En un mundo donde las diferencias culturales pueden ser un obstáculo, dos personas se encuentran Pero su amor está condenado desde el principio. ¿Podrán superar los desafíos y encontrar un futuro juntos?
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capitulo 9 Decisiones dolorosas
La Perspectiva De Emir:
Emir había pasado los últimos días tratando de mantenerse ocupado, enterrándose en sus responsabilidades. Sin embargo, sus pensamientos siempre regresaban a Helena. Su recuerdo lo perseguía como una sombra, y por más que intentara distraerse, el dolor de la llamada y el supuesto "novio" de Helena eran una espina clavada en su corazón. Decidió hablar con Faisal, su amigo de confianza, con la esperanza de encontrar alivio en sus palabras o, al menos, algo de comprensión.
Se encontraron en un café tradicional, un lugar tranquilo donde la conversación podía fluir sin interrupciones. Faisal lo observó en silencio, notando la tensión en sus hombros y la mirada perdida en sus ojos. Sabía que algo serio lo atormentaba.
—¿Qué ocurre, hermano? —preguntó Faisal con preocupación.
Emir suspiró y tomó un sorbo de café antes de responder. Sabía que no podía esconder su dolor más tiempo.
—Es Helena —admitió, mirando al vacío
-La llamé hace unos días, quería saber de ella... pero no salió como esperaba.
Faisal lo miró con atención, y Emir sintió que podía abrirse por completo.
—Cuando llamé, ella estaba con alguien… un hombre llamado Markus. Es su novio
—¿Y estás seguro de eso? —preguntó Faisal, intentando no apresurarse a juzgar
—si estoy seguro eso decía el mensaje
—dijo Emir frustrado —investigue en la base de datos de la misión humanitaria Es europeo, libre, y Helena no necesita ocultarse con él como tuvo que hacerlo conmigo.
Faisal observó el dolor en el rostro de su amigo y se sintió apenado. Sabía cuánto significaba Helena para Emir
—¿Entonces, qué piensas hacer? —preguntó Faisal, aunque intuía que Emir ya había considerado varias opciones.
Emir miró hacia el horizonte, como si pudiera encontrar respuestas en la distancia.
—Intentaré olvidarla dijo en un tono bajo, casi resignado —Quizás es hora de mirar hacia otro lado, de seguir adelante. Pensé que había algo especial entre nosotros, pero claramente estaba equivocado. Ella ya tiene a alguien, alguien que puede estar a su lado sin complicaciones, sin las barreras que nosotros enfrentábamos.
Faisal permaneció en silencio, sabiendo que Emir necesitaba expresar sus sentimientos.
—Estoy pensando en casarme con una mujer árabe añadió Emir, su voz un poco más firme —Alguien que entienda mi cultura, -alguien que mi familia apruebe y que me ayude a cumplir con las expectativas que todos tienen de mí.
—¿Estás seguro de que eso es lo que deseas? preguntó Faisal, dándose cuenta de que Emir estaba actuando bajo el dolor.
—No lo sé, Faisal. Sigo pensando en Helena, a pesar de todo… pero no puedo vivir en esta agonía, imaginando que ella está con alguien más. Necesito cerrar esta puerta para dejar de torturarme.
Faisal quedo en silencio pero no podía evitar sentir lástima por Emir. Sabía que la decisión de casarse con alguien más solo era un intento desesperado de olvidar a Helena, y temía que esta elección no le trajera paz.
—Entonces, haré lo que mi familia ha deseado todo este tiempo —concluyó Emir—Buscaré a una mujer que se alinee con mi cultura y mis valores. Quizás, con el tiempo, el recuerdo de Helena se esfume
Los días siguientes, Emir trató de evitar cualquier pensamiento sobre ella, pero su nombre y su rostro seguían regresando a su mente. Finalmente, la situación lo llevó a buscar a Markus.
Aunque Markus aún seguía en Afganistán se contactaron por vídeo llamada Markus aunque no le gusto la idea pero finalmente acepto. Emir Necesitaba enfrentar a quien consideraba la causa de su dolor, aclarar las cosas, aunque fuera solo para entender la situación.
La reunión fue tensa desde el primer momento. Ambos hombres se miraron con una mezcla de desconfianza y desafío, conscientes de que estaban allí por la misma razón: Helena.
—¿Qué quieres, Emir? —preguntó Markus, sin intentar ocultar su incomodidad.
—Vine a aclarar algo —respondió Emir, sin rodeos—. Tú eres el "novio" de Helena, ¿no es así?
Markus sonrió, disfrutando la confrontación.
—Helena y yo… estamos explorando algo. No veo por qué debería darte explicaciones —respondió Markus, claramente complacido por la incomodidad de Emir.
Emir apretó los puños, controlando su ira. No quería perder la calma, pero escuchar las palabras de Markus era como recibir un golpe.
—Tienes que saber algo —dijo Emir con voz firme -No es fácil para mí olvidar a Helena. Nunca me había sentido así por una mujer.
Markus lo miró, y su expresión cambió levemente, como si reconociera la sinceridad en las palabras de Emir.
—Pero eso ya no importa, ¿verdad?
—agregó Emir, tratando de reprimir la emoción en su voz -Porque ahora eres tú quien está a su lado, quien le ofrece la libertad que yo no puedo darle.
Por un instante, hubo un silencio cargado de emociones no expresadas, y Emir sintió el peso de esa verdad. Había llegado al límite, y no quedaba nada más que decir.
Cuando Emir le colgó a Markus, sintió un vacío enorme, como si dejar ir a Helena fuese como perder una parte de sí mismo.
Más tarde, esa noche, Emir se quedó despierto, solo, revisando algunos papeles de su trabajo para distraerse. Fue en ese momento que encontró algo inesperado: el archivo de Helena, donde detallaba su participación en la misión y los requisitos de su beca. Leyó las primeras líneas y se detuvo en seco. Las palabras lo golpearon como una revelación.
Helena no solo estaba en catar para la misión humanitaria, sino que también estaba allí como parte de un programa de intercambio cultural, cumpliendo su sueño de formarse en medicina. ¿Cómo había pasado por alto este detalle? Ahora comprendía por qué había elegido esa misión en particular. Ella había apostado todo por cumplir sus sueños, y él nunca había llegado a enterarse.
Sentía una mezcla de asombro y remordimiento. ¿Había sido injusto al pensar que ella lo había reemplazado tan fácilmente? Quizás Helena tenía razones para distanciarse, razones que no había alcanzado comprender.
En ese instante, el peso de su decisión de buscar a alguien más se sintió más amargo. Sabía que, aunque intentara seguir adelante, jamás podría borrar el impacto de Helena en su vida. La conexión que compartían era real, y no desaparecería tan fácilmente. La idea de casarse con otra mujer árabe, aunque respetaba sus valores, de pronto parecía una solución vacía, una salida superficial que no aliviaría su dolor.
Esa noche, Emir cerró los ojos, pero no logró dormir. Sus pensamientos regresaban a Helena, y en su mente, su rostro seguía siendo la imagen de un amor que se escapaba de sus manos. Entendió que el olvido no era tan sencillo, y que aunque intentara seguir adelante, algo de ella siempre permanecería en él, como una marca en su alma.