¿Morir por amor? Miranda quiere salvar la vida de Emilio, su mejor amigo. Pero un enemigo del pasado reaparece para hacerla sufrir por completo. ¿Cómo debe ser la vida cuando estás a punto de perderlo todo? ¿Por qué a veces las cosas no son como uno desea? ¿Puede haber amor en tiempos de angustia? Miranda deberá elegir entre salvar a Emilio o salvarse a ella. INEFABLE es el libro tres de la historia titulada ¡Pídeme que te olvide!
NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
PORQUE NO QUIERO
*Miranda*
—¿Estás segura de que Aldo quiere vengarse de ti? —Marcos sostenía una rebana de pizza de pepperoni.
—No tengo duda alguna. Él quiere algo y parece haber estado estudiando la mejor forma para vengarse de mí.
El queso de la pizza sabía demasiado delicioso.
—¿Qué fue lo que paso ayer? Me dijiste un poco, pero...
—Encontré a Aldo en la habitación de Emilio.
—¡¿Qué?! —Marcos no podía creerlo.
—Al parecer fue a beber con Gabriel, el compañero de cuarto de nuestro querido amigo.
Marcos pareció sorprenderse. Samuel estaba demasiado concentrado en degustar la pizza de carne.
—¿Cómo es posible? Neta que no lo puedo creer.
—Pues deberías creerlo porque además de eso...
Me quedo callada por algunos segundos. Este era el momento para terminar de armar este rompe cabezas. ¿O desarmarlo más?
—¿Hay más?
Asentí.
—Debo contarles algo en lo que he estado pensado. ¿Recuerdas lo que paso el día del juego?
—Recuerdo un poco.
—¿Qué es lo que recuerdas?
—Te estábamos esperando en las gradas, el juego ya había comenzado y por alguna razón no estabas con nosotros.
—Aja. ¿Y qué más? —Quise averiguar más.
La pizza sabia demasiado bien y me sentí agradecida de que no hubiera demasiada gente en el lugar.
—Pues el juego estaba demasiado intenso porque ambas universidades son rivales a muerte y entonces Emilio metió el gol que les dio la victoria a los Lobos. ¡Ah! Y ahí fue cuando tú nos dijiste que Aldo había regresado.
—Y entonces Emilio sufrió la lesión —añadí.
Asintieron.
—Sí, pero, bueno, eso ya lo sabemos. ¿Qué cosa es la que de verdad no nos has contado?
—Aldo comenzó a dejarme notas. Recibí su primer nota el día del juego, la escribió con tinta roja para que todo el mundo pudiera verla. La segunda nota la recibí en estos días, él logró meterse a mi habitación.
Los dos se quedaron en blanco, muy sorprendidos y sin ganas de hablar.
—A todo esto, súmale que la exnovia de Emilio apareció.
—¿Qué? ¿Una exnovia?
—Sí. La mentada Vanesa volvió a aparecer.
—¿Vanesa?
—Así se llama.
—¿La conozco?
—Lo más probable que sí. Estuve investigando y su padre es dueño de una empresa de productos enlatados. Recientemente volvieron a Puebla.
Les mostré una fotografía.
—¿Vanesa Domínguez? —Pregunta Marcos.
—¡Exacto! Vanesa Domínguez es el amor fallido de Emilio y la verdad no confió en ella.
—¿Por qué? ¿Hizo algo con...?
—Iban en primero de preparatoria cuando ella engañó a Emilio con uno de tercero. Emilio se enteró y neta que sufrió mucho por ella porque, pues, fue su primer amor. La canija le puso el cuerno desde el principio y cuando él la terminó, ella le dijo que se iba a arrepentir.
—¿Una amenaza?
—¡Más que una amenaza! Ella le prometió que se arrepentiría por no darle una segunda oportunidad. Estuvo de rogona por más de quince días, lo iba a buscar a su casa, le escribía todo el tiempo y al ver que Emilio era rígido con la decisión, Vanesa hizo una escena enorme. ¡Ya sabes cómo son las hijas de papi!
Dejaron escapar una risa.
—Casi siempre son engreídas, abusivas y manipuladoras. Bueno, hay excepciones —dice Samuel.
—Sí, pero Vanesa no es una excepción. ¡Ella es un peligro! Emilio me contó que el día del juego se cruzaron brevemente.
Samuel se me quedo mirando de forma pensativa.
—¿Tú crees que Vanesa y Aldo hayan planeado esto juntos? —me pregunto Samuel.
