Elena, la preciosa princesa de Corté, una joya, encerrada en una caja de cristal por tanto tiempo, y de pronto es lanzada al mundo, lanzada ante los ambiciosos, los despiadados, y los bárbaros... Pureza destilada ante la barabrie del mundo en que vivía. ¿Que pasará con Elena? La mujer más hermosa de Alejandría cuando el deseo de libertad florezca en ella como las flores en primavera. ¿Sobrevivirá a la barbarie del mundo cruel hasta conseguir esa libertad que no conocía y en la cuál ni siquiera había pensado pero ahora desa más que nada? O conciliará que la única libertad certera es la muerte..
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Capitulo 13
El Duque Franco regresó al ducado tarde en la noche. Mientras una sirvienta le ayudaba a quitarse la pesada vestimenta de viaje, su asistente personal, Alaric, esperaba pacientemente para darle un informe detallado de lo sucedido en su ausencia.
—¿Qué ha ocurrido en mi ausencia, Alaric?
El asistente, un hombre de mediana edad de aspecto severo y meticuloso, desplegó un pergamino con varios puntos anotados y comenzó a leer.
—Mi señor, ha llegado un informe del capitán de los caballeros. Ha habido varios disturbios causados por el joven maestro Devon el último mes. Según el capitán, el joven maestro, golpeó y lesionó a cinco caballeros, desobedeció órdenes directas...
Alaric continúo por un rato más leyendo los disturbios causados por Devon. El Duque, que había estado frotándose las sienes, se tensó visiblemente al escuchar el informe. Aunque había anticipado problemas, la gravedad de los incidentes siempre lograba irritarlo profundamente. Suspiró pesadamente y se dirigió hacia su escritorio, señalando a la sirvienta que se retirara.
La joven hizo una reverencia y salió del despacho, dejando a los dos hombres solos. Alaric continuó leyendo el informe mientras el Duque se sentaba y tomaba el pergamino con los detalles del capitán.
—Cada vez es más difícil controlar a Devon. Está claramente descontento, y sé perfectamente por qué lo hace...
El Duque contempló los detalles del informe, sus pensamientos girando en torno a su hijo. Sabía que la causa del comportamiento rebelde de Devon, y procuraba corregirlo habiendo tomado medidas como mandarlo lejos de casa, pero lejos de mejorar, la frustración de su hijo se estaba convirtiendo en un problema cada vez mayor. Era claro que Devon se revelaba porque no quería estar en la frontera norte, más aún sabiendo que su presencia no era esencial.
—Este es un problema con el que no imagine tener que lidiar. Devon ese niño... Nunca había tenido interés por nada, ni siquiera pareció importarle la muerte de su propia madre, siempre cumplía con mis expectativas, pero eso cambio desde entonces... Desde la llegada de Elena, se convirtió en un rebelde... Le presta demasiada atención a esa niña y no he logrado que pierda el interés en ella, incluso cuando le he prohibido verle, de alguna manera siempre termina saliendose con la suya... ¿le gusta jugar a ser un hermano mayor? Que tontería. Deberé ser más duro...
Con un suspiro, el Duque apartó el informe y se dirigió a Alaric.
—Prepara todo en la mansión principal lo más pronto posible. Vamos a recibir una invitada, la hija del Marqués de Mascia, Isabella. Quiero que todo esté en perfectas condiciones para su llegada.
Alaric asintió, tomando nota rápidamente.
—Entendido, mi señor.
—Además, envía esto al capitán de los caballeros.
El capitán de los caballeros, un veterano llamado Garrick, recibió el mensaje unas semanas después.
Garrick había luchado en las fronteras contra los salvajes de las tierras de Kargath durante años, defendiendo la frontera norte del Ducado de las incursiones de las tribus nómadas que habitaban esas tierras indómitas. Las tribus de Kargath eran conocidas por su ferocidad y su rechazo a cualquier forma de autoridad externa, lo que las hacía especialmente peligrosas.
Y tenían el mal hábito de saquear cuánto pueblo se le cruzará en el camino, por ello era prioridad proteger dicha frontera ya que en las tierras del Ducado Cortés existían cientos de pueblos y eran un camino directo a la capital.
El campamento de los caballeros estaba estratégicamente ubicado en la frontera, en un lugar que permitía vigilar los movimientos de las tribus nómadas y responder rápidamente a cualquier amenaza.
Luego de recibir el mensaje, Garrick salió de su tienda y se dirigió hacia la sección del campamento donde Devon solía pasar su tiempo. Encontró al joven sentado sobre una roca, su espada descansando a su lado. Devon parecía absorto en sus pensamientos, pero su atención era siempre aguda.
