Tras la pérdida de de su persona amada Ethan decide buscarlo en un nuevo universo. Precisamente en ese universo está la persona indicada pero el pasado oscuro lo persigue no quedará libre de los pecados sucedidos en su propio mundo, la destrucción de su propio amor
NovelToon tiene autorización de Roberto Carlos López Escalona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Cuidado con lo que ves
𝖀𝖓𝖎𝖛𝖊𝖗𝖘𝖔 4
Lian se despertó con una sensación de vacío. Ethan no había dormido con él esa noche, y aunque intentaba no darle importancia, algo en su interior lo inquietaba. Se levantó lentamente, se puso la ropa y se dirigió al baño. Mientras se cepillaba los dientes, su mente vagaba, recordando los eventos recientes y la extraña atracción que sentía hacia la estación abandonada.
Después de prepararse, salió de su casa y caminó hacia la estación. El cielo estaba nublado y el aire fresco de la mañana le daba una sensación de calma. Al llegar, notó que la estación estaba igual que siempre, aunque la lluvia reciente había dejado un pequeño charco en el suelo. Lian se acercó al charco y miró su reflejo, perdido en sus pensamientos.
𝖀𝖓𝖎𝖛𝖊𝖗𝖘𝖔 27
Ethan, cansado de buscar a Lian, decidió que era momento de disculparse con Aiko. Sabía que había sido injusto con ella y que necesitaba enmendar sus errores. Mientras tanto, Yuta y Mia, agotados por la búsqueda infructuosa, decidieron que lo mejor sería relajarse y tomar unas malteadas. Necesitaban un respiro y un momento para despejar sus mentes.
Cronwell, el nuevo amigo de Lian, parecía indiferente a la situación. Decidió ir al lago a pescar, buscando tranquilidad y un momento de reflexión. La búsqueda de Lian continuaba, pero él no tenía idea de lo que estaba del paradero de su amigo.
𝖀𝖓𝖎𝖛𝖊𝖗𝖘𝖔 4
Lian observaba desde la estación abandonada, viendo claramente lo que hacían cada uno de sus amigos. Sus vidas parecían totalmente normales, y eso lo enfurecía. Si los hubiese visto buscándolo, tal vez se habría sentido culpable, pero no era el caso. Se sintió traicionado y su enojo creció.
—No los necesito, yo pertenezco aquí y ustedes pertenecen allá —murmuró para sí mismo, con el corazón endurecido.
Lian estaba tan cegado por su amor y lo que había visto que no se percató de lo que él mismo pensaba. Creía que había sido intercambiado por el Lian de ese universo, pero en ese momento no pensó en su propia teoría. Su corazón se endureció aún más con respecto a sus amigos.
Decidido a seguir adelante, Lian se adentró más en la estación. El lugar estaba en ruinas, con grafitis en las paredes y escombros por todas partes. Cada paso que daba resonaba en el silencio, y la sensación de soledad se intensificaba. A pesar de todo, algo en ese lugar lo atraía, como si hubiera una respuesta esperando ser descubierta.
Mientras caminaba, sus pensamientos volvían a Ethan. ¿Por qué no había dormido con él? ¿Dónde estaba? Lian no podía evitar preocuparse, pero también sabía que debía concentrarse en lo que tenía delante. La estación abandonada tenía un misterio que necesitaba resolver.
De repente, escuchó un ruido detrás de él. Se giró rápidamente, pero no vio a nadie. Su corazón latía con fuerza mientras avanzaba con cautela. El sonido se repitió, más fuerte esta vez. Lian se acercó a una de las viejas puertas abandonadas y, con un esfuerzo, la abrió. Dentro encontró un anciano, sentado en un banco, cuidando una flor que Lian había arrancado en una visita anterior antes de cambiar de vida.
El anciano levantó la vista y sonrió, pero no dijo nada. Lian se sintió incómodo, pero también curioso.
—¿Quién eres? —preguntó Lian, tratando de sonar seguro.
El anciano continuó cuidando la flor, sin responder. Lian se acercó más, observando cada movimiento del anciano.
