LA ESPOSA DE LA BESTIA.

Ciel ha salido rumbo a la mansión de sus padres para empacar y despedirse de ellos, mientras que Aleksander estaba con sus tropas preparando todo para el viaje, incluso Dylan estaba presente, asegurando que lleven suficientes suministros para el viaje, también estaba listo el carruaje donde iría Ciel y otros como repuestos en caso de que haya alguna complicación.

— ¿no deberías de estar con tu esposa disfrutando tu luna miel?— comenta Dylan.

— la he enviado con sus padres, debe despedirse de ellos.— responde.

— ¿en serio?, el viaje puede retrasarse un poco, ¿como puedes dejar así nada más a tu esposa?— le reclama.

— si sigues molestando te abandonaré a medio camino.— le da un leve golpe en la cabeza al rubio.

Dylan se soba la cabeza haciendo un leve puchero y se queja de lo agresivo que es Aleksander.

Por otro lado, Darrell estaba en compañía de su padre y la reina bebiendo el té, incluso la princesa estaba presente aun cuando la noche anterior no asistió a la boda, y es que durante detestaba la idea de que Aleksander se hubiera casado con una mujer de tan bajo estatus, cuando ella, es mucho mejor que cualquier otra dama del reino, pues desde pequeña a gustado de Aleksander, sin importar que este sea su primo y es que no es muy extraño que entre la familia real a veces se organicen matrimonio entre parientes para mantener la linaje de sangre mas "puro". Amarissa se sobresalta al escuchar que el rey habla de la expedición a la que irá Aleksander.

—pero hace poco que volvió, ¿por qué se va de nuevo?, yo quería pasar una temporada en el ducado.— se queja.

— Aleksander se acaba de casar, aún si se queda, él ya tiene una esposa, no podrías ir a meterte donde viven recién casados.— le regaña el rey.

— su majestad tiene razón, no hagas escándalo por algo tan absurdo.— lo respalda la reina.

— esta expedición es importante, por eso también Dylan irá a ella.— habla orgulloso el rey.— es una pena que Darrell no tenga habilidades en el combate. Reina, no debiste mimarlo tanto.— reclama.

La reina aprieta los labios al escuchar las palabras del rey, pues eso daba a entender que el rey no reconocía las habilidades de su hijo, aún cuando cumplía a la perfección sus deberes en el palacio.

— majestad, su hijo menor tiene mejores habilidades en la política y los negocios, Dylan debería aprender un poco, en especial siendo el príncipe heredero.— reclama la reina.

— Dylan sabe de todo, no por nada posee una de las mejores facciones de los nobles, como heredero, ha logrado los mejores contactos.— responde el rey.

— padre, lamento no ser hábil en combate, pero en una guerra, el estratega también es importante.— trata de defenderse Darrell.

— por supuesto, siempre y cuando seas respetado por tus soldados. En fin, brindemos porque haya una expedición exitosa.— levanta su copa.

El rey se veía emocionado, pero Darrell y la reina, sentían su día arruinado al escuchar al rey halagar a Dylan. Pero lo que más le molestaba a Darrell era que Dylan se iba y no podría aprovechar el momento para eliminarlo, ¿o quizás puede aprovechar el viaje?, después de todo, los imprevistos pasan y durante un viaje siempre hay peligro.

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Ciel estaba en un almuerzo con sus padres, quienes lamentaban que ella tuviera que irse lejos tan pronto se ha casado. La condesa le pide que tan pronto llegue al territorio sur, le envié una carta para saber que estaba bien.

— ¿como esperas que este bien si se va a un lugar peligroso y se ha casado con un monstruo?— menciona Avery.

El conde da un golpe a la mesa causando que Avery se sobresalte, notando la molestia tanto en él, como en su madre.

— ¡oh Avery!, no sabes de lo que hablas, es tan lamentable que como adulta, sigas actuando como una niña.— comenta la condesa.

— eres demasiado superficial hermana. Las apariencias engañan y cuando te des cuenta, será muy tarde.— responde con calma Ciel.