Antes de que Sir Garrick pudiera decir algo, Devon giró con una rapidez sorprendente, su espada ya apuntando al capitán. Los ojos rojos del joven Duque se clavaron en él con una fría indiferencia.
—¿Qué está haciendo, joven maestro?
Preguntó Garrick, tratando de mantener la calma.
Devon mantuvo su mirada fija en el capitán durante un instante antes de bajar la espada.
—Pensé que eras un enemigo.
Dijo con indiferencia, aquello claro, no tenía ningún sentido.
—No te acerques tan sigilosamente la próxima vez. Podría no detenerme a tiempo.
El tono de Devon era desafiante, casi burlón. Garrick sabía que debía manejar la situación con cuidado para evitar una confrontación.
—Tengo un mensaje para usted de su padre. Debe regresar de inmediato al Ducado.
Devon frunció el ceño, pensando por un instante en lo que podría estar tramando su padre. Le había dicho que permanecería en la frontera hasta el fin de la campaña de verano. Algo debía haber cambiado.
—¿Por qué me quiere de vuelta tan pronto?
—No se dieron razones específicas en el mensaje. Solo la orden de que regrese de inmediato.
Devon desvío su mirada hacia el bosque de la frontera.
—Muy bien, pero antes necesito algo precioso, no puedo regresar con las manos vacías.
Dijo con una extraña sonrisa, Garrick no podía comprender a que se debía y sobre todo no entendía sus palabras.
—¿A qué se refiere, acaso quiere llevarle algún presente al Duque?
—¿A mí padre? Acaso creés que enloquecí.
Dijo mientras caminaba hacía aquel peligroso bosque. Al percatarse, Garrick intento detenerlo.
—¡Joven Duque! ¿No está intentado entrar al bosque de los salvajes?
—Que inteligente eres, te diste cuenta.
Dijo de forma irónica, Garrick enfurecido dijo.
—¿Acaso pretende morir? ¡Regresé, es una orden!
—¿alguna vez te he obedecido? Deja de hacer escándalo, regresaré pronto.
—¡No estoy bromeando maestro, se me encargo su educación y seguridad, tengo la autoridad para detenerlo, si no lo hace por sí sólo lo detendré con los caballeros! Así que regresé.
Devon se detuvo, Garrick suspiró aliviado, pensando que entró en razón, sin embargo, al ver la mirada del joven acompañado de sus palabras, Garrick supo que no era así y sobre todo que no podía controlarlo.
—He dicho que pares, porque si no, no solo serán las gargantas de los salvajes las que corte.
Garrick observó impotente como el joven Duque se adentraba al bosque de los salvajes sin motivos aparentes.
—¿Qué demonios está haciendo, acaso quiere morir? Sí le pasa algo yo... Estaré muerto...
A ese hombre aguerrido, de vasta experiencia, el Duque Cortés le había encomendado la difícil tarea de cuidar y reformar a su hijo, Devon. Sin embargo a ese punto se veía derrotado ante esa tarea.
En todo el tiempo que Garrick llevaba intentándolo, no había logrado ningún avance significativo. Garrick, veterano de incontables batallas y conocedor de las intrincadas complejidades del alma humana, nunca antes se había encontrado con alguien como Devon
El joven maestro tenía tantas cualidades admirables como defectos inquietantes, y su comportamiento era una amalgama de contradicciones que desafiaban la comprensión.
Tenía una habilidad innata para el combate, una valentía temeraria y una inteligencia aguda. Pero también tenía una frialdad en su mirada, un desprecio por la vida y una rebeldía que parecía no tener límites
Cada interacción con Devon dejaba a Garrick más desconcertado. En el campo de batalla, el joven mostraba una valentía temeraria, lanzándose al peligro con una frialdad y eficiencia que incluso los soldados más curtidos encontraban perturbadora. Fuera del combate, su actitud oscilaba entre la indiferencia glacial y la ira contenida. Parecía que nada ni nadie podía llegar a él, como si estuviera encerrado en una fortaleza interior impenetrable.
A pesar de sus mejores esfuerzos, Garrick no lograba romper la coraza de Devon. Cada intento de acercamiento era recibido con desdén o burla, cada consejo, con una mirada de fría indiferencia.
Era alguien intratable, alguien inaccesible, concluyó en un principio tras meses de convivencia, pero con el pasar del tiempo se dió cuenta de que no era del todo así. Lo era en la medida en que el quería.
Ya quiero leer cuando Davon vuelva a casa y no este Elena esp va a ser ÉPICO!!!!?.
M encanta tus historias m las he leido todas.