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EL DESTINO ES LA MUERTE.

EL DESTINO ES LA MUERTE.

Status: Terminada
Genre:Completas / Escena del crimen / Leyenda sangrienta / Casos sin resolver
Popularitas:2.7k
Nilai: 5
nombre de autor: José Luis González Ochoa

Monserrat Hernández es una respetada abogada defensora⚖️. Una tarde como cualquiera otra recibe una carta amenazante📃, las palabras la aterraron; opción 1: observar como muere las personas a su alrededor☠️, opción 2: suicidate.☠️

¿Que tipo de persona quiere dañar a Monserrat con esta clara amenaza mortal?✉️.

Descubre el misterio en este emocionante thriller de suspense😨😈

NovelToon tiene autorización de José Luis González Ochoa para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

(CAPITULO 23) EL MENTOR

Monserrat se escabulló rápidamente hacia la mansión, su revolver Magnum 357 firme en su mano. La luna llena iluminaba el cielo, pero la oscuridad de la mansión parecía tragársela.

Llegó a la puerta principal y la probó, esperando encontrarla cerrada con seguro. Sin embargo, al jalar la perilla, la puerta se abrió sin resistencia.

La negrura interior la envolvió como un manto, y Monserrat se detuvo un momento para adaptar sus ojos a la oscuridad. Su corazón latía con anticipación, y su dedo índice se apoyó en el gatillo del arma.

La sala principal estaba en silencio, solo interrumpido por el tic-tac de un reloj en alguna parte de la casa. Monserrat avanzó sigilosamente, su mirada escaneando el espacio en busca de cualquier señal de movimiento.

La oscuridad parecía tener vida propia, y Monserrat se sentía como si estuviera nadando en un mar de sombras. Su respiración era lenta y controlada, y su sentido del olfato captó el aroma a madera y cuero de la decoración.

De repente, un crujido leve resonó en la habitación contigua. Monserrat se tensó, su arma apuntando hacia el sonido.

¿Qué había sido? ¿Un paso? ¿Un susurro?

La espera era agonizante. Monserrat sabía que debía actuar rápido, antes de que la oscuridad se volviera en su contra.

Monserrat se sorprendió mucho al ver a Víctor, su rostro reflejando incredulidad y shock.

— ¿Víctor? — balbuceó. — ¿Tú? ¿Qué estás haciendo aquí?

Víctor sonrió, su expresión cruel.

— Me sorprende que te acuerdes de mí, Monserrat — dijo. — Tu mentor, tu maestro. El que te enseñó todo lo que sabes sobre ser abogada defensora.

Monserrat se sintió como si hubiera recibido un golpe en el estómago. Víctor había sido más que un mentor para ella; había sido un padre adoptivo, un guía que la había ayudado a convertirse en la abogada que era hoy.

— ¿Cómo pudiste, Víctor? — preguntó Monserrat, su voz llena de dolor y traición. — ¿Cómo pudiste involucrarte en esto?

Víctor se encogió de hombros.

— La vida es dura, Monserrat — dijo. — Y a veces, hay que tomar decisiones difíciles para sobrevivir.

Monserrat recordó las lecciones que Víctor le había enseñado, las palabras de sabiduría y los consejos que la habían guiado en su carrera.

— ¿Qué pasó con tus principios, Víctor? — preguntó Monserrat. — ¿Qué pasó con la justicia que siempre defendimos?

Víctor se rió, su sonrisa amarga.

— La justicia es un lujo que no todos pueden permitirse — dijo. — Y yo ya no puedo permitírmelo.

Monserrat se dio cuenta de que el hombre que tenía delante no era el Víctor que había conocido. Algo había cambiado en él, algo que lo había llevado a este punto.

— ¿Qué quieres de mí, Víctor? — preguntó Monserrat.

Víctor apuntó con su arma hacia ella — Suelta el arma — ordenó Víctor, su voz firme.

Monserrat dudó por un momento, pero luego dejó caer su revólver Magnum 357 al suelo. Víctor se acercó y lo recogió.

— Ahora, siéntate — dijo Víctor, apuntándola hacia uno de los sillones de la sala de estar.

Monserrat se sentó, su mirada fija en Víctor. ¿Qué estaba pasando? ¿Por qué su mentor la trataba de esta manera?

Víctor se sentó enfrente de ella, el revólver de Monserrat en su mano.

— Hay una historia que debes saber — dijo Víctor, su voz baja y seria. — Una historia que cambiará todo.

Monserrat se inclinó hacia adelante, su curiosidad piquada.

— ¿Qué historia? — preguntó.

Víctor sonrió — La historia de tu pasado — dijo.

Monserrat se sintió un golpe en el estómago. ¿Qué sabía Víctor que ella no sabía?

— ¿De qué hablas? — preguntó.

Víctor se levantó y se acercó a la ventana. Miró hacia afuera, como si estuviera buscando algo.

— Pronto, el infierno explotará sobre ti — dijo.

