Entre Venganza Y Amor

Golpee suavemente con las yemas de los dedos la taza que tenía entre mis manos.

Mis padres estaban sentados en el sofá frente a mí también tomando café, me habían explicado de forma breve la situación.

Neyén Xarayashi, con 20 años es el segundo hijo real de tres, el príncipe del medio. Descubrí que la iniciativa para el matrimonio no fue por él sino por el rey y la reina, algo lógico, ya que nunca tuve relación alguna con el príncipe como para tener un enamoramiento o algo similar que desencadene en querer casarnos.

-¿Qué tenemos que dar a cambio?- pregunté

Se que algo los reyes le habrán pedido a mis padres, no creo que hagan esto sin ninguna razón por detrás. No lo van hacer por amor al arte.

-No es nada, no te preocupes por eso. Ahora tienes que concentrarte en la ceremonia de compromiso que se avecina- dijo mamá con una sonrisa queriendo quitar la sensación de pesadez del asunto.

Hice una mueca insatisfecha, por ahora no voy a insistir más porque sé que no me lo dirán.

-Por lo menos algo se soluciona de todo este lío. Falta encargarnos de lo otro...- su voz se apagó en las últimas palabras.

Ya veo, una de cal y una de arena ¿No? Mi problema está siendo solucionado pero el de Mar no.

Me esforzaré para que esto salga bien, no quiero decepcionar a mis padres como Lea lo hizo en la otra vida. Además, ¿qué tan malo puede ser? Quiero decir, será la esposa de uno de los príncipes. No tendré tanto trabajo, una vida más acomodada. La relación no es problema, lo mínimo que espero es respeto mutuo y listo. Pedir amor es mucho, pero si en algún momento nace, no me voy a oponer, pero por ahora mientras que no nos llevemos mal es suficiente.

Los días pasaron de forma lenta, los pasé entre vestidos, joyas e ideas de peinados. Tenía que estar perfecta para la fiesta, en palabras de mamá tengo que "demostrar que soy una mujer normal y con suerte a pesar de mis ojos" Demostrar que los rumores no son más que eso.

-¿Ya tienes todo preparado?- preguntó Mar recostada en el marco de la puerta de mi habitación.

Asentí con la cabeza, ella entró dejando cerrada la puerta y se sentó en el sofá.

-Que bueno que la vida les sonría a nuestros padres con esto, gracias por sacarles un poco del peso que tienen en sus hombros. Ahora solo falta que se solucione mi caso pero lo veo difícil...- soltó las palabras con una sonrisa débil

-Mar, no...-

-Sabes algo, incluso pensé en terminar con la vida de mi bebé pero no puedo. Quiero que nazca, sea una niña o niño sano y feliz aunque sé que es algo egoísta, ya que eso nunca sucederá- interrumpió

- cuando nazca le será difícil ser feliz porque todos lo señalarán con el dedo, hablarán a sus espaldas e incluso frente a él, pero una tonta voz me dice que él podrá ser un poco feliz igual-

-Y lo será, Mar. Tranquila, todo tiene una solución. Además, con una madre como tú es imposible que no tenga una linda vida- afirmé con dulzura, sentándome a su lado y acariciando su mano.

Sonrió con lágrimas en los ojos y apoyó su cabeza en mi hombro para luego murmurar;

-Tu eres su salvación-

No entendí muy bien sus palabras pero no le di tantas vueltas y la abracé por completo.