Bernada, estaba con el alma rota y un gran dolor en el alma, un angel le envío un gran regalo y ella resurgió de entre sus cenizas para tomar revancha, pero..., sin poder evitarlo, el amor la encuentra y ella solo podía decir. "Cariño, déjame ayudarte"
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Cap. 23 Hola cariño, te traje la comida
Ambas hablaron seriamente, Angie lloraba y ahora entendía la razón por la que su madre no quería hablar de ese hombre, era un desgraciado definitivamente, nunca se imaginó que en esos años, realmente las cosas fueron más graves de lo que se imaginaba.
—Angie, averigüé la situación, mi padre ya era un hombre vivido y recorrido, tu madre tenía apenas 19 años, antes eso de los títulos no eran para tanto, ella creía que mi padre no era casado, mi madre nunca salía de la casa o los clubes de damas, así que ella pensaba que vivía su cuento de cenicienta, y su príncipe azul.
—Yo había nacido un año antes de todo esto, así que mi madre lidiaba con una bebé, un hijo de 4 años y después un marido infiel, no creo que haya sido fácil, pero tu madre estaba sola, cuando se dio cuenta de que estaba casado y con dos hijos, ella quiso escapar, alejarse e, pero mi padre le prometió darle dinero para que se vaya y su hijo no pase hambre, sin embargo, era una emboscada, tu madre se salvó de morir por poco, y tú fuiste un milagro.
—Es por eso que tu madre nunca te hablo de mi padre, porque es un hombre despreciable, si lo sabré yo que viví con él durante años, lo investigue bien, no quiero ser injusta con nadie, no quiero ser como ellos que solo importa lo que ellos quieren Bernarda, responde a tu padre —dijo con una amarga sonrisa, sin embargo, Angie la miraba con lágrimas en los ojos, no podía creer que había estado todo este tiempo con su hermana, la hermana que no conocía, aunque su madre se casó después y tiene una hermana menor, conocer a Bernarda fue lo mejor que le había pasado en su vida.
Ellas conversaron más, y Angie estaba agradecida con Bernarda por darle esta oportunidad, aunque su padrastro era un hombre con buena economía y le dio buena vida, trabajar para una mujer como ella era un placer.
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Mientras tanto, Alex recibió un mensaje de Julio, recordando que el sábado en la noche invitaba a Alex y Bernarda para que conozcan a María, además quería saber quién sería la mujer que había logrado atrapar a su tímido y esquivo amigo.
Sin embargo, Martha no se detenía, ella llegó al taller con sus viandas y Alex rodó los ojos, solo espera que su viernes, en la noche del viernes, no se vea afectada por esto.
—Hola, Alex, vine a traerte comida, no seas terco, solo estoy preocupada por tu salud. Además, esa mujer que tienes no te cuida, debes saber que varios vecinos lo vieron venir al barrio en un auto de lujo. Es muy hermosa, seguramente hay varios hombres ricos en esa empresa, no deberías ser tan confiado, además, sabes bien que no estás a su altura. Ella tiene un título universitario y tú eres sólo un técnico en mecánica automotriz. Ella trabaja en una empresa y tú aquí, siempre sucio y lleno de aceite de motor —dijo Marta, tranquila como hablar del clima.
Alex, quien estaba en silencio, frunció el ceño, no se había puesto a pensar en eso, en la diferencia social que había entre ambos, aunque Bernarda sea la sobrina pobre de esa familia, sigue siendo más que él por mucho, pero antes de que…
—Hola, cariño, te traje la comida. Parece que la señora de la pensión no te trajo la comida ayer, ¿o sí? —dijo acercándose, aunque tenía su ropa de oficina de siempre, se ve ridículamente hermosa.
Marta dejó caer con torpeza las viandas que estaban destapando al darse la vuelta, no podía creer que ella se hubiera ido, estaba confundida.
Bernarda, por otro lado, se acercó a Alex, le entregó las viandas y se acercó a él. Sus lindas manos se posaron en el pecho del hombre y ella acarició suavemente sus fuertes pectorales mientras decía con suavidad.
—Cariño, lleva el almuerzo a la cocina, yo despido a las visitas —dijo para después darle un beso provocativo en la comisura de los labios.
Y…, eso fue todo. Alex se sonrojó, además se derritió y corrió hacia la casa con sus viandas, mientras que Bernarda solo sonreía alegre; en cambio, Marta estaba más indignada que nunca.
—Tú…, por lo visto ya te dijeron sobre Alex y yo, deberías saber que siempre fuimos muy unidos —dijo Marta con suficiencia, mientras que Bernarda sonríe con tranquilidad, pero la frialdad comenzaba a esparcirse por el lugar y esa sensación oprimente ya estaba elevándose.
—Oh, ¿así que quieres crear problemas?, pues bien, fue Alex quien me dijo lo que pasó ayer, y hoy vine no porque sienta que eres un peligro, sino porque siento que Alex está incómodo, es un hombre sencillo, pero muy respetuoso, a diferencia de mí —dijo para después acercarse a ella de forma retadora.
Marta retrocede unos pasos, no está segura si debería provocarla más, pero como la lengua gana al cerebro, decidió morir joven.
—No te creas tanto, cuando tú sales, nosotros nos vemos a esta hora, solo te contó todo eso porque la señora de la pensión nos descubrió —dijo levantando la barbilla…
PLAF
Bernarda la abofeteó tan fuerte, que Marta cayó al piso con rebote incluido, los demonios de Bernarda emergieron, Alex no sería capaz de hacer eso, claro que no, pero aún hay inseguridades en su corazón, ver a esa mujer coquetearle sin reparos, sabiendo que está ya casado la enferma.
—Alex es mi esposo, es mi marido, si te sigues ofreciendo a él no me culpes por el dolor que vayas a sufrir, no creas que me voy a medir —dijo para después tomarla de los cabellos y arrastrarla hasta la puerta, la sacó del taller con una parada en el trasero literalmente, Marta cayó de bruces en la banqueta, cuando estaba por rematarla, se dio cuenta de que a un lado de la puerta, la señora de la pensión estaba paralizada abrazando el almuerzo que sería de Alex.
Bernarda se abstuvo de seguir golpeando a Marta. Esa mujer era muy descarada y ya había visto mujeres así antes y no entienden razones, son mujeres que solo quieren conseguir lo que no es suyo y no les importa lastimar a gente en el camino.
—La señorita Marta ya se va, dejé la comida en el taller, después arreglamos —dijo arreglando su blusa y su falda de forma elegante. Cuando Bernarda entró de nuevo al taller, la mujer de la pensión casi dio una carcajada, parecía que la bella esposa de Alex sabía cuidar lo suyo.
... sin embargo, todo hay que decirlo: tu trabajo es muy bueno, está historia es bella y atrapante. Ánimo, continúa. tienes mucho, pero mucho Talento... saludos