabras de Lucrecia me habían hecho demasiado daño. Senti como Bastian me abrazo con gran fuerza pegándome a su pecho, pego su rostro en mi cuello, podía sentir su respiración de él. Mi corazón dolia mucho, Bastian pasaba su mano sobre mi cabello intentando calmarme pero no podía.

- Shh, shh, tranquila, estoy aquí.

- Ella me dijo cosas muy feas.

- Tranquila.

- No quise lastimarla.

Bastian me separo de el pasando su dedo gordo por mis mejillas apartando las lagrimas.

- No la lastimaste. Ella de todas maneras se va a reponer. Ven levantante.

Bastian se levanto extendiendo su mano para darle la mia y ayudarme a levantarme, me hizo señal de que tomara asiento asi que eso hice. Trataba de no llorar mas pero era inevitable con esa mujer rondando por el lugar solo de pensar que estaba aquí me daba tremendas nauseas.

Siena:

La puerta del consultorio se abrió de un gran golpe.

- CURAME AHORA MISMO QUE ME QUIERO LARGAR!

Mire al oficial que habia llevado a mi área a Lucrecia cuando recordé que vi pasar a Renata junto con aquel oficial.

- Hola Lucrecia, con gusto.

- TRATA DE NO DAÑARME EL ROSTRO. NI CREAS QUE ASI SERIA TU OPORTUNIDAD DE REGRESAR CON BASTIAN.

Negue con la cabeza, se me habia olvidado lo odiosa que era ella, siempre dando donde podía afectar a las personas. Lucrecia era de dar siempre golpes bajos sin importar los sentimientos de los demás.

Empecé hacer mi trabajo sin importarme que fuera la mujer de Bastian. Mire cuando extendió su mano mostrando la hermosa sortija de compromiso, donde se dejaba ver un diamante color rojo.

- NO ES LA SORTIJA DE COMPROMISO MAS HERMOSA. YA EN 5 SEMANAS SERA LA SEÑORA BONNET.

- Si, es muy hermosa la sortija. Lastima que no te la merezcas.

- DISCULPA?

- Si, Lucrecia no te mereces presentarte al menos no con Bastian en el altar.

- SIENA. TAN DOLIDA ESTAS QUE TE HAYAN CAMBIADO POR ALGUIEN MEJOR?

- Mejor no? Solo te recuerdo que fue mutuo acuerdo nuestra separación, sino fuera el caso no estaría pasando muchas horas con él.

- CLARO, TE CONOZCO QUE TE LE DEBES ARRASTRAR PARA QUE SE FIJE EN TI.

- No recurro a eso como lo has hecho tú, puede que tu le encantes en la cama pero te has preguntado sentimentalmente.

- YA ESTUPIDA, HAS TU TRABAJO. AUNQUE QUIERAS PONER EN DUDA NUESTRO AMOR DEJAME DECIRTE QUE NO ERES NI LA SOMBRA.

- Listo.

Me di la media vuelta, cuando senti el fuerte agarre de Lucrecia, logrando safarme.

- No vuelvas a tocarme de esa manera Lucrecia, no soy como piensas y no me medire ni me tentare a lastimarte. Gracias deberías de dar en seguir pisando el suelo por donde pasas. No sabes como desearía que hubieras sido tú en lugar de Samuel.

Lucrecia con todas sus fuerzas me soltó tremenda bofetada, la mire fijamente.

- RETIRATE DE AQUÍ MISMO.

- No tienes ni puta idea de lo que mi familia esta sufriendo por la muerte de Samuel, pero que va a saber una estúpida de mierda sobre eso. Por eso no avanzas por que sigues de arrastrada.

- LARGO DE AQUÍ AHORA MISMO, NO ME IMPORTA QUE SEAS LA PROMETIDA DE BASTIAN HARÉ QUE TE HECHEN.

Lucrecia sonrió tomando su bolso, abrió la puerta dando media vuelta mirándome de abajo hacia arriba.

- QUERIDA NO SOMOS IGUALES, YO SI LE PUEDO DAR LO QUE BASTIAN QUIERE EN CAMBIO TU… UPSS! NUNCA PODRAS SER MADRE.

