tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 16
No quiso cerrar los ojos por miedo a equivocarse y darle el beso en otra parte,
de modo que los mantuvo abiertos y sus labios se juntaron.
Los labios de Parker estaban calientes, y su tacto no era desagradable en
absoluto. Tampoco era lo que había esperado. Pero el contacto era demasiado íntimo
para aquella muestra en público. Le ardían las mejillas.
Los espectadores aplaudieron.
Madison se incorporó, le devolvió la sonrisa a Parker y regresó a su asiento. En
esa ocasión fue ella la que evitó mirar a Ismael.
Ismael se habría marchado una hora antes si Madison no le hubiera asegurado que
se lo estaba pasando bien y que quería estar allí. No habría ido en absoluto si Eli no
hubiera insistido.
Los juegos se habían vuelto más picantes desde la última vez que había asistido.
Desde luego, no iba a besar a madison delante de toda esa gente, y tampoco
hubiera esperado que ella besara a un hombre. Aunque debería haberlo sabido.
Estaba abierta a experimentar todas las cosas que se había perdido, y aquellas
actividades iban más allá de su limitada experiencia.
Deseó que acabaran las multas para poder irse a casa.
Unos cuantos besos más y unas pocas canciones infantiles mal cantadas y llegó
la hora de irse.
ismael le dio las gracias a su anfitriona y condujo a madiy hacia la puerta.
El aire frío le resultó agradable en la cara. Se quitó la chaqueta y se la colgó de un
hombro.
—¿Tienes frío? —le preguntó.
Ella negó con la cabeza.
Caminaron por la acera de ladrillo, oyendo cómo los invitados se marchaban en
sus calesas.
Benjamín le dio la mano a madison y ella se quedó mirando lo.
—Me apetece caminar un poco más —dijo él.
La llevó al parque y los dos deambularon por los senderos oscuros.
—¿Tienes miedo? —preguntó él.
—No.
Llegaron al centro del parque, donde los bancos de piedra brillaban a la luz de
la luna. Le soltó la mano.
—¿Te han sorprendido? —preguntó ismael finalmente—. Los juegos.
—La verdad es que sí —contestó ella riéndose.
—No creo que Eli sepa realmente lo que ocurre en esas fiestas.
—Si mi padre lo supiera, armaría un escándalo.
—Se sentiría decepcionado conmigo por llevarte, eso seguro.
madison suspiró y echó la cabeza hacia atrás para contemplar el cielo,
—Se ha decepcionado mucho —dijo.
—¿Qué piensas tú?
—Ha sido divertido —dijo ella riéndose espontáneamente. Se giró y lo miró
directamente—. ¿Por qué elegiste a Carol?
Se hizo el silencio entre ellos.
—Para el beso —aclaró innecesariamente.
ismael no sabia como contestar.
—¿No deseabas besarme?
—no quería besarte frente tanta gente
_hubiese preferido que fueras tu mi primer beso
pasaron unos segundos antes de que el contestara —devi haberte besado
— no asido un beso de verdad dijo ella
—a qué te refieres?
—no puede haber sido tan real como cuando dos personas se aman y lo hacen por eleccion propia..... y no por un juego
—Tienes razón...
Ismael le coloco la chaqueta encima de los hombros el aroma de su pelo así que perdiera la cordura. se inclino y respiro profundamente su esencia
—¿No deseas besarme? —preguntó ella.
—Claro que lo deseo.
—¿Entonces por qué… ?
ismael se agachó la cabeza y le levantó la barbilla con el nudillo del dedo para
capturar su boca y silenciar sus preguntas.
Su boca fue un dulce descubrimiento; sus labios, suaves y complacientes. La
abrazó con firmeza y ella encajó en su cuerpo a la perfección. Se le hinchó el pecho
ante la expectativa, y su razón dejó paso al placer. Adoraba su sinceridad,aba
sus ansias de vivir… pero sobre todo aprecia su inocencia y pureza. Era un soplo
de aire fresco en un mundo sucio.
Ella era la luz en mitad de la oscuridad. Era ingenua e inocente, y él adoraba
esas cosas.
Su cuerpo reaccionó con naturalidad, y se apartó de ella para no estropear el
momento.
Madison levantó la mano para acariciarle la mejilla, y el roce de sus dedos hizo
que se sintiera limpio. Joven de nuevo.
Le agarró la mano y le besó los dedos, saboreando y absorbiendo su bondad.
—Ése ha sido un beso de verdad —dijo ella casi sin aliento.
ismael cerró los ojos y dijo:
—Sí.
—Me ha gustado.
—A mí también.
—Y me gusta estar a solas contigo —dijo ella.
ismael sabía que era el licor que hablaba por ella, y tenía una
responsabilidad hacia Madison y hacia su padre.
—Madison …
—¿Qué?
—No es seguro para ti estar a solas con cualquier hombre. Lo sabes, ¿verdad?
—Mi padre me ha dicho eso muchas veces.
—No estarías a salvo aquí con cualquiera aparte de mí. Necesito que
comprendas eso.
—De acuerdo. ¿Volverás a besarme la próxima vez que estemos a solas?
—Me costará trabajo resistirme.
—Entonces espero que nos quedemos a solas muchas veces —dijo ella con una
sonrisa.
—No sabes lo que dices… ni lo que esperas.
—Tal vez no. Pero deseo aprender.