Monserrat se puso de pie, su corazón latiendo con anticipación.

— ¿Qué infierno? — preguntó. — ¿Qué está pasando?

Víctor se volvió hacia ella, su mirada intensa.

Monserrat se estremeció, su mente racionalizando la situación. ¿Qué podía ser tan grave?

— ¿De qué hablas? — preguntó.

Víctor sonrió, una sonrisa enigmática.

— No creas que soy Lucifer, el hombre que buscas — dijo. — No, no soy él.

Monserrat se sorprendió. ¿Cómo sabía Víctor que estaba buscando a Lucifer?

— Entonces, ¿quién eres? — preguntó.

Víctor se acercó a ella, su mirada intensa.

— Soy alguien que sabe la verdad — dijo. — La verdad sobre tus enemigos.

Monserrat se tensó.

— ¿Qué verdad? — preguntó.

Víctor respiró profundamente.

— La historia de los tres hermanos — dijo. — Lucifer, Lilith y Amón.

La habitación se oscureció, como si la sombra de la muerte misma hubiera entrado en la sala. Monserrat se sintió atrapada en una red de intriga y peligro.

— Cuéntame — dijo, su voz firme. — Quiero saber la verdad.

Víctor seguía apuntando con su arma a Monserrat, su dedo índice firme en el gatillo. La luz de la habitación parecía centrarse en el cañón del arma, convirtiéndolo en un punto de atención ineludible.

Monserrat se sentía atrapada, su corazón latiendo con anticipación. Su mente racionalizaba la situación, intentando encontrar una salida, pero la historia de Víctor la mantenía enganchada.

— Escucha, Monserrat — dijo Víctor, su voz baja y amenazante. — Mi historia es compleja, pero debes saberla.

Monserrat se inclinó hacia adelante, ansiosa por escuchar, pero su cuerpo estaba tenso, listo para reaccionar ante cualquier movimiento de Víctor.

— Soy hermano de Harrison Foster — continuó Víctor, su mirada fija en Monserrat. — El hombre que fue asesinado por Samantha, la mujer que visitaste en la prisión de Miami.

Monserrat se sorprendió, su mente intentando conectar los puntos. Pero la presencia del arma la mantenía en un estado de alerta constante.

— Cuando éramos jóvenes — dijo Víctor, — crecimos sin padres. Un accidente causado por un conductor ebrio nos dejó huérfanos. Mi hermano Harrison y yo tuvimos que luchar para sobrevivir.

Monserrat tragó saliva, su garganta seca. La historia de Víctor era impactante, pero la situación en la que se encontraba la mantenía en tensión.

— Pero nos prometimos mutuamente que ayudaríamos a otros jóvenes que estuvieran en nuestra misma situación — dijo Víctor, su voz llena de emoción.

Monserrat intentó hablar, pero su voz salió como un susurro.

— ¿Qué pasó con ellos? — preguntó.

Víctor se oscureció, su mirada intensa.

— Algo cambió — dijo. — Algo que los llevó por un camino oscuro.

Monserrat se estremeció, su cuerpo temblando ligeramente. La historia de Víctor parecía estar llevándola a un lugar oscuro y peligroso.

— ¿Qué fue? — preguntó, su voz apenas audible.

Víctor respiró profundamente.

— Los tres hermanos que te buscan — dijo. — Lucifer, Lilith y Amón.

Monserrat se estremeció al escuchar los nombres.

— Adoptamos a Lucifer cuando era un bebé — continuó Víctor. — Lo encontramos abandonado en la puerta de una iglesia. Mi hermano Harrison y yo lo criamos como nuestro propio hijo.

Víctor hizo una pausa, recordando el pasado.

— Luego, adoptamos a Lilith — dijo. — Una niña huérfana después de que su padre asesinó a su madre y se suicidó. Y más tarde, a Amón, un joven abandonado por sus padres debido a problemas con las drogas.

Monserrat escuchaba, horrorizada.

— Los tres crecieron juntos — dijo Víctor. — Como hermanos. Pero algo cambió. Algo que los llevó por un camino oscuro.

Víctor se oscureció.

— Lucifer siempre fue el líder — dijo. — El más inteligente, el más ambicioso. Pero también el más cruel.

Monserrat se sintió un escalofrío.

— Lilith era la más sensible — continuó Víctor. — La más emocional. Pero también la más vengativa.

Víctor se detuvo, mirando a Monserrat.

— Y Amón... Amón era el más débil — dijo. — El más vulnerable. Pero también el más peligroso.

Monserrat no entendía.

— ¿Qué pasó con ellos? — preguntó.

Víctor se inclinó hacia adelante, su voz baja y amenazante.

— Cuando se enteraron que Harrison, al que ellos consideraban como su padre, murió asesinado por Samantha... — dijo, su mirada intensa. — Su venganza fue abrumadora, letal.

Monserrat se estremeció, entendiendo la conexión.

— Han hecho pagar a todas las personas que tuvieron involucradas en ese asesinato — continuó Víctor. — A todas las personas que ellos consideran culpables de eso.

