Maximiliano Smith, el último soltero de los Insoportables descendientes, nos contará su historia de amor. Después de una relación fallida y una hija, encontrará a la mujer que haga latir su corazón.
Solo que ella, será un alma indomable y él deberá luchar para penetrar esa dura coraza, si quiere el premio mayor. "el corazón de su amada".
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CAPÍTULO 23
Mientras tanto en Miami...
Fabián había retomado su vida, su esposa y su hija, se habían mudado con él a la villa.
Pero Fabián, se negaba a dormir en la misma habitación de su esposa. Él cambió sus cosas a la habitación donde se quedaba su amada Malena. Fabián podía sentir su aroma aún en el ambiente.
Denisse estaba tratando de convencerlo de qué conviviera con su esposa. Que se resignara, que Malena estaba bien e incluso le mostró algunas fotos, dónde ella estaba cuidando de la niña.
Pero Fabián se negaba a olvidarla. Aunque todos los esfuerzos de Denisse no fueron en vano. Al menos, Fabián se liberó de esa angustia que lo asfixiaba. No podia ni dormir de solo imaginar a Malena durmiendo en el piso de nuevo o corriendo peligro en la calle.
Pero no todo, era malo para Fabián. Él tenía el amor y la admiración de su pequeña Fabiana y con eso trataba de salir adelante y de sonreír para su pequeña, que era la única que tenía el privilegio de ver esa expresión en el rostro de su padre. Fabián sin duda se había convertido en un excelente padre y su hija lo adoraba.
Mientras tanto en Chicago…
Malena se había quedado dormida a la intemperie. El cansancio la había vencido y el mal clima no había permitido que el sol brillará en el nuevo día.
Maximiliano se despertaba con el ruido de la alarma, había planeado salir a correr muy temprano, aunque no había podido dormir nada. Debía levantarse y comenzar con su rutina diaria.
Maximiliano puso un pie en el suelo y un fuerte relámpago alumbró la habitación.
Maximiliano se asustó y casi se cae al piso, después se levantó y fue hacia la habitación de su pequeña. Quería ver si se había despertado, con el fuerte estruendo, pero como siempre Estrella dormía como una roca.
Entonces, Maximiliano sintió la necesidad de acercarse a la mocosa. Tal vez, ella sí se había asustado y él podía brindarle algo de apoyo y con esos pensamientos, entró a la habitación sigilosamente y sin encender la luz, se acercó a la cama y se dio cuenta de que estaba tendida. Entonces caminó hacia el baño y la puerta estaba abierta y todo estaba oscuro.
Entonces Maximiliano caminó hacia el interruptor y encendió la luz.
Su corazón se detuvo al darse cuenta de que Malena no estaba. Él sin perder tiempo. Revisó el closet y se tranquilizó al ver que toda la ropa, estaba ahí.
Pero, después revisó y toda la ropa estaba sin estrenar. Entonces volvió a asustarse. Maximiliano se acercó a la papelera y observó una pequeña libreta.
Él sin dudarlo, lo tomó y se la llevó a su habitación. Pero sus pasos eran apresurados. Él debía cambiarse, para salir a buscar a esta mocosa salvaje. No quería siquiera imaginarse que ella se haya salido de la mansión con esta tormenta.
Maximiliano se colocó un pantalón y un suéter negro. Tomó las llaves de su auto y un paraguas. Recorrería toda la ciudad si era necesario. Pero la traería de regreso.
Pero primero, entró a la cocina. Quería cerciorarse de que no estuviese en algún rincón de la casa.
Maximiliano sonrió al ver de nuevo la puerta de jardín abierta. Al parecer esta niña había escogido su lugar favorito dentro de la mansión.
Él salió sigilosamente y ahí la encontró. Ella estaba dormida en la silla. Estaba acurrucada con una pequeña mochila en sus brazos.
Maximiliano se acercó a ella y sonrió al verla tan hermosa y tan frágil.
Él le acarició la mejilla y ella arrugó la nariz.
Maximiliano sentía su corazón latir. Él no quería despertarla. Pero quería llevarla de regreso a su habitación. Las mejillas de Malena estaban frías y su nariz también. Entonces Maximiliano, tocó su frente y se dio cuenta de que tenía fiebre.
Entonces arriesgándose a ser golpeado nuevamente. La levantó en sus brazos y ella solo emitió un pequeño gemido.
Maximiliano la subió con mucha sutileza, todas las escaleras y al llegar a la habitación la acostó en la cama, pero no pudo evitar acercar sus labios a los de ella y rozarlos levemente, pero para su sorpresa.
Malena lo abrazó, lo besó, le invadió la boca con su lengua y Maximiliano no pudo evitar corresponderle, sus deseos estaban a flor de piel y su cuerpo estaba reaccionando. Pero no quería interrumpir el beso.
Quería seguir disfrutando de su dulce sabor. Pero ella se alejó y con los ojos aún cerrados le susurró:
—Te amo Fabián.
Maximiliano se alejó de ella, se limpió la boca y salió huyendo hacia su habitación.
Él se sentía ofendido, estaba furioso.
Malena al sentirlo azotar la puerta, abrió los ojos, se sonrió.
—Malena 1. Viejuco 0. Espero que con esta lección aprendas y te mantengas lejos de mí. Idiota — susurró, mientras se limpiaba los labios.