Rodee los ojos al escucharla, si sabia el tema de mi infertilidad era por que de seguro Bastian le habrá contado algo, aunque no directamente haya dicho mi nombre pero bastaba con saber que era su ex pareja. Lucrecia era una mujer capas de sacar de sus casillas a cualquier persona.

Renata:

Bastian me miraba fijamente.

- Renata, que te gustaría hacer en este lugar?

- Estudiar, aunque no se, tengo muchos años para estar en este lugar.

- Dejame ayudarte. Aunque no lo creas estoy haciendo todo lo que este en mi alcance para poder apelar tu sentencia. Sé que no lo mataste.

- No fui yo. Jamas podría hacerle daño a Samuel y a nadie.

Bastian puso sus manos encima de las mias, lo mire fijamente, habia algo en él que me estaba empezando a dar confianza pero el hecho es que él es el prometido de Lucrecia Ferretti y eso le ataria las manos.

- Eres el prometido de la señorita Lucrecia y eso te traería consecuencias.

- Eso no importa, mi trabajo no lo mezclo con mi vida personal.

La puerta se abrió de golpe y ambos separamos nuestras manos, me gire para ver quien era y Bastian solo se recostó en el respaldo de su silla subiendo sus brazos en los reposeros mirando hacia la entrada.

Lucrecia: QUE HACE ESTA ASESINA AQUÍ! DEBERIAS PONERLE UN CASTIGO.

Bastian: Puedes retirarte Renata.

Me levante caminando hacia la salida, pero Lucrecia me cerraba el paso, se apartó dándome paso.

Lucrecia: PASA NIÑA NO VAYA DAR QUE ME QUIERAS CLAVAR EL CUCHILLO DE NUEVO.

Di media vuelta buscando el cuchillo que ella me habia dado.

- Señor Bastian, el cuchillo, me lo dio la Señorita Lucrecia. COMPERMISO.

Sali de la oficina mirando que Lucrecia me miraba con cara de querer asesinarme en ese momento ahora que se arregle con su novio que diga lo que quiera decir.

Tome un gran respiro cuando escuche la puerta cerrarse, pase por el pasillo donde estaba Siena escribiendo por el portátil.

Toque la puerta abriendo la puerta asomando mi cabeza para saber si podía o no pasar.

- Se puede?

- Claro Renata, pasa. Paso algo grave?

- Solo la loca de Lucrecia que quería culparme como es su costumbre.

- Si, si la vi.

- Hablaste con ella?

- Vino a que la curara la herida que tenia en la mejilla, me imagino que…

- Si, fui yo. Pero ella me dijo cosas terribles.

Siena extendió su mano dándole la mia, me sentó en el sillon de espera mirándome fijamente.

- Debes aprender a controlarte delante de las personas. Sobre todo de los Ferretti que se van a empeñar hacer de tu vida mas miserable.

- Ella me dijo cosas muy feas.

- Bueno de eso debes aprender a defenderte sin caer en su juego. Como es que la heriste?

- Cuando entre a la oficina de Bastian él no estaba, creí que él me habia mandado a llamar pero realmente quien lo hizo fue ella. Entonces saco un cuchillo que quería que tomara pero me negué y empezó a decirme cosas muy feas y muy dolorosas, mencionaba a Samuel como si fuera un juego.

- Lucrecia, es de las personas que es mejor mantenerse lejos y tratar de ignorar cualquier tipo de ofensas, sobretodo por que ahora ella sabe tu punto débil que es Samuel. Ella suele dar golpes bajos. Renata! Alguna vez Samuel te dijo algo sobre si lo trataba mal Lucrecia.

- No, solo me decía que no la soportaba por que era odiosa. Pero con eso de su matrimonio estaba tan ocupada que ni le prestaba atención a él.

- MMM, bueno. Anda, ve con las demás, aun les queda tiempo antes de la cena.

Sonreí saliendo del consultorio de Siena. Al menos Siena es una gran mujer, me da confianza y se que en ella puedo apoyarme en cualquier momento si asi lo deseo. Sentía que era una hermana mayor.

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Renata

Bastian

Lucrecia

Siena