AL PRECENCIAR LA MUERTE DE SU MADRE IRINA PERDIO SU VOZ Y POR CULPA DE SU PADRE FUE OBLIGADA A CASARSE Y DESPUÉS DE DOS AÑOS DE MATRIMONIO FUE OBLIGADA A DIBORCIARSE Y A CASARSE VON OTRO HOMBRE AL QUE NO CONOCÍA.
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CAPÍTULO 19
NARRADOR
En cuanto Irina regresó a la mansión, les contó a todos sobre la mudanza de Celeste y su hija Sol. Inmediatamente, todos comenzaron a preparar una habitación especial para ellas. Todos sabían por lo que habían pasado, por lo que serían muy cuidadosos con ellas y apoyarían a Víctor para cuidarlas y hacer que se sintieran seguras en la mansión. De esa manera, ellas no querrían irse y Víctor estaría feliz.
Todos se dividieron las tareas. Algunos fueron por cosas para la bebé, otros se quedaron decorando la habitación. Irina ayudó con la comida para darles la bienvenida a la mansión.
Mientras todos organizaban las cosas en la mansión, Víctor iba en camino con las dos mujeres que robaron su corazón.
Aunque aún le faltaba mucho para lograr el acercamiento de Celeste, él contaba con el cariño de Sol y eso, por ahora, le bastaba. Esperaba que pronto, con la ayuda del psicólogo, Celeste lo aceptara y poder ser una familia los tres juntos. Eso era algo que lo llenaba de mucha ilusión y alegría.
Tal y como lo dijeron sus abuelos, a él ya le habían llegado las mujeres que lo convertirían en su esclavo. Por su parte, Celeste estaba muy nerviosa porque antes fue muy lastimada y ahora Víctor le estaba mostrando que merecía ser cuidada y tratada como una reina. A ella le atraía Víctor, pero no se atrevía a acercarse. Tenía pavor de salir lastimada.
En cuanto llegaron a la mansión, aún faltaba en algunos detalles para su habitación, pero todo se movía rápidamente para que todo quedara perfecto, tal y como lo quería Irina, para que así Celeste se sintiera cómoda y feliz, y su cuñado igual.
En cuanto entraron, Celeste se sintió mucho más nerviosa porque nunca había estado en una mansión, y mucho menos tan grande como la que tenía enfrente. Por impulso, Víctor tomó su mano para mostrarle su apoyo.
Ella se sorprendió y se sintió muy nerviosa, aunque se apartó. Víctor sonrió porque ella se sonrojó.
En cuanto la mamá de Víctor conoció a Celeste, le pareció una mujer muy linda, al igual que su hija. Pudo notar en los ojos de su hijo que esa mujer le había robado el corazón, y por supuesto, ella lo apoyaría en todo. Hizo sentir a Celeste segura en todo momento, le mostró su apoyo y su cariño para ella y su hija. Ella haría todo para no ver sufrir a su hijo, mucho menos por la mujer que ama.
Los hombres de la familia mantuvieron su distancia para que ella no se sintiera incómoda, y eso la hizo sentir muy tranquila. Celeste sonreía tímidamente. Hacía mucho que nadie respetaba tanto su espacio. El hombre que la maltrató durante más de un año jamás aceptó un no como respuesta. En cambio, todos en esa mansión le daban su espacio y su lugar, respetaban todo lo que ella quería, lo cual le hacía sentir muy tranquila. Como la habitación designada para Celeste y su hija aún olía a pintura fresca, ella se quedaría esa noche en una habitación al lado de la de Irina para que estuviera cómoda. Al día siguiente, podría ocupar la habitación que decoraron especialmente para ellas dos.
-Bueno, Celeste, bienvenida a nuestra familia. Aquí te vamos a cuidar mucho - habla la mamá de Víctor.
-Gracias, señora, no se hubiera molestado. Qué pena por las molestias - responde Celeste apenada.
-No es ninguna molestia. Eres amiga de mi hijo, por lo tanto, parte de esta familia. Así que tú y tu hija son más que bienvenidas y siéntete como en tu casa. Ahora todos vamos a cenar como la familia que somos - expresa la mamá de Víctor.
-Así es, Celeste. Todos aquí somos una familia, así que no tienes que avergonzarte de estar aquí. Eres bienvenida - expresa Irina y Celeste sonríe.
Luego, todos pasaron a la mesa y comenzaron a cenar. Algunos bromeaban y hacían comentarios chistosos, lo cual las hacía reír mucho. Celeste reía porque Víctor no quería soltar a Sol. No quería que nadie más la cargara, solo él. Parecía un niño al que le querían quitar su juguete nuevo y Sol estaba igual que él. Si la alejaban de él, lloraba, lo que sorprendía a Celeste, ya que ella nunca llora por esas cosas, pero al parecer a la niña le encanta Víctor.
Después de cenar, Víctor acompañó a Celeste para mostrarle su habitación. Él mantenía su distancia, pero puesto que llevaba a Sol en sus brazos, ella le permitió entrar para que la dejara él mismo en una cuna que habían colocado junto a su cama. Irina había pensado en todo para que ellas estuvieran cómodas y de esa manera no quisieran irse. Víctor, después de dejar a Sol en su cuna, dejó un beso en su frente y se despidió con una sonrisa de Celeste. Esta vez, ella sonrió tímidamente y cerró la puerta de la habitación con llave. Aún tenía miedo, ya que su experiencia pasada aún no estaba superada y recién estaba conociendo a las personas de esa mansión. Por más buena que le parecía, su instinto de supervivencia era superior. Tenía miedo, por ende, hacía todo para sentirse segura, pero esa es una sensación que pasará con el tiempo y con ayuda psicológica.
Víctor se retiró de la habitación con una sonrisa, pensando en que poco a poco se iría ganando el corazón de Celeste. Él no sabía que no tenía que hacer mucho esfuerzo para eso, porque ella también se había enamorado de él, pero tenía miedo y debía superar sus miedos antes de intentarlo con él.
Toda la familia estaba feliz con la chica y la niña, ya que nunca hubo una bebé en la familia. Querían consentirla y mimarla en todo, y eso a Celeste se le hacía gracioso porque competían por quién le daría mejor regalo a la niña. Eran como niños peleando por sorprender a la chica nueva, pero Sol solamente quería estar con Víctor y eso lo hacía sentir más feliz.
Así fueron pasando los días. Dmitry, junto con sus hermanos, se encargaron de llevar a la ruina a la familia de Irina, mientras que Steven trabajaba duro por su cuenta, lejos de su esposa y sus suegros, para sacar adelante su empresa. Él no quería verse involucrado en lo que ellos querían hacer a Irina, porque a pesar de que nunca la amó, la conoce desde que eran niños y no quiere verla sufrir por la pérdida de su bebé.
Él no entendía cómo Inés, estando embarazada, quería lastimar a su hermana de esa manera. Por lo que había considerado el divorcio, ya que él se casó pensando que Inés era una mujer dulce, buena e inocente, pero con lo que pretendía hacerle a Irina, demostró que era todo lo contrario y eso a él le molestaba. Inés no estaría dispuesta a darle el divorcio, por lo que no había sacado el tema, pero cada día lo consideraba y lo creía más. Pero lo único que lo detenía era que ella esperaba a su hijo y no podía dejar a su bebé solo con una madre como ella, así que resolvió esperar hasta que su hijo nazca para separarse de ella y pedir la custodia del niño.
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