Era evidente que deseaba aprender… de todo. Y aparentemente él iba a tener
que librar una batalla constantemente. Le dio la mano.
—Vamos a casa.
Permanecieron en silencio casi todo el camino. Cuando llegaron a casa de Eli,
ismael la condujo hasta la puerta principal y esperó mientras abría con la llave que su
hermana le había dado.
—Es la primera vez que uso una llave.
—¿Vas a decírselo a Eli? —preguntó él.
—¿decirle que?
—Lo de los juegos de la fiesta.
—¿Deseas que se lo diga? —preguntó ella mientras abría la puerta.
Ismael se encogió de hombros.
—Si me lo pregunta directamente, se lo diré, claro.
Claro que nunca mentiría.
—Pero, si no sale nunca el tema, entonces no diré nada. Nunca pensé que sería
tan divertido estar con más gente, simplemente por diversión madison entró en la
casa y se quedó mirándolo desde dentro—. ¿Vas a pasar?
ismael pensó en mencionarle la fiesta de la semana siguiente, pero no se atrevió a
pronunciar las palabras. Como un cobarde, negó con la cabeza.
—Buenas noches —dijo ella.
Titus estaba atado cerca de la puerta trasera.
Ismael lo desató, lo condujo hasta la
calle y se montó.
Al mirar de nuevo hacia la casa, sólo una luz permanecía encendida, y brillaba
desde un lateral en el segundo piso.
ismael condujo al caballo hacia la verja que rodeaba la parcela y observó una
sombra detrás de las cortinas de aquella habitación.
Sintió un vuelco en el estómago al pensar en madison preparándose para irse a
la cama. Desnudándose, lavándose, cepillándose el pelo. Nunca había visto a una
mujer realizar ese ritual nocturno, pero su imaginación era poderosa.
Fue una escena doméstica la que se imaginó, una escena donde un hombre y
una mujer compartían un hogar y una cama…
¿Qué sabía él sobre domesticidad? Había crecido en una chabola sin comida y
con una madre que bebía. ¿Qué sabía sobre hombres y mujeres aparte de prostitutas
y hombres pervertidos? Había presenciado el sexo a cambio de dinero. Sabía lo que
era la falta de responsabilidad. La lujuria. Sabía cómo los hombres engañaban a sus
mujeres por las noches.
Ismael no sabía nada sobre hombres y mujeres decentes, salvo lo que había
observado entre Eli y su marido. Había hombres buenos en el mundo, pero lo único
que comprendía seguro era la debilidad, y se había jurado no mostrar debilidad. Sin
el autocontrol, no era nada.
Relacionándose con Madison estaba colocándose en una posición que había
evitado durante sus años de madurez. Había elegido no ser el tipo de hombre que
aborrecía. Se había mantenido apartado. Nunca se había permitido perder el control.
Y entregarse a esos deseos era una debilidad y un peligro.
El peso de la carga que llevaba se había incrementado. Aquella experiencia con
Madison le daba más miedo del que quería admitir. Se mantuvo alejado de la casa de
su hermana aquella semana. No quería que Eli le volviese a pedir que llevase a
Madison a otra fiesta.
Llegó el sábado y Ben pasó el día en el pueblo. Empleó su tiempo y su energía
reparando el suelo de la cocina y cambiando las tablas de los marcos de las puertas.
Cuando llegó la noche, se preparó una cena sencilla a base de huevos fritos y
pan tostado con la mermelada de fresas que Eli le había dado.
Estaba agotado a la hora de irse a la cama, pero se tumbó sobre las sábanas con
los ojos abiertos y la cabeza hecha un lío. Finalmente se puso unos vaqueros, una
camisa y unas botas, agarró la chaqueta y se dirigió a la puerta. Un paseo le iría bien.
El pueblo no se había ido a dormir aún. Las calesas circulaban por las calles, y la
mitad de las casas tenían luces encendidas.
Caminó hasta casa de Eli y se colocó tras un arbusto desde el que podía ver la
casa y las luces. La habitación de Madison estaba a oscuras. Se la imaginó dormida, y
se preguntó si lo habría echado de menos esa semana.
Una calesa apareció por el otro lado y se detuvo frente a la puerta. No era
extraño que un paciente fuese a visitar a Caleb por la noche.
Un hombre alto bajó del vehículo y ayudó a alguien a bajar al suelo. Una esposa
o una hija tal vez.
La risa de la mujer se coló en su mente, y ismael escudriñó la oscuridad para
poder ver mejor. La mujer se recogió la falda y caminó hacia la puerta con el hombre
detrás.
¡madison!
La cabeza le daba vueltas. Su habitación estaba a oscuras porque había salido
con un hombre.
¿Y Eli había alentado aquello?
Se sintió furioso. madison era demasiado ingenua para salir con cualquier
hombre del pueblo. No tenía ni idea de lo vulnerable que era.
Era demasiado impresionable para estar sola.
¿Y qué pasaba con la responsabilidad de Caleb? Caleb le había prometido a su
padre que velaría por el bienestar de madison. El reverendo jamás aprobaría aquello.
La pareja había llegado al porche, y el tejado los resguardaba de la luna y las
farolas. Ismael no podía ver lo que estaba pasando, pero la puerta principal no se había
abierto.
No se tardaba tanto en despedirse y marcharse.
FIN.👻