Pernikahan 99 Hari

"¡Suéltame, Sky! ¡Es—" La protesta de Alana fue abruptamente interrumpida cuando Sky la soltó despreocupadamente, haciéndola caer al suelo. "¡Sky...!" gritó ella, sintiendo un agudo dolor en su voz.

"¿Qué? Pediste que te soltara, así que lo hice." Sin preocuparse, Sky se alejó tranquilamente, desabrochándose el saco mientras dejaba a Alana sentada dolorosamente en el suelo.

"¡Estás loco! ¡Completamente loco!" Alana gritó en una tormenta de emociones, levantándose rápidamente y avanzando hacia Sky. Solo se detuvo cuando él se dio la vuelta, lanzándole su camisa directamente a la cara. "¡Dios mío, Sky Dwight!" gritó de nuevo, quitándose apresuradamente la camisa que él llevaba puesta.

Estaba a punto de maldecir una vez más cuando su mirada se posó en una imagen que disipó su ira como la niebla. La formación muscular de Sky, sus abdominales tallados en un perfecto six-pack, la obligaron a tragar saliva con dificultad.

"Ponte la camisa", exigió Alana, lanzándole su camisa de vuelta.

En lugar de hacerlo, Sky arrojó sus ropas descuidadamente.

"¿Por qué?" Sky se acercó más a Alana.

"¿No te da vergüenza?" Alana se retiró, retrocediendo ante la aproximación de Sky. Dios, su mente ya estaba pensando en pensamientos impuros, imaginando su abrazo musculoso. Incluso ahora, los recuerdos de la noche apasionada que una vez pasaron juntos parpadeaban en su mente.

"¿Por qué debería sentir vergüenza?" Sky aflojó su cinturón, preparándose para deshacerse de sus pantalones con una sonrisa malvada en su rostro.

"¡Detente!" Alana contuvo a Sky mientras la presionaba contra la pared. "Recuerda nuestro acuerdo, sin intimidad física." Alana se recordó a sí misma.

Sky se detuvo por un momento, luego estalló en risotadas. "Parece que incluso la arrogante Alana Ricardo puede tener pensamientos tan sucios".

Confundida por sus palabras, Alana frunció el ceño. Especialmente cuando él comenzó a alejarse de ella.

"Me estoy desvistiendo para bañarme, ¿qué pensaste que iba a hacer?" Sky se rió a carcajadas, claramente divertido por su exitosa provocación.

"¡Tú!" Furiosa por su burla una vez más, Alana apretó los puños. "¿No puedes hacer eso adentro para que mis pensamientos se mantengan puros?", respondió con vehemencia.

La risa de Sky resonó de nuevo. "Me divierte más cuando tu mente se pone sucia. Después de todo, ¿no es esta nuestra segunda noche juntos, no la primera?"

"¡Estás completamente demente!" Alana escupió, decidiendo dirigirse a la cama en lugar de interactuar con los comentarios de Sky.

"Pareces ansiosa, ¿eh? ¿Te gustaría continuar ahora?" Sky bromeó, observando a Alana acostada en la cama.

"¡Sky...!" Alana gritó, lanzándole una almohada al insaciable hombre, lamentablemente ahora su esposo.

Sky se fue con una risa satisfecha, dirigiéndose al baño y dejando a Alana removiéndose en frustración.

"No esperaba que molestar a una mujer tan orgullosa como tú pudiera ser tan delicioso," reflexionó Sky para sí mismo en voz baja.

Mientras tanto, Alana, todavía en la cama, intentaba mantener la paciencia con las travesuras de Sky mientras se frotaba el pecho para tranquilizarse.

"Sky Dwight...", susurró, sacando su billetera de su bolso y desenvolviéndola. "Si tan solo te hubiera encontrado antes, ¿serían las cosas mejores?", se preguntó en voz baja, contemplando la foto que siempre había guardado a salvo.

El cansancio se apoderó de ella después de un día de recibir a los invitados, y Alana se quedó dormida sin darse cuenta. Despertó con la sensación de que le estaban tocando la mano.

"¿Qué haces?" Alana estalló, arrebatando su billetera que Sky casi había tomado. La guardó rápidamente en su bolso, sintiendo cómo su corazón latía fuertemente.

"Lo siento, no era mi intención invadir. Solo quería moverlo a la mesita de noche", explicó Sky sinceramente. Quedó sorprendido por la indignación de Alana ante un simple roce con sus pertenencias.

"Nunca vuelvas a tocar mis cosas", ordenó Alana firmemente.

Sky permaneció en silencio, observando cómo Alana colocaba su bolso en la mesita de noche y lo cerraba con llave. Lo que ella ocultaba en esa billetera debía tener gran importancia, dado lo enfurecida que se había puesto por su leve toque.