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Capítulo 2
"¿Señor?", volvió a llamar la mujer.
"Creo que leí demasiado aquel libro", sonrió el joven.
Un sueño, es un sueño, se repitió varias veces.
Cuando sufría de pesadillas, tenía la manera perfecta para despertar de ellas.
Colocó una de sus manos sobre su antebrazo y empezó a pellizcarse con fuerza, aunque dolía, este método siempre funcionaba para despertar de aquellas pesadillas.
Solo que esta vez no funcionó.
Volvió a repetir lo mismo en su otro brazo, más tampoco llegó a funcionar.
La mujer quedó aturdida por su comportamiento, el joven siempre era una persona tranquila a pesar de su estado de salud, así que era extraño verlo actuar de esa manera.
"... ¿Debería llamar al doctor?", preguntó preocupada.
Ya de por sí, el joven tomaba varios medicamentos, era cuestión de tiempo que alguno de ellos llegara a afectarle, razón por la cual tal vez actuaba de ese modo.
Como nada servía para despertar del sueño, el joven sonrió y volvió a subir en dirección a la habitación.
"Volveré a dormir, eso tal vez funcione", mencionó mientras subía por las escaleras.
"Espere Señor, tiene que tomar sus medicamentos", insistió la mujer.
"¿Medicamentos para qué?", preguntó el joven deteniéndose a medio camino.
"... Para poder dormir, para estabilizar sus estados de ánimo, para su concentración, para el dolor de cabeza, para el dolor de estómago, y algunas vitaminas", mencionó uno por uno la mujer.
Ella se encargaba de darle los medicamentos todos los días, medicamentos especiales para omegas, era ya una costumbre.
El joven quedó impresionado al oír nombrar tantos medicamentos.
"No los necesito, me encuentro perfectamente bien, tal vez solo me falta un poco de descanso", dijo el joven.
Nunca había tomado tantos medicamentos en su vida, solo una vez cuando tuvo una fuerte infección por comer algo en mal estado, por lo demás, gozaba de buena salud, solo necesitaba descansar su cuerpo por todo el trabajo acumulado.
"... Pero Señor, es necesario que los tome, fue la indicación del doctor", continuó alegando la mujer.
Si algo llegaba a sucederle al joven mientras estaba bajo su cuidado, ella sería la responsable y asumiría toda la culpa y castigo que venía con ella.
Al verla preocupada, el joven bajó por las escaleras y tomó algunas vitaminas.
"Esto es suficiente, en verdad me encuentro bien, no te preocupes demasiado", dijo con una sonrisa.
Aun con inquietud, la mujer solo asintió, no podía obligar al joven a hacer algo que no quería, solo pedir que no le ocurriera nada malo.
El joven continuó sonriendo mientras miraba a la mujer.
"En verdad estoy bien, ¿tan mal es mi estado de salud?", preguntó.
"... Generalmente, tiene problemas para dormir, cambios de humor, dolores en el cuerpo, sobre todo dolores cabeza, el doctor dijo que su condición no era tan grave, pero que debía cuidarse... y...y no abusar de las sustancias controladas otra vez, o podría empeorar", explicó la mujer un poco avergonzada.
"¿Sustancias?", cuestionó el joven.
"Mmm, bueno, yo no tengo problemas con esas cosas, así que todo está bien", afirmó con una sonrisa.
Como se mantenía ocupado con el trabajo, no tenía el tiempo ni ganas para prestarle atención a esas cosas, aunque le habían ofrecido vendérselas varias veces.
"¿En verdad está bien?", preguntó la mujer mirando al joven sonriente.
"Sí, muy bien, es más, siento como si hubiera vuelto a nacer", respondió con una gran sonrisa.
Fijó su mirada hacia la gran ventana por donde los rayos del cálido sol se asomaban, parecía ser las diez de la mañana, pronto llegaría la hora de comer.
"¿Hay suficientes cosas en la cocina?", preguntó.
"¿Qué?, oh, sí, si hay algo que quiera en especial, puede decírmelo", expresó la mujer.
"En ese caso, preparemos algo juntos, no hay nadie más en esta casa, ¿verdad?", preguntó el joven.
"No, no hay nadie, su esposo viene de visita una vez cada tres meses, ...su madre viene a la casa una vez cada mes, solo eso", explicó la mujer.
El joven no recibía visitas, nadie venía a verlo, eran solo ella y el joven quienes habitaban esta casa.
"¿Mi madre?", cuestionó el joven.
La mujer asintió un poco temerosa, la madre del joven era una persona que le desagradaba.
"Ya veo, hay bastantes cosas que quiero preguntarte, pero primero la comida, eso es lo importante", expresó el joven dirigiéndose hacia la cocina.
Aunque la mujer trató de detenerlo, fue agradable preparar la comida con él.
"No pensé que supiera cocinar", dijo la mujer viendo la gran cantidad de comida sobre la mesa.
"Ja ja ja ja, había varias cosas, creo que me emocione un poco", rió el joven.
Nunca había visto tanta despensa en un solo lugar, por lo general siempre ahorraba, así que tenía que aprovechar ahora que tenía cosas en abundancia.
"Comamos", invitó el joven a la mujer para sentarse a comer.
"¿Yo?, no sería apropiado", se negó la mujer.
"¿Cómo que no?, no me gustaría comer solo, además, ambos lo preparamos, es justo que ambos lo disfrutemos también", insistió el joven.
Con timidez, la mujer se sentó, y pronto ambos empezaron a comer disfrutando de las delicias, el joven era alguien muy agradable.
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"Bien, este será el juego, cada uno dice lo que conoce del otro, y el ganador tendrá un premio", dijo el joven.
Después de comer, ambos fueron a la sala de estar para tomar un descanso.
Tenía que saber a qué se enfrentaba, ya que parecía no ser un sueño, puesto que no llegó a despertar.
"Comenzemos con nuestros nombres", habló el joven.
"De acuerdo, su nombre es Mikkel Hyde", dijo primero la mujer con una sonrisa.
El joven asintió, era su mismo nombre, más no el apellido.
"Mi turno, tu nombre es... es", murmuró el joven.
"Romy, mi nombre es Romy, ja ja ja, creo que seré la ganadora", rió la mujer de nombre Romy.
"Ahora es mi turno, tiene veinticuatro años, es omega recesivo, trabajaba en una pequeña tienda de su familia, lleva un año de matrimonio, su esposo se llama Damen Kamprad un Alfa dominante, no tienen una buena relación y están por divorciarse", continuó hablando Romy.
Al escuchar ese nombre, el joven subió corriendo las escaleras hacia la habitación, buscó y buscó hasta que encontró una tarjeta de crédito que estaba bien guardada en lo alto de una gran repisa.
No sabía como, o si esto era un sueño por haber leído tanto aquel libro, pero ahora se encontraba dentro de ella.
Romy lo siguió por temor a que haya sucedido algo, vio a Mikkel ahí de pie mirando algo entre sus manos.
"Vayamos de compras", dijo Mikkel volteando a ver a Romy con una gran sonrisa mientras sostenía la tarjeta de crédito.
(bromi)