—¡Eso mismo! Me pasé toda la noche investigando todo y encontré algo oscuro. El grupo Domínguez hizo un convenio con el grupo Guzmán. Ambos son colegas y socios muy unidos desde hace un año. Es obvio que si ambos grupos están unidos, por ende, sus hijos también estarían unificados para maquinar cosas.
Ambos chamacos estaban bien asombrados con todo el chisme que yo les acababa de decir.
—Vanesa Domínguez y Aldo Guzmán maquinando venganza contra Emilio Vázquez.
—No precisamente.
—¿Y entonces? —Marcos estaba interesado en saber.
—Es una venganza para mí.
—¿Y cómo estás tan segura de eso?
—Pues ya te dije que me puse a investigar.
—O sea que eres una detective en estos momentos —dijo Samuel.
—¿Me van a ayudar o solo van a estar cuestionando la información que les acabo de decir?
Samuel se quedó callado, se limitó a sonreír y termino metiéndose un trozo de pizza a la boca.
—¿Y Emilio no sabe nada de lo que acabas de decir?
—Marcos parecía serio con su tono de voz.
—No. No le he dicho y no pienso decirle. Al menos no por ahora.
—¿Crees que esté molesto contigo?
—Probablemente, sí, pero es algo que estoy dispuesta a pagar. ¡No quiero que algo malo le vuelva a pasar!
—¿Sus padres...?
—Ya saben, yo les dije algo y les pareció buena la idea de que Emilio pasara su recuperación en San Francisco. También fui a hablar con sus profesores para que pueda tomar clases a distancia.
Marcos se sorprendió demasiado.
—¡Me sorprendes Miranda!
—¿Por qué?
—Pareces muy madura y lista tratando de proteger a Emilio. ¿Estás segura de que solo ves a ese chico como a un amigo? —Marcos no se me mordió la lengua.
Su pregunta me hizo arrugar las cejas, me quede callada unos segundos pensando en la mejor respuesta. ¡Pero no había una respuesta mejor! El rompecabezas comenzaba a desarmarse en mi corazón y mis respuestas se hacían bolas dentro de mí.
—¡Estoy segura! Yo siempre voy a tratar de darle lo mejor, por mucho tiempo siempre estuvo velando y cuidando de mí. Lo más justo es que ahora yo me encargue de protegerlo de estos estúpidos chamacos inmaduros.
—¡Pues te ayudaremos a lograr ese objetivo! ¿Cuál es el plan? —Samuel era increíble, en tan poco tiempo nos habíamos vuelto muy cercanos.
Era obvio que nuestros enemigos conocían a la perfección casi todo de nosotros, más específicamente de mí. Que soy hija de un empresario millonario. Que tengo riqueza. Que soy indefensa. Que ahora mismo no tengo padres. Y que soy la heredera de un grupo tan importante como lo es el grupo Coryo. ¿Qué pueden hacer por mí estos sospechosos? ¿Cómo pueden destruir a una chica que aparentemente es una amenaza? Bien, dije que el pasado no me quería dejar en paz.
—Aún no tengo nada en concreto, pero lo primero que se me ocurre es que debemos vivir juntos, eso sí, no podemos permanecer en nuestra casa.
—¿Y a dónde piensas que podemos vivir? —Marcos se acarició la barbilla.
Mi rostro se iluminó con una sonrisa canija. ¡Lo tenía resuelto!
—¿Sabes llegar a La Vista? —Pregunté.
Sus ojos se abrieron de golpe a causa de la sorpresa.
—¿Viviremos allí? —Marcos no parecía estar muy convencido.
—¡Por supuesto!
—¿Y qué ese no es un lugar demasiado llamativo para que ellos puedan encontrarnos?
Deje escapar una risita.
—Esta vez no pienso ocultarme o huir como lo hice la última vez. ¡Planeo algo diferente!
—¿Y qué es? —Samuel quiere averiguar.
—Necesito ir a visitar a mi abuelo. Es hora de absorber consejos de un alma añejada.
—¡Hey! Pero si suenas como toda una profesional. ¿Le prenderás fuego a Aldo? —Marcos tenía fe en mí.
—No. Le cortaremos sus ganas de sexo. Dijo que me iba a recuperar y que todo era mi culpa por el simple hecho de ser mujer. ¡Se ha equivocado nuevamente! Necesito ir con mi abuelo, quiero que me enseñe a cobrar las tarifas de la gente canija.