La Villana Protegerá Su Esposo

Al día siguiente, tal como había ordenado el emperador, Eloise se encontraba en el palacio tomando la mano de un niño de apenas tres años.

Tanto Melisa y Killian se sorprendieron al ver al niño, dado que era una copia exactamente que Edwin, solo había tomado el color de cabello de Eloise. 

Pero quien más estaba de sorpresa era Charlotte. Esta no esperaba que lo del hijo realmente fuera verdad, durante toda noche se estuvo preguntando qué estaba planeando Eloise, ya que si lo del hijo fuera mentira, esta no solo perdería su dignidad sino su vida. Pero ahí estaba viendo aquel niño, una copia exactamente igual que Edwin. Ese niño era realmente hijo de Edwin, pero se estaba cuestionando desde cuándo lo tuvo y por ella nunca se había enterado de eso. 

Sin embargo, un vago recuerdo golpeó su mente. Si mal no recuerda, hace años atrás, repentinamente Eloise había decidido ir al campo a visitar a su abuela. Eloise que tanto odiaba ser plebeya, misteriosamente, había ido a visitar a su abuela y más en un campo. En el pasado nunca lo importó ni menos se puso a pensar, pero lo más probable es que ella se había lejos tras saber su embarazo, para no dar sospechar. Mira, el niño, quien mantiene la cabeza baja con timidez. En todos los años no había visto a ese niño, entonces ¿dónde ha estado durante todo ese tiempo? No, no podría ser que estuviera en manos de la abuela de Eloise, ya que esta había muerto. Apenas Eloise regresó y una semana después se enteraron de su muerte. ¿Quién había criado a ese niño durante esos años? 

— Es realmente hijo de Edwin. — Melisa se acerca al niño agachándose. — ¿Cariño, cómo te llamas?— Habló con una voz cariñosa; sin embargo, no recibió respuesta alguna. 

— Se llama Eydan, él no habla, su majestad. — Interrumpe Eloise mientras que Melisa se pone de pie, confundida por las palabras de Eloise. 

— ¿Cuántos años tiene? 

— Tiene tres. 

— ¿Cómo es que un niño de tres años no habla? — A Melisa se le hacían extraño esas palabras. 

— También es raro, no ha dicho ninguna palabra en sus tres años cumplidos.

— Madre, no adelantamos las cosas, primero deja que el medio real le haga una prueba de paternidad. — La madre emperatriz asiente sentándose en el sofá; aun sin la prueba estaba segura de que aquel niño era su nieto. — Traen al príncipe Edwin, el médico está en camino. — ordena Killian mirando al guardia, quien se despide de inmediato para ir a buscar a Edwin. 

Poco después llegó el médico junto a Edwin y este se puso en marcha. Comenzando con la prueba, tomaron una gota de sangre de Edwin y cuando estaban por hacerlo con el niño, este se alejó de inmediato, escondiéndose en uno de los rincones de la habitación. 

— Eydan, cariño, ven con mamá. — Eloise que estaba a punto de acercarse al niño, este se fue refugiándose en otro rincón. 

Charlotte, que veía todo Frunce los ceños, podría pensar que ese era el truco de Eloise para que no hiciera la prueba, pero ella estaba segura de que no era así. Ese niño no solamente estaba huyendo del cuchillo, sino también de Eloise.

Edwin, que estaba molesto y, más, al confirmar que ese engendro era una copia idéntica a él, se acercó molesto, logrando atrapar al niño antes de que esté se fuera corriendo. 

— Ven aquí, mocoso, no tengo tiempo que perder conmigo. — rugió molesto tratando de arrastrar al pequeño, quien se resistía.

— Lo estás lastimando. — Musitó Charlotte ante de que Melisa lo hiciera. 

— Eso a ti, no te importa. — rugió enojado, mirando a la chica. 

— No le vuelvas a hablar así a mi esposa, Edwin. — intervino Killian molesto, fulminando a Edwin con la mirada. 

— Edwin suelta al niño. — siseó Melisa, masajeando su cabeza, ya cansada de todo ese escándalo.

— Si seguimos así, nunca podré saber si ese engendro es mío o no, madre. — No pensaba perder más su tiempo aquí, lo único que querían es que le hiciera la prueba a ese niño. 

— ¿Acaso no entendiste? —cuestionó Killian. — Suelta el niño. — Ante las palabras de Killian finalmente soltó el brazo del pequeño, quien se fue corriendo hacia las piernas de Charlotte sorprendiéndola, pero ella aprovechó aquello para convencerlo. 

—Hola, pequeño — se agachó hasta su altura. — Qué tal si haces lo que digo y luego te daré todos los dulces que quieras. — Musitó tomando el brazo del pequeño sonriendo. Él no se resistió, cuando Charlotte lo cargó a sus brazos, acercándose al médico. — Solo hazle un pequeño corte en la mano, ¿será suficiente, no? — El médico asiente. 

Mientras que Eloise se muere de lo enojada que estaba al ver cómo ese niño le había hecho caso a Charlotte enfrente de todos y no a ella. 

«Maldita perra», maldijo enojada. 

Un pequeño chillido resonó en la sala tras que el médico le hiciera el corte al niño.

— Muy bien, pequeño. — Esta acaricia la cabeza del niño, mientras que Victoria, que estaba presente, consigue una venda para poner en su dedo deteniendo el sangrado.

Tras varios minutos esperando el resultado, la sangre de ambos finalmente se juntaron, algo que enfureció a Edwin Mita Eloise con rabia, quien en esto sonreía. 

Por una razón había tenido ese niño. Cuando se enteró por primera vez, quiso abortarlo a través de té, pero luego reflexionó, que podría ser usado más tarde. Sabía que más tarde Edwin trataría de hundirla para quedar bien tarde o temprano, y por eso ella había estado escondiendo ese haz bajo la manga por si llegara a pasar.

— Ya he decidido que te casarás con Eloise Edwin. — Musitó Melisa levantándose tras ver el resultado.

— Pero madre. — Intenta oponerse. 

— Creo que esas fueron mis palabras, anoche. Si el niño fuera tu hijo, te casarías con ella, y no hay ninguno, pero, prepárate porque mañana será la boda. — Interviene Killian, mientras que el príncipe aprieta los puños. Definitivamente, ese era su fin; la oportunidad de obtener el trono se había acabado por completo. 

Sin decir nada, se retiró de la sala furioso, no sin mirar a Eloise y el niño con desprecio. 

— Si es todo, dame a mi hijo. — Se acercó a Charlotte con intención de arrebatarle el niño, pero grande fue su sorpresa cuando se escondió en el pecho de esta. 

«Ya verás, maldito niño». Estaba más que furioso que ese maldito niño, estaba prefiriendo a la maldita de Charlotte en lugar de ella. 

— No es necesario, como ya sabemos que es hijo de Edwin, se quedará en el palacio, usted puede regresar. — Miró a Melisa ante aquellas palabras. — Quiero conocer a mi nieto, no creo que lo impedirías. ¿Verdad? 

No pudo decir nada más que bajar la cabeza, le enfurece que ese mocoso prefiere a Charlotte; sin embargo, sería un beneficio para ella si la emperatriz madre se encariña con él. 

— Como ordene su madre emperatriz. — Hizo una leve reverencia, no sin antes de mirar a Charlotte con una mirada asesina y sin más se retiró de la sala furiosa esperando que la boda llegue mañana temprano.