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ERICK

ERICK

Status: Terminada
Genre:Completas / Intrigante / Policial / Casos sin resolver
Popularitas:1.6k
Nilai: 5
nombre de autor: JH NOVEL

Erick un antiguo detective retirado es una persona obsecionada con un caso de desapricion del pasado resibe una misteriosa llamada anonima que lo llevara a volver al caso, el inicio que comenzo con esta llamada lo metera a los planes de una organizacion que nos dice que el secuestro de laura no es tan simple como parece

La historia está hecha para que te preguntes si hubieras seguido las decisiones que Erick toma a lo largo de la historia

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Mira detras de ti

La noche se cierne sobre las ruinas de la Corporación Quimera, un manto oscuro que envuelve la decadente estructura en un silencio amenazante. Con Eleanor a mi lado, me muevo con la sigilosa precisión de un gato, aprovechando la cobertura de los árboles para rodear la estructura principal. El terreno está irregular, cubierto de escombros y maleza, haciendo cada paso un desafío silencioso. El olor a humedad, a tierra y a metal oxidado se mezcla con el aroma penetrante de la vegetación en descomposición. La oscuridad es nuestra aliada, un velo que oculta nuestros movimientos de las figuras que custodian el perímetro.

Alcanzamos la parte trasera del edificio, una pared de cemento agrietado y desmoronado. Un hueco, aparentemente provocado por el tiempo y la decadencia, ofrece una entrada poco visible, apenas una fisura en la sólida estructura. Con movimientos lentos y deliberados, nos deslizamos entre los bloques de cemento desprendidos, explorando la oscuridad que se esconde tras la fachada deteriorada. El silencio es denso, sólo roto por el crujido ocasional de las piedras bajo nuestros pies y el latido de nuestros propios corazones. El interior es un laberinto de pasillos oscuros y polvorientos, el aire cargado de un olor rancio, mezcla de polvo, moho y una sutil nota metálica que me resulta familiar.

El eco de nuestros pasos se pierde en el silencio ensordecedor. Las sombras bailan en los rincones, ocultando lo que se encuentra más allá de nuestro alcance inmediato. El aire es denso, pesado, impregnado de un misterio que se cierne sobre nosotros como una amenaza tangible. El camino es impredecible. En medio de la oscuridad y la decadencia, buscamos una pista, una señal, cualquier indicio que nos guíe en este laberinto de secretos.

El silencio sepulcral del edificio se rompe con el eco de nuestros pasos, lentos pero firmes, cada uno calculado para minimizar el ruido. De pronto, un jadeo contenido se escapa de Eleanor. Con un movimiento rápido e instintivo, le tapo la boca antes de que pueda gritar. A sus pies, apenas visible en la penumbra, se encuentra una araña de un tamaño monstruoso, de un diámetro que fácilmente se acerca al de mi cabeza.

Sus ocho ojos, brillantes y negros como la obsidiana, nos miran con una inquietante inteligencia. La criatura, inmóvil, parece observar nuestros movimientos con una paciencia infinita, una espera silenciosa que aumenta la tensión de la situación. Con la misma calma con la que un cirujano prepara un bisturí, me muevo con lentitud y precisión, guiando a Eleanor hacia una habitación cercana, apartándonos de la amenaza arácnida que yace en el corredor. La puerta, de madera podrida y desgastada por el tiempo, cede con un chirrido apenas audible.

Entramos en la estancia. El aire aquí es aún más pesado que en el corredor, un olor a humedad y descomposición se mezcla con un sutil aroma químico, una persistente sensación metálica que recuerda al olor a sangre oxidada. La habitación está sumida en una oscuridad casi absoluta, sólo interrumpida por los débiles rayos de luna que se filtran a través de las grietas de la pared. El silencio es profundo, un vacío que se apodera de los sentidos, acentuado únicamente por el latido de nuestros corazones que parecen resonar en el espacio.

Un frío repentino recorre mi espalda, un escalofrío que no es solo producto del ambiente, sino de una sensación de peligro latente, de una amenaza invisible que se esconde en las sombras de la habitación.

