La familia Beaumont siempre ha sido sinónimo de poder, riqueza y respeto. Su legado se basa en un estricto código de honor y valores que han sido transmitidos durante generaciones. Sin embargo, la nueva generación parece haber olvidado los principios y valores.
Esta es la historia de Charles un político sin escrúpulos que utiliza su influencia para manipular y explotar a los demás; Asher un playboy que se entrega a la decadencia y el vicio; Eleonora una joven dividida entre varios hombres y Cesare a quien el pasado de su padre parece cobrarle viejas deudas.
Mientras la familia Beaumont se hunde en el escándalo y la corrupción, su legado comienza a desmoronarse. Los secuestros de mujeres, los negocios sucios y la negligencia parental se convierten en la nueva norma. ¿ Podrán los Beaumont recuperar el honor y restaurar su legado?
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Seducción griega
Viktor volvió a ingresar a la bodega del carguero. Selene estaba a los gritos.
— Creo que te pondré una mordaza exclamó Viktor.
— Quiero ir al baño respondió Selene.
—Solo ponle la mordaza dijo Cesare.
— Cállate idiota estamos aquí por tu culpa exclamó Selene.— Por favor necesito un baño y que me deje quitar esta chaqueta estoy asándome.
— ¿ No quieres la carne de sus muelas?, pregunto Cesaré con desdén.
— Lo que quiero es patearte la cabeza.
— Silencio, vamos muñequita te complaceré y llevaré al baño dijo Viktor riéndose. Se agachó para soltarle los pies y luego soltó la cuerda qué la tenía sujeta a una viga.— Vamos muñequita de pie. Selene movió sus piernas para intentar ponerse pero tembló y cayó de rodillas.— Cesaré comenzó a reírse.— No puedo llevó más de doce horas amarrada.
— Más de treinta, muñeca dijo Viktor levantandola y se la echo al hombro.
Viktor la llevó al baño, que estaba ubicado a unos metros de la bodega. Era un espacio pequeño y sucio, con un inodoro y un lavabo. Viktor la dejó en el suelo y le dijo:
— Tienes cinco minutos. Si no estás lista, te llevaré de vuelta. Él le soltó las manos.
Selene se quedó en silencio, escuchando el sonido de la puerta que se cerraba detrás de Viktor. Se sintió sola y asustada, pero también con la mente determinada a encontrar una forma de escapar.
Miró a su alrededor, buscando algo que pudiera utilizar para su beneficio. El baño era pequeño y sucio, con un inodoro y un lavabo.
Selene se acercó al lavabo y se miró en el espejo. Su rostro estaba sucio y magullado, y sus ojos estaban llenos de tristeza y desesperanza, pero luego se recordó a sí misma que como le había enseñado su madre jamás debia darse por vencida fue cuando vio la pequeña rendija.
Selene se acercó más a la ventana y miró hacia abajo. El agua estaba muy cerca, y podía ver las olas golpeando contra el casco del barco. Sintió un mareo y se agarró de los muros.
De repente, escuchó el sonido de una sirena de barco a lo lejos. Selene se preguntó qué significaba eso. ¿Estaban llegando a un puerto? ¿O era una señal de advertencia para otros barcos?.
— Estoy lista grito Selene.
Viktor abrió la puerta del baño y la miró con una sonrisa. Ella estiró sus brazos.—Bien, muñequita, dijo. —Vamos a seguir adelante.
Viktor se acercó a ella y la tomó del brazo, luego de amarrarle las manos, llevándola de vuelta a la bodega.
Cesare la miró con curiosidad cuando regresó, pero no dijo nada. Viktor la llevó de vuelta a su posición anterior, y Selene se sentó en el suelo, mirando a su alrededor.
Selene miró a Viktor con ojos suplicantes.
—Puedes quitarme la chaqueta, córtala si es necesario, le pidió.
Viktor la miró con sorpresa y luego se rió. —¿Cortar tu chaqueta? No, muñequita. Eso no es necesario. Se acercó a ella y le solto las manos y comenzó a desabrochar los botones de la chaqueta. Selene se sintió incómoda al ver la lentitud con la qué la tocaba, rozando sus pechos cuando ella tembló Viktor sonrió la chaqueta se abrió y dejo al descubierto el abdomen y escote de Selene
Selene aprovechó la distracción de Viktor. Con un movimiento rápido y preciso, le aplicó un golpe con la cabeza en la nariz, seguido de un puñetazo en la mandíbula. Viktor se tambaleó hacia atrás, sorprendido por la velocidad y la fuerza de Selene.
Cesaré, que estaba sentado en el rincón de la bodega, se rió y gritó: ¡Hiiii-yaaah! ¡piensa que te esta robando el maquillaje!.
Selene no se detuvo allí. Con un giro rápido, le aplicó un golpe en el estómago, viktor cayo al suelo.
Selene se arrodilló a su lado y rápidamente le aplicó una llave de estrangulamiento, utilizando su brazo para presionar su cuello.
— Sí lo hicieras con las piernas serias perfecta muñequita dijo Cesare tirandole un beso
Viktor intentó forcejear, pero Selene aumentó la presión y él se rindió, perdiendo la conciencia.
Selene se puso de pie, jadeando y mirando a Viktor con una mezcla de satisfacción y alivio, le aplico un fuerte puntapie en la ingle.
— Auch dijo Cesare .
— Eso es por manosearme , Selene tomó la cuerda y ato a Viktor le quito los zapatos y le saco los calcetines sucios y se lo metió en la boca luego se acercó a Cesare y le quito la corbata y amordazo a Viktor. Se puso de pie con satisfacción estaba lista para escapar.
— ¿No crees que te estás olvidando de algo?, pregunto Cesaré mirándola.
— No, dijo ella enarcando una ceja.
— Fue mi idea exclamó Cesare.
— Pero yo hice el trabajo, ¿porque debería soltarte?. Ya sabes que hacer muñequito, di las palabras mágicas.
— Ni lo sueñes, suéltame exclamó Cesaré.
— Saludas a todos de mi parte cuando llegues a destino dijo Selene encaminándose para la puerta.
Cesaré la miró sorprendido.— Selene por favor exclamó él.— Ella se detuvo se puso de perfil y se corrió el cabello en señal de que aun no escuchaba colocó su mano rodeando su oreja.
Cesaré suspiro esa le saldría cara.— Oh gloriosa y misericordiosa Selene, suplico me liberes. — Selene hizo un gesto con la mano alentándolo a continuar.— Tú gran castigadora de delincuentes, te suplico te apiades de este pobre rehén, gloriosa Selene.
Selene soltó una risotada regreso y comenzó a desatarlo...
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Stavros Kyriakos cruzo la puerta de su casa, Isadora se encontraba en la sala. Estaba molesto el pasado de su esposa volvía a interferir en la paz familiar como veinte años atrás cuando intentaron secuestrar a su hijo Benjamin.
A veces se preguntaba si Isadora no había cometido un error al dejar en libertad a Luck Saracco.
—¿Hay alguna novedad?, pregunto Stavros.
—No han llamado, están siguiendo una pista en Italia, pero no es seguro.
— ¿La policía está investigando la pista de Italia?, pregunto Stavros.
Isadora miró a su esposo.— No.
Stavros dio una palmada sobre la mesa de pura frustración.— Es tu culpa, tu sabias que el estaba vivo, el día que no encontraron el cuerpo de Luck en el puerto. Tu destruiste las pruebas qué confirmaban qué Vitto Saracino y Luck Saracco eran la misma persona, te lo dije hace veinte años y te lo repito ahora eres la única responsable de lo que le pase a nuestra familia exclamó Stavros...