—¿Por qué estás aquí? —insistió Lian.
El anciano finalmente levantó la vista, sus ojos llenos de una sabiduría insondable.
—A veces, las respuestas no están en las palabras, sino en las acciones —dijo el anciano enigmáticamente.
Lian frunció el ceño, sintiéndose frustrado por la falta de claridad.
—¿Qué significa eso? —preguntó, tratando de entender.
El anciano se levantó lentamente, sosteniendo la flor con delicadeza.
—Cada flor tiene su lugar, y cada persona su camino —respondió el anciano, antes de comenzar a caminar hacia la salida de la estación.
Lian lo siguió, sintiendo que había algo importante en esas palabras, aunque no podía descifrarlo.
—¿Qué debo hacer? —preguntó Lian, su voz llena de desesperación.
El anciano se detuvo y miró a Lian por última vez.
—Sigue tu corazón, pero no olvides tu mente —dijo, antes de desaparecer en la niebla que comenzaba a levantarse.
Lian se quedó allí, sintiéndose más confundido que nunca, pero también con una extraña sensación de esperanza. Sabía que el anciano le había dado una pista, aunque no podía entenderla del todo. Con un suspiro, decidió seguir explorando la estación, decidido a encontrar las respuestas que buscaba.
El día apenas comenzaba, y Lian sabía que tenía mucho por descubrir. Con las palabras del anciano resonando en su mente, se adentró más en la estación, decidido a desentrañar los misterios que ocultaba.
Ethan se despertó sobresaltado, su corazón latiendo con fuerza. La habitación estaba oscura y silenciosa, pero el sudor frío en su frente y la sensación de angustia en su pecho le recordaban la pesadilla que acababa de tener. Cerró los ojos, tratando de calmarse, pero las imágenes de su sueño seguían atormentándolo.
En la pesadilla, Ethan se encontraba en un lugar desmoronado, como si el mundo a su alrededor se estuviera desintegrando. Los edificios estaban en ruinas, el cielo era de un gris opresivo y el aire estaba cargado de un olor metálico y acre. Caminaba entre los escombros, sintiendo una creciente sensación de desesperación.
De repente, escuchó un sonido detrás de él. Se giró y vio a Lian, pero no era el Lian que ahora era su novio. Este Lian estaba cubierto de un líquido rojo, que goteaba de su cuerpo y formaba charcos a sus pies. Sus ojos, normalmente llenos de vida, estaban vacíos y llenos de dolor.
—Acabas con una parte de mí y vas por otro —dijo Lian, su voz resonando en el aire como un eco siniestro.
Ethan retrocedió, sintiendo un nudo en la garganta. Quería hablar, quería explicar, pero las palabras no salían. Lian dio un paso hacia él, dejando un rastro de líquido rojo a su paso.
—¿Por qué? —preguntó Lian, su voz llena de tristeza y reproche—. ¿Por qué me abandonaste?
Ethan intentó responder, pero su voz se ahogó en su garganta. El mundo a su alrededor seguía desmoronándose, y la sensación de desesperación se intensificaba. Lian se acercó más, sus ojos vacíos clavados en los de Ethan.
—No puedes escapar de lo que has hecho —dijo Lian, su voz ahora un susurro—. Siempre estaré aquí, recordándote.
Ethan sintió que el suelo bajo sus pies comenzaba a ceder. Miró a su alrededor, buscando una salida, pero no había ninguna. Todo estaba desmoronándose, y él estaba atrapado en medio de la destrucción.
Lian se detuvo justo frente a él, su rostro a solo unos centímetros del de Ethan. El líquido rojo seguía goteando, formando un charco a sus pies.
—No puedes huir de tu culpa —dijo Lian, su voz ahora un murmullo—. Siempre te perseguirá.
Ethan cerró los ojos, tratando de bloquear las palabras de Lian, pero no podía. La culpa y el dolor lo envolvían, y sentía que estaba siendo arrastrado hacia la oscuridad. Cuando abrió los ojos de nuevo, Lian había desaparecido, pero el líquido rojo seguía allí, extendiéndose por el suelo como una mancha imborrable.