El haz de luz de mi linterna, al girar lentamente, revela una escena que congela la sangre en mis venas. No es la araña lo que me perturba más ahora. Un montón de cadáveres, frescos en su mayoría, se agolpan en el centro de la habitación, formando una macabra pila que recuerda a un nido grotesco. Algunos cuerpos, apenas reconocibles, muestran signos de descomposición más avanzados; el más deteriorado podría tener dos o tres años de fallecido, a juzgar por el estado de los tejidos. El resto, sin embargo, son recientes; la piel pálida y los rasgos aún definidos, aunque distorsionados por la muerte. Un hedor nauseabundo, mucho más intenso que el olor a humedad y productos químicos, inunda mis sentidos. Es el fétido aroma de la putrefacción, acre y penetrante, que me obliga a contener la respiración.

Eleanor jadea, un sonido ahogado por el terror que se refleja en sus ojos. Su mano, fría y temblorosa, aprieta la mía con fuerza. El silencio, roto solo por nuestra respiración entrecortada y el grotesco espectáculo ante nosotros, se vuelve aún más opresivo. La escena es demasiado… calculada. No se trata de una simple acumulación de víctimas; esto ha sido organizado, dispuesto con una siniestra meticulosidad.

Me obligo a mantener la calma, a analizar la situación con la frialdad que me caracteriza. El TOC que me atormenta se manifiesta como una necesidad irresistible de orden, de buscar un patrón en este caos horripilante. Observo con atención: la mayoría de los cuerpos son de adultos vestidos similarmente a los de afuera. Sus ropas, rasgadas y desgarradas, no ofrecen pista alguna sobre su identidad. Busco algún detalle, alguna marca, algo que pueda conectarlos entre sí o con otros elementos del caso. ¿Son víctimas de la Corporación Quimera? ¿Es esto el resultado de los experimentos ilegales? La pregunta me quema la garganta, pero aún no tengo la respuesta.

"¿Qué… qué es esto?", susurra Eleanor, su voz apenas audible, llena de un terror justificado.

Miro a Eleanor, manteniendo mi expresión impasible. "Esto, Eleanor," digo con voz baja y firme, "es la confirmación de nuestras peores sospechas. Este es el verdadero alcance del horror."

La escena, la magnitud de la atrocidad, sobrepasa incluso mi oscura y curtida experiencia. La pregunta ahora es: ¿cómo salimos de aquí, y qué hacemos con esta nueva y aterradora verdad? ¿Investigamos más en esta sala de horrores o buscamos una salida antes de que algo más nos ataque?

La disposición de los cuerpos, como si fueran ramas en un nido monstruoso, me da una nueva perspectiva. El Grupo Blue, con su presencia intimidante afuera, parece ser solo una capa superficial de esta operación siniestra. ¿Es este nido una incubadora de algo? ¿Un lugar donde se crían… o se cultivan… seres monstruosos? La idea es tan repulsiva como aterradora. Mientras reflexiono sobre esta posibilidad, un rugido ensordecedor sacude el edificio, un sonido profundo y resonante que estremece hasta los cimientos. El suelo tiembla bajo mis pies. Algo grande, algo poderoso, se acerca.

El instinto me precede a la razón. Sin dudarlo, agarro a Eleanor de la mano con fuerza. Su cuerpo se estremece ante mi toque, pero su miedo es silenciado por la urgencia del momento. Busco un lugar para escondernos, algo que nos proteja de la inminente amenaza. Un espacio entre los cadáveres y una pared derrumbada, por ahora es todo lo que veo. Me arrastro con ella, intentando mantenernos lo más silenciosos posibles. El corazón me martillea en el pecho, un ritmo frenético que contrasta con la tensión sofocante del silencio que nos rodea, interrumpido solo por el sonido de nuestras respiraciones entrecortadas y el sonido cada vez más cercano de aquello que se acerca. El aire se vuelve denso, cargado de una anticipación casi palpable. La espera es agonizante. Lo que sea que se aproxima, está a punto de llegar.

1
María auxiliadora Hernández
Muy malo
María auxiliadora Hernández
Normal
Grasiz Venegas Beroiza
Uf! Todo lo que he leído hasta aquí, me ha dejado con un exquisito sabor a misterio policial. Muy parecido a esas series de los años ochenta, cuando el detective está en el meollo del asunto, y nos íbamos a comerciales. Sinceramente, me encanta. Realmente me atrapó este relato. Sigo leyendo, para saber hasta donde lo llevan las percepciones latentes de esa cámara misteriosa e intrigante. Espero y no se intoxique con el persistente aroma a almendras amargas... 😱😱😱
JOSEPH HILL: gracias, pero mas adelante la historia escala muy rapidamente a eacalas mayores asi que no se si sera de tu gusto, solo espero que lea la historia hasta el final
total 1 replies
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