Un hombre implacable y frío en todo lo que fueran negocios, la mafia era su principal potencia, pero el amor se negaba a conocerlo, hasta que un día llegó a uno de sus negocios por accidente una criatura angelical que le hizo verse los talones.
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Wanda a vuelto
Magnus dejó a Isabella en el casino, el tenía que presentarse a la base, solo dejaría firmada la documentación para que recibieran el cargamento, le dijo a su asistente que estuviera pendiente de ella, no tardaría en regresar, Isabella entró a la oficina empezando con lo que sabía, había una pagina que había abierto para trabajar en ella, sacó lo que tenía pendiente, pero Oscar al saber que no había llegado su jefe llegó hasta la oficina, Isabella le sonrió, — ¿Se te ofrece algo? Preguntó cerrando su pantalla,— En realidad solo pase haber si necesitas algo.
Isabella no le pareció prudente hablar con él, conociendo a Magnus nadie tenía permitido entrar a menos que fuera su asistente, — ¿Que relación tienes con él? La pregunta hizo que la chica se enfadara, — ¡Sal de la oficina por favor! — El hombre sonrió, — ¡Eres su nueva zorra sin duda! Isabella volvió su rostro con los ojos entrecerrados, se levantó mientras que el seguía riendo, ¿Y eso a ti qué carajo te importa? una bofetada le hizo volver el rostro al hombre, cuando quiso abalanzarse a ella, el asistente lo vio sin poder creerlo.
—¡Ni siquiera lo intentes! Le alcanzó a detener la intención de lastimar a la chica, viéndole el rostro que había sido golpeado por una marca roja, y la cara de furia de Isabella, — Toma tus cosas y pasa por recursos por tu cheque estás despedido, — Pero señor! — ¡Vete antes que llegue el jefe! — ¡No querrás quedar como tu tío o quizás muerto! — Óscar se dió la vuelta a ver a Isabella pero la chica estaba enfadada de verdad.
—¿Estás bien Isabella? — preguntó aunque se imaginaba que estaba mal, — ¡Gracias por intervenir, no entiendo porque esa actitud hacia mi, solo le intercambie un saludo, para que se tomara tanta confianza conmigo! — ¡Sabes que Magnus se va a enterar! — ¿verdad? — Y no quiero ser testigo! — ¿Y si no se lo decimos? — Mira lo conozco y se que sí no se lo digo, se va a enterar por alguien más, y ahí sí hay que temerle.
—¡Solo dile lo que pasó, espero que esté tipo alcance a irse lejos! — Isabella suspiró, no pensó que su mañana empezaría tan mal, cualquier cosa estoy para servirle, solo apriete ese botón! Le dijo señalando el botón al lado del audicular del teléfono, ella asintió, cuando iba de salida le pidió decirle dónde podía comprar una gaseosa, —¡Vamos paso por ahí, te acompaño.
La llevó a un pequeño restaurante situado en la sala de juegos de máquinas, Isabella no se había percatado que hubiera algo así dentro, pidió su gaseosa con un hotdog que al ver se le había antojado, no había comido uno desde que llegó, disfrutó de la primera mordida hasta que escuchó un grito de una mujer dirigida a ella.
—Supongo que tú eres la que se está cog139do mi hombre! — Isabella arrugó ella entrecejo pensando que no era a ella a la que se refería, — Si tú maldita mosca muerta no te hagas que no sabes! — Se equivocó de persona señorita y no me gustó como se refirió a mí! — ¡Una bofetada recibió Isabella! —Te voy a enseñar a no meterte con los hombres ajenos! Maldita puta de cuarta.
Isabella no aguantó tantos insultos sin tener idea clara, dejó su comida y le regresó la bofetada, Wanda se quedó tocándose el rostro inmediatamente se fue sobre Bella que no le dió oportunidad cuando ya la tenía de los cabellos, mientras que Wanda gritaba impropios dirigidos a la joven, Isabella con uñas y jalones de pelo la tenía reducida, en el piso, — ¿Que está pasando aquí? La voz fuerte y furiosa de Magnus hizo que los curiosos que rodeaban la escena se esparcieran.
Vio a Isabella respirando agitada, mientras que Wanda parecía haberle pasado un huracán por encima, Wanda se levantó, queriendo refugiarse en el mafioso quien paró su intención en seco, su asistente le había hablado qué la señorita Wanda había querido agredir a Isabella, — Mi amor está mujer suela me ha golpeado mira cómo me dejó, no le puso atención yendo hasta Isabella que tenía un gesto de rabia.
La revisó, — ¿Estás bien? Pero mi amor soy yo a la que está tipa de quinta…Fue levantada por el cuello, No te vuelvas a referir a Isabella de otra manera que no sea por su nombre, Y te prohibí acercarte a mis negocios, ahora atente a las consecuencias, le dijo mirándole a la cara,— ¿Amor mío que te pasa?— ¡Si tú y yo, somos pareja! ¡Solo en tu enferma mente existe una relación! Contestó el mafioso sin inmutarse—¡Tú y yo no somos nada! — ¡Llévensela de aquí! Le dijo a sus hombres yéndose hacia Isabella, mientras Wanda era arrastrada literalmente.
Magnus tomó la mano de Isabella quien no se opuso a seguirlo, — Hoy no fue mi día, pronunció ella, el hombre la condujo a la oficina sin pronunciarse, cerró la puerta con seguro, ¿Ahora si dime qué pasó? — ¡Tu novia o no se que sea me reclamó ofensivamente llamándome zorra y yo no soy nada de eso! — La arrinconó hasta la pared tomando sus manos por encima de su cabeza quizo zafarse pero el se lo impidió, besándola efusivamente.
Cuando se separó de ella para tomar aire, — Ella no es nada mío, ni lo será! — ¡Tengo otros intereses! Le dijo sin soltarla besándola de nuevo, Ahora quiero que me digas qué fue lo que hizo Oscar, era verdad, ya había olvidado por un momento eso, — ¡No se porque se tomó atribuciones conmigo jamás le di confianza! —Me exigió que le dijera que era de ti! —¡Y otras cosas que prefiero no mencionar.
Magnus no preguntó más la guió hasta su escritorio, para ir al propio, Isabella no sabía que pensar, prefería que estuviera diciendo y maldiciendo a su actual silencio, porque sabía que eso era como dinamita apunto de estallar, y temía que hiciera algo contra el sujeto.
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