Monserrat se sintió un golpe en el estómago.

— Y entre todas esas personas... — dijo Víctor, su mirada fija en ella. — Estás tú.

Monserrat se sorprendió.

— ¿Yo? — preguntó.

Víctor asintió.

— La abogada que dejó libre a Samantha años atrás — dijo. — La abogada que permitió que ella asesinara a Harrison.

Monserrat se defendió.

— No sabía que ella... — empezó a decir.

Víctor la interrumpió.

— No importa — dijo. — Lo que importa es que ellos te culpan. Te culpan por la muerte de Harrison.

Monserrat se estremeció.

— Ahora entiendes por qué te odian tanto — dijo Víctor, su voz baja y peligrosa. — Por qué te buscan.

Monserrat asintió, entendiendo finalmente la conexión.

— ¿Qué quieres de mí? — preguntó.

Víctor sonrió.

— Quiero que sepas que no hay escapatoria — dijo. — Que no hay lugar donde puedas esconderte.

Monserrat se sintió atrapada.

— ¿Qué vas a hacer conmigo? — preguntó.

Víctor se encogió de hombros.

— Eso depende de ellos — dijo. — De Lucifer, Lilith y Amón.

Monserrat se estremeció al escuchar los nombres.

— ¿Qué van a hacer conmigo? — preguntó.

Víctor se inclinó hacia adelante, su voz baja y amenazante.

— Te van a hacer pagar — dijo. — Te van a hacer pagar por la muerte de Harrison.

Excelente continuación:

— Imagínate — dijo Víctor, su voz llena de veneno. — Te odian porque consideran que eres culpable de la muerte de su padre. Invertieron tanto tiempo y tanto esfuerzo en planear tu suicidio... y luego tú finges tu muerte y les haces creer que ya cumplieron con vengarse de ti.

Monserrat se estremeció al escuchar las palabras de Víctor.

— ¿Cómo crees que van a reaccionar cuando se enteren de eso? — preguntó Víctor, su mirada intensa. — Van a desatar el infierno sobre ti. Doble venganza.

Monserrat se sintió un golpe en el estómago.

— Matar a la mujer culpable indirectamente de la muerte de su padre — continuó Víctor. — Por haber hecho eso, dejar libre a Samanta. Y ahora, poe haberlos engañados... pero aún peor, van a querer acabar contigo de una manera que no te imaginas.

Monserrat se sintió aterrorizada.

— ¿Por qué? — preguntó, su voz temblando.

Víctor sonrió, una sonrisa cruel.

— Ahora — dijo, — qué más cuando se enteren de que su amado tío, la única familia que les queda aparte de ellos mismos, fue asesinado por la abogada que tanto ellos quieren ver muerta.

Monserrat se quedó en shock, sin entender a qué se refería Víctor.

— ¿Qué... qué significa eso? — preguntó, su voz apenas audible.

Víctor se levantó del sofá, su mirada intensa fija en Monserrat. Tomó su arma de 9 mm y la lanzó lejos de los dos, hacia un rincón de la habitación.

Monserrat se estremeció, sin entender qué estaba sucediendo.

Víctor tomó la Magnum 357 y la sostuvo con precisión, apuntando directamente a Monserrat.

Monserrat se estremeció, pensando que era el momento de su muerte.

— Van a creer que me asesinaste — dijo Víctor, su voz baja y amenazante. — Y su odio por ti va a ser aún peor. Vas a sufrir, Monserrat. Vas a sufrir como no te imaginas.

Monserrat se sintió paralizada de miedo.

— No... — intentó decir, pero su voz fue apenas un susurro.

Víctor sonrió, una sonrisa cruel.

— Adiós, Monserrat — dijo.

Luego, como una escena de película de terror, cambió la dirección del cañón y se apuntó a la sien.

— Van a pensar que tú me mataste — dijo, su voz llena de veneno. — Y su venganza será terrible.

Monserrat se sintió aterrorizada.

Víctor jaló el gatillo de la revolver. El sonido del disparo fue ensordecedor. La sangre se pegó por todos lados, salpicando la habitación.

Monserrat quedó en shock total, su mente incapaz de procesar lo que acababa de suceder. Se sintió como si estuviera en una pesadilla de la que no podía despertar.

El cuerpo de Víctor se desplomó en el suelo, su cráneo destrozado. Monserrat se quedó de pie, conmocionada, incapaz de moverse.

La habitación se quedó en silencio, solo interrumpido por el sonido de la sangre que goteaba en el suelo.

Monserrat se sintió atrapada en una noche de terror, sin saber qué iba a suceder a continuación.

Y entonces, todo se quedó negro.

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Luis Ochoa
Hola Alicia, muchas gracias por tu comentario. Ten por segura que se tiene contemplada la secuela.
Alicia Escobar
un libro interesante con detalles únicos y originales, espero que tenga una continuación 😃👍
Elsa Orivas
mucho miedo pero que val8e te
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