— Ciel tiene razón, ¿crees que el segundo príncipe es un buen hombre solo porque es atractivo?.— agrega la condesa.

— lo es, su alteza es un hombre maravilloso y bondadoso. Ya lo verán, yo me casaré con él y seré muy feliz.—

— ¿casarte?, ¿y cuando?, porque él no ha venido a presentarse.— pregunta la condesa.— espero no hayas sido tan tonta como para meterte en su cama, porque de ser así, olvida la posibilidad de que otro hombre de despose.

La condesa conoce bien la sociedad, ningún otro hombre querrá casarse con Avery, no solo por perder su virtud, si no, porque su edad ya esta pasando, pues en un par de años más, los hombres no tendrás interés en ella a menos que sea un viudo o divorciado. La sociedad suele ser muy cruel con las mujeres.

— espero que no hayas sido tan tonta como para hacer algo así, porque soy capaz de enviarte al monasterio mas lejano.— grita el conde.

Estaba harto de las tonterías de su hija, no comprende como puede ser tan ingenua e infantil, cuando ha tanto ella como Ciel han tenido la misma educación y los mismos privilegios.

— madre, padre, jamás haría algo así sin estar casada.— se defiende.

— padre, madre, tranquilos, me gustaría que antes de irme eviten discutir.— mira a Avery.— y tú hermana, espero no cometas errores, deja de actuar como una niña.

— yo no actuó como niña, además soy mayor que tú, no actúes como la mujer perfecta, porque ahora que te has casado con esa bestia, tu vida esta arruinada.— grita Avery.

Y tras decir esto, se puso de pie para retirarse del comedor, aun cuando el conde le grita que regrese. Ciel le pide a su padre que la deje ir, porque hay algo que debe decirles y que es necesario que lo sepan para estar prevenidos. Ciel le comento que Aleksander le advirtió sobre Darrell y que solo se acerco a Avery porque creyó que ella se casaría con el duque, así que pensaba usarla para eliminarlo, ya que Darrell tiene un gran interés por el trono y eliminar al mayor aliado del príncipe heredero, es una vía fácil para su cometido. Los condes se veían preocupados al escuchar las palabras de Ciel, jamás imaginaron que Darrell tuviera esas intenciones.

— de haberse hecho público el cambio en el compromiso, seguramente el segundo príncipe hubiera intentado acercarse a mí.— comenta Ciel.

— ese maldito, ya me parecía sospechoso el repentino interés por Avery. Así que esta moviendo sus piezas para tomar el trono...— el conde deja escapar un pensado suspiro.

— debemos tener cuidado cariño. Afortunadamente Ciel se va lejos, y no creo que el segundo príncipe siga cerca de Avery, si no le beneficia.— agrega la condesa.

— esperemos que no. Madre, padre, lamento darles esta información tan repentina.— agacha la cabeza.

Si bien ella ya sabe esto, lo mejor era hacerles creer que Aleksander le había confiado la información, y de este modo ellos estarán prevenidos en caso de que Darrell intente algo. Aunque puede que no, ya que su objetivo es Aleksander y Dylan, y ambos se irán del reino.

En la noche, Ciel se quedará en su habitación por última vez, así que aprovecha el momento para empacar los vestidos más cómodos y ligeros, en eso estaba cuando llega Avery, quien le pide que le deje algunos vestidos, ya que no podrá llevarlos todos y sería un desperdicio que solo se queden abandonados en la habitación.

— tienes tus vestidos, no te daré los míos, los que no me podré llevar, los entregaré a la caridad.— asegura.

— ¿y porqué no me los dejas a mí?, ¿no puedes darle a esos plebeyos vestidos tan sofisticados?— grita molesta.

— prefiero que esos plebeyos lo usen a que se los ponga una chiquilla que nisiquiera sabrá lucirlos.— responde.

— eres odiosa, espero que te vaya muy mal en tu viaje.— grita molesta.

Avery mejor se va de la habitación incluso azota la puerta al salir, mientras que Ciel solo rueda los ojos.

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